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La autodestrucción de Alianza PAIS, un divorcio inevitable

La división del movimento gobiernista en Ecuador no es ninguna novedad. Pero la llegada al poder de Lenín Moreno sí representa una sacudida que saca a la luz a esas facciones. Con las últimas decisiones del nuevo presidente y con las revelaciones de los medios de comunicación y los delatores del caso Odebrecht, en Brasil, parecería desenredarse el ovillo que desde hacía tiempo rodaba bajo el velo del encubrimiento.

Selfie: Gabriela Rivadeneira.

La Barra Espaciadora

Fue Gabriela Rivadeneira quien posteó en Twitter una fotografía del buró de Alianza País (AP) con la que, supuestamente, se demostraba que no existían ‘impasses’ entre Lenín Moreno y Rafael Correa. Sucedió el pasado 12 de junio. En la fotografía se destacan sonrientes y dichosos los hermanos (Vinicio y Fernando) Alvarado, Paola Pabón (la que fue apaleada en el 2013 por mocionar a favor del aborto no punible), Alexis Mera y el vicepresidente –ahora sin funciones- Jorge Glas Espinel.

Inmediatamente las huestes del oficialismo, los guerreros digitales, los apasionados por la Revolución Ciudadana viralizaron la imagen. Estaban contentos, demostraban a sus conocidos que el proyecto político no se había caído, que era una cuestión de estilos nada más, que la transformación del país no se detendría. A muchos les volvió el alma al cuerpo y no era para menos, ya que el 2 de junio detuvieron al tío del Vicepresidente, Ricardo Rivera, y allanaron la casa de Carlos Pólit, excontralor del Estado, hoy prófugo de la justicia.

La zozobra parecía terminar y aliviar a todos, si también tomamos en cuenta que el 5 de junio se ordenó la detención de Walter Solís, exsecretario del Agua, debido a las investigaciones por el caso Odebrecht (pero defendido a capa y espada por Correa y por los revolucionarios). Sin embargo, la alegría de la foto no daba cuenta de la realidad y la ilusión exgobiernista empezó a diluirse con los actos del nuevo régimen.

Repentinamente Odebrecht empezó a cantar. Cantó muy tarde en Ecuador, cantó solo cuando ya se terminaron las elecciones y Moreno ascendió a la Presidencia. Pero en su canto Odebrecht se llevó consigo a Pólit, quien había intentado poner tras las rejas a la octogenaria Comisión Anticorrupción por el supuesto delito de calumnias, en un proceso penal que solo se detuvo cuando el propio Moreno, ya investido con “su Poder en la Constitución” lo impidió. Lo demás ya es por todos conocido: uno debía ir al matadero para salvar al resto del rebaño: Pólit recibió una moción de censura con 132 de 137 votos de la Asamblea Nacional.

Dimes y diretes entre el Mandatario y el expresidente

Correa dejó el país el pasado 11 de julio. Lo hizo con un amargo sabor de boca: “El 2 de abril derrotamos a la oposición, no estoy seguro si venció la Revolución Ciudadana (…) que no me digan que es cambio de estilo las claudicaciones y el entreguismo (…) Cuiden al país. A defender lo ganado”, vociferó ante sus viudas que lo despidieron en el aeropuerto Mariscal Sucre. Entonces ya hablaba de una desafiliación de AP (la que hasta el cierre de esta edición no se ha cumplido).

¿A rey muerto, rey puesto? Moreno entonces empezó a sacudirse del correísmo radical y eso hace pensar que nunca estuvo a favor del binomio que le impusieron. Obviamente, si las encuestas decían que Glas podía derrotar a Lasso, Moreno jamás habría sido el presidenciable, quizás estaría aún disfrutando de su beca en Ginebra, alejado del país para que no obstruya la gobernabilidad impuesta por Rafael Correa y sus fieles. Pero no, Glas era muy limitado en todos los aspectos para vencer al candidato banquero.

La sacudida empezó en los medios públicos. Lenín Moreno nombró a Fernando Larenas -un viejo crítico del pasado gobierno- como el nuevo director de El Telégrafo. Muchos se sorprendieron con la designación, primero porque su antecesor, Orlando Pérez, en entrevista con El Comercio, aseveró que aún era el director del periódico porteño, y segundo porque Larenas no solo había sido un contendiente mediático de Correa sino también del propio Moreno.

Inmediatamente, Ecuadorinmediato, el último bastión del correísmo, afirmó la noche del 17 de julio que, según una fuente extraoficial, Larenas fue removido de su cargo luego de unas cuántas horas de su designación por pedido de AP. ¿Fake News? No se puede saber, pero la noticia no existe más en ese portal de noticias. De hecho Larenas y Andrés Michelena -hombre de confianza de Moreno- en 48 horas estuvieron inspeccionando las instalaciones y los talleres de Editogran en Guayaquil.

Pero el estallido se debió a algo más: una foto que quién sabe si expresa la misma sinceridad que la que subió Gabriela Rivadeneira a las redes, pero que seguramente quitó el sueño a los guerreros digitales: Lenín Moreno con los periodistas Diego Oquendo, Gonzalo Rosero y varios otros panas más de la que por Correa fue tildada de «prensa corrupta». (¿Adiós a la guerra contra los medios privados, adiós a las sanciones de la Supercom? Por cierto, don Carlos Ochoa anda muy calladito últimamente). “Este será el primero de muchos diálogos abiertos con ustedes. Respiren aires de libertad”, dijo Moreno a sus nuevos aliados.

Entonces Correa, desde Bélgica, estalló. Pero, para qué se les va a referir sobre lo que es conocido por todos. El punto es que el expresidente vaticinó –y lo sigue vaticinando- que “todo lo desleal y mediocre será efímero”, y de esta frase ha hecho su nueva bandera de discurso. Lenín, como respuesta, demostró que no se amilana ante el líder de la Revolución Ciudadana e inmediatamente instó a la prensa a denunciar los actos de corrupción e incluso los indicios de actos de corrupción. Es decir, fue una luz verde para que la prensa actúe sin temor a la Ley de Comunicación. “Ejerzan su libertad para denunciar al funcionario corrupto, a no tener miedo de decir la verdad”, sostuvo. Ese fue el llamamiento a la guerra, al divorcio total con el antiguo líder y a la entrega en bandeja de plata a su Vicepresidente, para que sea inquirido, cuestionado y -hay que decirlo- hasta linchado mediáticamente por su presunta vinculación con los sobornos de Odebrecht en el Ecuador.

Caída del exlíder del cambio de la matriz productiva

Paralelamente, las certezas sobre el caso Odebrecht aumentaron mientras que Glas, el exlíder del fallido cambio de la matriz productiva, el que comandó los sectores estratégicos, el que le dijo a Correa que haría ocho hidroeléctricas (por cierto, ¿cuántas están concluidas de acuerdo con la planificación de la Vicepresidencia?), ratificó que no había pruebas en su contra. Parecía que el vicepresidente se sostenía hasta que O Globo, de Brasil filtró un audio donde se mencionaba a Jorge Glas en los presuntos actos de corrupción de la constructora brasileña.

Un día más tarde se conoció de parte del Fiscal General ecuatoriano, Carlos Baca (exasesor de Correa), que el cabo José Luis F., perito del caso Odebrecht, omitió nombres y circunstancias en el audio entregado por un delator brasileño, quien grabó la conversación mantenida con el excontralor Pólit, según lo publicó diario El Telégrafo, dirigido por Larenas. Supuestamente el nombre que se intentó ocultar era el de Jorge Glas. Entonces empezó la cuenta regresiva para la detonación de la bomba.

Con el tío Rivera en la cárcel, con portadas en todos los medios nacionales y réplicas en los medios internacionales, con Carlos Pareja Yanuzzelli (Capaya) y Pólit fugados del país, ¿qué sostén moral tenía el Vicepresidente? Y en el caso de que no fuera culpable de nada de lo que se le imputa, ¿se podía confiar en su capacidad de gestión si, apenas se daba la vuelta, sus funcionarios y colaboradores cercanos cometían fechorías?, ¿se podía delegar funciones a alguien que no era capaz de purgar a sus malos elementos?

Moreno entendió que debía sacudirse el polvo y sacar de su camino al elemento que distorsionaba su ideario de país. Glas, acorralado, sin salida ya, sin el apoyo del presidente de AP, que es a la vez su jefe presidencial, emitió sendos comunicados con los que se defendía y acusaba a Moreno de retornar el viejo país. «Yo no me puedo quedar callado, no puedo esperar más, aunque el presidente Lenín Moreno me lo haya pedido cuando expresé mi rechazo a los nombramientos de gente de los Bucaram en puestos clave del Gobierno. Lo reconoció y me pidió que espere, que ya lo iba a resolver, que le dé tiempo. Ya no hay tiempo. La Patria no puede perder tiempo», aseguró Glas.

Los comunicados significaron la ruptura total con el Presidente, quien el 3 de agosto le retiró todas las funciones de su cargo como represalia. No estará más al frente del Consejo Sectorial de la Producción ni del Comité del Consejo Consultivo Productivo y Tributario ni del Comité para la Reconstrucción de la zona afectada por el terremoto del 2016.

Y como esto es una saga, todos esperaban el acostumbrado tuit de 4 000 caracteres de @MashiRafael:

Y Glas acató la orden de su ex jefe, su amigo de la infancia, su líder boy scout, y mandó a plastificar el Decreto 100 con el cual le vaciaron de poder. Anunció que lucirá el decreto en su hogar, con orgullo. Luego señaló indignado que le quitaron el avión presidencial. Enseguida responsabilizó a Moreno de cualquier atentado contra su vida. Luego volvió a los mismos lugares comunes de esta semana, al discurso de Correa y de Marcela Aguiñaga, a la construcción del enemigo, al ataque contra los presuntos vínculos con los Bucaram, al cumplimiento de los deseos de Lasso, etcétera.

No lo hizo mal, sus palabras fueron muy sentidas o muy bien ensayadas (ha tenido un gran maestro en el training de Carlos Rabascal). Lo cierto es que, de acuerdo a información extraoficial, sus empleados han sido despojados del sistema para ingresar al edificio de la Vicepresidencia y ya no tienen acceso al Palacio de Carondelet. ¿Será, como él mismo vaticina, que le retiran el vehículo oficial?, ¿será que le retiran la entrada a la cochera de la Presidencia?, ¿volverá Glas a despachar desde las oficinas en Quito?, ¿disminuirá el Ministerio de Finanzas el presupuesto de la Vicepresidencia, ahora que ya no tiene funciones? Mientras tanto, así volvió a lamentarse el Vicepresidente sin funciones por haber perdido el derecho al uso del avión presidencial:


La división en Alianza PAIS no es una novedad. Hace ya varios años que los rumores hablaban de bandos dentro del movimiento de gobierno. Sin embargo, los últimos acontecimientos han precipitado las diferencias al punto de que ya la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, ha pospuesto la discusión de temas legislativos para definir qué postura tomar ante el nuevo panorama político del Ecuador. La cadena internacional BBC habló ya de esta serie de episodios con ironía:


El presidente de la Asamblea Nacional, José Serrano, ha propuesto encabezar los diálogos que restablezcan la unidad en AP. Él ha dicho que no se desafiliará del movimiento oficialista. Mientras tanto, siguen las develaciones en el caso Odebrecht, y son tantas, que al lector le tocará seguir informándose minuto a minuto.

¿Dejará el país Jorge Glas en los próximos días?, ¿qué pasará con los leales a Correa?, ¿cuántos darán el camisetazo?, ¿gobernará Moreno con la oposición y con una parte camaleónica–verde flex en la Asamblea?, ¿cuándo se acabará el silencio de asesores y funcionarios del jerárquico superior que, por ahora, solo andan calculando con quién quedarse o -como dice el asambleísta de gobierno Jorge Yunda- si irse con la mamá o con el papá?

Seguro no habrá foto sonriente y radiante, con cafecito y humitas, durante las próximas semanas. La zozobra embarga a los guerreros digitales y a sus sorprendidas huestes.

2 COMENTARIOS

  1. Buen artículo, pero falta una interpretación más profunda de los motivos de las diferencias. El gobierno ecuatoriano sabe muy bien que para manejar la economía, en crisis hace años y cada vez más hundida, necesita consensuar planes tanto con la oposición como con las cámaras empresariales y medios de comunicación. Incluso, necesita pacificar al movimiento indígena de antemano. De aquí toda esta serie de diálogos que mantuvo el presidente. La afirmación de Correa de que preparan un paquetazo de medidas económicas para septiembre es verdadera, acá Moreno sabe bien que la economía necesita un cambio de rumbo que va a pagar el pueblo trabajador. Lo cínico del expresidente es que, siendo responsable directo de la situación económica, denuncia un paquetazo para conservarse como alternativa política, traza una línea para no quedar expuesto ante las bases, al igual que todo su séquito. Las diferencias en Alianza PAIS son la consecuencia de que sus dirigentes son representantes de un empresariado que se benefició, y mucho, durante el período correísta, y que ahora pide un cambio de rumbo, casualmente, muy parecido al que pide la oposición. Y en ese cambio de rumbo, el que le gusta bien, y el que no, o se va o lo aplastan.

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