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Calzones y corazones rotos por internet

La necesidad de satisfacer nuestras carencias afectivas a través de internet ha generado cantidades inmensas de dinero para llenar las arcas de empresas que vieron en los vacíos humanos un negocio rentable.

Por Julia Chávez / @JuliaChavezB

Hace unas semanas una amiga no dejaba de mirar su celular. Yo no tenía plan de datos, así que mi contacto con lo virtual solo era posible a través de una red WiFi gratuita.

Cansada de presenciar su adicción y de que no me prestara atención, le pregunté qué le entretenía tanto. “Voy a salir con un chico de Tinder”, me dijo, emocionadísima. ¡Plop! No soy nadie para juzgar las necesidades físicas y emocionales de nadie pero, ¿y si el tal chico es un descuartizador? “¡Que me destroce!”, respondió ella. Las risas fluyeron mientras escuchaba su historia de amor con un alguien que un buen día le había puesto un corazón en una de sus fotos y que –desde entonces– había mantenido el vaivén de mensajes. Bueno, al fin de cuentas, cada loco con su tema.

Un par de días después, recibí un mensaje. Era un emoticón:

Amigx: :’(

Yo: Hola… qué te pasa?

Amigx: Me destrozó el calzón y luego el corazón.

Yo: jajaja quién?

Amigx: El tipo de Tinder. Ya no aparece, borró su perfil.

Yo: Mmm, ya pues ponle corazón a otro, no es para eso que te metes ahí…

Amigx: Esta vez pensé que era serio, había conversado de todo por WhatsApp.

Yo: Cómo esta vez? Ya habías salido con otros antes por la aplicación.

Amigx: 😀

Yo: Pero, ya entonces te gusta buscar gente por internet

Amigx: Es más fácil conocer gente en una aplicación, además no tienes todo ese lío de las citas, ni nada de eso, vas a lo que vas y si nace algo más, chévere.

Yo: Ok! Ya entonces no hay drama

Cinco horas después…

Amigx: Siento soledad extrema, ya quiero compartir con alguien. Creo que contrataré una aplicación pagada, no es mucho… qué opinas?

Yo: No lo sé, lo que te haga sentir feliz.

La vida de una persona puede estar determinada por un simple click. Para quienes, pasamos de los 30 y tantos no es difícil recordar los mensajes de texto, los zumbidos del Messenger, las primeras fotos de Hi5, el Código PIN de los Blackberry, hasta llegar al Facebook y, a partir de ello, descubrir cada día un sinnúmero de plataformas cuyo objetivo es satisfacer las necesidades de afecto del ser humano. Ya casi nadie recuerda cuándo fue la última cita pactada sin usar alguna herramienta de contacto.

Si buscas en el navegador ‘amor en el internet’, aparecerán más de 6 390 000 resultados; 371 000 son noticias y 162 000, aproximadamente, son vídeos. Todos exponen la necesidad de estar en interacción con el otro. Una de las redes sociales más utilizadas en Ecuador para ‘ligar’ es Tinder, y quienes la tienen se encontrarán, en más de una ocasión, con conocidos buscando la oportunidad de entrar en contacto para cumplir con una cita que les lleve a la intimidad de una caricia, un beso o más.

A escala mundial, Tinder tiene más de 50 millones de descargas, es decir, más de 50 millones de personas están buscando algún tipo de afecto en el mundo virtual con la intención de que pueda convertirse en un contacto físico real. Como quien escoge algo de una percha, los rostros de las personas aparecen en una pantalla, con un desliz a la derecha estarás aprobado y con un desliz a la izquierda serás rechazado.

La necesidad de satisfacer nuestras carencias afectivas a través de internet ha generado cantidades inmensas de dinero para llenar las arcas de empresas que vieron en los vacíos humanos un negocio rentable. El estar ‘aprobado’ o ‘rechazado’, el ser de perfil ‘estándar’ o ‘premium’ varía en Ecuador de entre los 5 dólares mensuales hasta los 380 dólares. Claro, eso depende de si eres soltero y quieres conocer a alguien o si tienes pareja y quieres que tu aventura sea secreta.

La red está llena de soledades y de amores a medias en un mundo en el que un like, un toque o un corazón pueden hacer la diferencia entre un calzón o un corazón roto.


Julia Chávez es periodista quiteña. Su pasión por las letras le llevó a trabajar como bibliotecaria y luego a estudiar Periodismo en Ecuador. Ese es su estilo de vida desde hace 14 años. Es magíster en Comunicación Corporativa y en Comunicación, Imagen y Reputación. En España hizo estudios como Especialista en Gobierno y Campañas Electorales. Es adicta a: #RedesSociales, #ComunicacionPolitica, #Neuropolitica y la #CocinaDeAutor