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Malala también diría: «¡Vivas nos queremos!»

Malala, la joven paquistaní que obtuvo el Nobel de la Paz en 2014, es un ejemplo pero también es la muestra de un mal extendido por toda la Tierra. En el mundo, alrededor de 120 millones de niñas han sido violadas y en Ecuador, seis de cada diez mujeres sufren algún tipo de maltrato. La violencia de género está arraigada en la humanidad, sea por razones religiosas, racistas, por xenofobia o por odio, los índices son solo la representación numérica de una realidad que carcome los principios más elementales de la convivencia sobre el planeta.

Imagen tomada de http://www.afrika-news.com/

Por Verónica Ayala

En el 2012 una joven paquistaní recibió un disparo regresando a casa de la escuela. Los talibanes prohibieron a las niñas que asistieran al colegio y cuando una niña levantó su voz, decidieron terminar con su vida. Su nombre, Malala Yousafzai, la más joven ganadora del Premio Nobel de la Paz.

Desde pequeña tuvo curiosidad por una variedad de temas. Le gustaba sentarse a escuchar las conversaciones que su padre sostenía con colegas o familiares. Antes del ataque, Malala escribía un blog anónimo para la BBC donde expresaba sus temores y sus deseos con respecto al derecho de la educación. Su país se encontraba en guerra, vivía en constante miedo y bajo una serie de amenazas. Con el pasar de los años las niñas dejaron de asistir a clases y cada vez habia menos mujeres en las aulas. Pero ella no se rindió ante las amenazas y continuó asistiendo igual que algunas de sus amigas. Los talibanes intentaron silenciarla pero, al contrario, amplificaron su voz. Ahora Malala es Premio Nobel de la Paz y levantó su propia fundación para que niñas en todo el mundo tengan acceso a la educación.

El caso de Malala es excepcional, porque la suerte de salir con vida de un disparo en la cabeza no la tienen todos. Pero, como ella hay cientos de miles de mujeres en el mundo que sufren de algún tipo de violación a sus derechos. La violencia de género es definida por la ONU como «una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales e impide total o parcialmente a la mujer gozar de dichos derechos y libertades, y preocupada por el descuido de larga data de la protección y fomento de esos derechos y libertades en casos de violencia contra la mujer«.

Según los últimos datos mundiales difundidos por la ONU, una de cada tres mujeres sufre algún tipo de violencia, ya sea física, sexual o psicológica. Malala fue apenas una de las víctimas directas de maltrato físico. Pero las cifras de mujeres sobrevivientes de distintas formas de abuso son alarmantes. Se estima que alrededor de 200 millones de niñas han sufrido algún tipo de mutilación o abolición genital femenina alrededor del mundo. Esta es una forma de maltrato físico que acaba con la vida de millones de niñas y jóvenes. Según datos de Unicef, las mujeres que sobreviven a esta tradición sufren de una serie de consecuencias dolorosas e invivibles.

Alrededor del mundo más de 700 millones de mujeres han sido forzadas al matrimonio siendo menores de edad. Cerca de 250 millones de ellas fueron casadas antes de los 15 años. En países de África y Asia es común que los familiares casen a sus hijas ya sea por necesidad o tradición. Unicef señala que estos casos se encuentran mayormente en sociedades de bajos recursos. Muchas veces las niñas acaban siendo violadas y maltratadas desde una temprana edad. Alrededor de 120 millones de niñas en el mundo han sufrido violación sexual, eso quiere decir que una de cada diez niñas ha sido abusada.  

La psicóloga especialista en casos de violencia Ana Mena, es experta en víctimas de traumas físicos y psicológicos causados por su pareja. “Se calcula que el 60% de las mujeres maltratadas tienen problemas psicológicos moderados o graves”, dice. Según Mena, las sobrevivientes sufren de ansiedad, pérdida de autoestima, depresión, falta de interés sexual, insomnio y más. Muchas caen en adicciones a drogas o alcohol, también sufren de estrés post traumático que muchas veces las lleva al suicidio. Estas secuelas son particularmente graves para jóvenes porque según la especialista, “la experiencia de terror e indefensión durante la adolescencia interfiere en la formación de la identidad”.

En Ecuador, las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC-2012) muestran que seis de cada diez mujeres sufren de algún tipo de maltrato. Del total de ese número de víctimas el 53,9 % ha sufrido de maltrato psicológico, el 38% de físico y el 25,7% de sexual. En el país 9 de cada 10 mujeres divorciadas han sufrido alguna forma de violencia, eso quiere decir que más del 87% de casos de maltrato ocurren en manos de las parejas. A escala nacional el 70% de mujeres con menos instrucción tienen mayor riesgo de sufrir algún tipo de agresión.

Se vive en una sociedad donde se considera normal que haya violencia. Para Malala este no es el caso. Ser mujer no le impidió levantar su voz y querer generar un cambio. Ella es hoy reconocida como una joven sobresaliente que tuvo la fortaleza de salir adelante tras sufrir un ataque contra su vida. Ella lucha todos los días por reducir las cifras de mujeres víctimas de violencia en el mundo. Cree que la educación de cada niña y mujer es el camino para reducir y erradicar los maltratos. Su meta es que cada niña tenga un lugar seguro donde educarse. Así nació Malala Fund (El Fondo de Malala). Una vez fuera de Pakistán, Malala descubrió que cerca de 32 millones de niñas alrededor del mundo no tienen acceso a educación primaria, 98 millones de mujeres jóvenes no tienen acceso a una educación secundaria y cerca de 130 millones de niñas no tienen acceso a ningún tipo de educación. Malala afirma que la educación es un derecho de cada ser humano en el planeta y no un privilegio. “Hay tanto que hacer y no me detendré hasta que cada niña pueda ir a la escuela.”