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El arte de coleccionar libros: esas bibliotecas personales

¿Para qué sirven los libros? “Para poseerlos en un sentido no solo físico, sino más bien intangible, o como diría la gente, de fe, para ser leídos con los ojos del espíritu”.

Por Karina Sánchez* / Tolstoi Librería
Iphonografías de Gato Villegas S.

Al escribir sobre libros son un tópico los reportajes sobre librerías o entrevistas a académicos o escritores. Como librera, creo que los ‘olvidados’ han sido los lectores y sus bibliotecas. ¿Quién colecciona libros?, ¿qué les motiva?, ¿cómo los clasifican?, y ¿qué significa tener una biblioteca?

El primer libro que se me viene a la mente es Desembalo mi biblioteca, de Walter Benjamin, que parte desde la mirada del coleccionista, es decir, de alguien que ‘acumula’, un recolector que ha armado su universo personal. Una biblioteca pública obedece a un espectro de intereses muy amplio -a menos que sea una biblioteca especializada-, pero la biblioteca personal es un mundo íntimo, son los intereses y afectos de un individuo, es lo que el coleccionista ha guardado para sí del mundo.

Una librería tiene libros circulantes, no así la biblioteca personal, que implica un arte de acumulación. El libro no es un objeto de deseo cualquiera, porque colecciones las hay de todo tipo, pero el coleccionar libros entra en un tipo de coleccionismo de lo inútil, del orden de lo artístico. Un coleccionista de botellas o de autos atesora una especificidad física; un coleccionista de libros acumula, además, un pequeño universo intangible y, por ende, una amplitud que se opone a la especificidad de lo meramente físico. Una biblioteca es la extensión de una mente, pero también es una extensión corpórea, porque habita, porque ocupa un lugar.

La clasificación de una biblioteca de este tipo siempre es personal, al contrario de una biblioteca de carácter público. En Una historia de amor y oscuridad, el narrador -en este caso el propio Amos Oz- rememora cuando su padre, siendo él un niño, le dio un pequeño espacio de un librero para colocar sus libros. Él los ordenó por tamaño, su padre montó en cólera y le dijo que los libros se ordenaban por editorial, por orden alfabético o por tema, es decir, siguiendo un orden lógico, un orden correspondiente al mundo adulto. Como veremos más adelante, la clasificación de nuestros coleccionistas se acerca más a la clasificación hecha por un niño.

Isaac Asimov, en Fundación, nos presenta la misión de la Biblioteca Galáctica, que consiste en reunir y conservar una biblioteca con todo el conocimiento humano, para no tener que comenzar desde cero cuando el mundo físico se destruya. Hablando en parábola -porque toda cultura tiene su biblioteca expresada no solo en libros, una biblioteca también es un anciano- el objetivo de una biblioteca es guardar el conocimiento y la imaginación del mundo. Creo que una biblioteca personal posee algo más, porque no solamente guarda algo del mundo sino que a la vez es la narración de una vida en particular, con sus intereses y sus pasiones; no guarda solamente algo del mundo sino al coleccionista en sí.

Tener una librería me ha permitido conocer a excelentes lectores y a varios bibliófilos. Conozco sus bibliotecas indirectamente porque muchos de sus libros han sido adquiridos en la librería. Escogí 5 bibliotecas y el criterio de selección fue la heterogeneidad. Estos bibliófilos nos abrieron las puertas de sus bibliotecas y nos contaron su relación con los libros:

Byron Silva.

Byron Silva
Mi biblioteca: “Es el alimento de mi vida espiritual, no en sentido religioso sino en el sentido de que la lectura de los libros que elijo me aportan sentidos y significados vitales profundos”.

 

Abogado. Tiene un estimado de entre 8 000 y 9 000 títulos. Su biblioteca abarca los temas de su interés: Filosofía, divulgación científica, Sociología, Economía, Teología, espiritualidad, Psicología, Historia, novelas, cuentos, ensayos, Poesía, Teatro, libros sagrados y uno que otro libro de Derecho.

Sobre la clasificación de su biblioteca: “…no está clasificada según un orden técnico, científico o racional. Mi biblioteca, si así se la puede llamar, tiene el mínimo orden impuesto por el tiempo, es decir, los libros están organizados conforme van llegando a mis espacios vitales según las épocas de mi vida”.

Sobre sus libros preferidos: “…son aquellos de los cuales poseo varias ediciones. Estos se definen por el autor y el contenido. Por ejemplo, de Hojas de Hierba, de Walt Whitman, debo tener 4 ediciones distintas; de los Ensayos, de Montaigne, unas tres ediciones, unas menos cuidadas y otras mejores. Del Libro del Desasosiego, de Fernando Pessoa, debo tener tres ediciones, cada una mejor que otra. Del libro Ortodoxia, de G. K. Chesterton, me habré leído tres ediciones”.

“También son preferidos aquellos autores cuyas obras completas, o casi completas, he logrado conseguir, como Jorge Luis Borges, José Ortega y Gasset, Xavier Zubiri, Edgar Allan Poe, Arthur Conan Doyle, Agatha Christie, Ludwig Wittgenstein”.

Sobre leer en digital: “Sí, leo en digital, pero cada vez menos, casi nada ahora. En mi caso, la experiencia del libro electrónico resultó en rápida frustración y decepción. El dispositivo electrónico puede tener muchas ventajas en cuanto al precio del libro, a la velocidad de compra y a la capacidad de almacenamiento en un espacio cada vez más pequeño. Pero el dispositivo electrónico no me satisface como lo hace el libro impreso en papel. El libro electrónico es mío sin ser mío, es decir, no me pertenece de modo absoluto…”.

 

Francisco Muñoz.

“Mi biblioteca está impregnada de mi identidad, puedo contar mi vida entera en relación con el libro que estaba leyendo en tal o cual situación (algunos tienen historias interesantes, otros tediosas), por lo que mi biblioteca es una pequeña huella de lo que ha sido mi existencia”.
“Mi biblioteca está impregnada de mi identidad, puedo contar mi vida entera en relación con el libro que estaba leyendo en tal o cual situación (algunos tienen historias interesantes, otros tediosas), por lo que mi biblioteca es una pequeña huella de lo que ha sido mi existencia”.

Estudió cine. Es fan de J.R.R. Tolkien, amante de la ciencia ficción y de Camus. Hace cómics. Su biblioteca tiene alrededor de 550 títulos.

“Mientras más crezca mi biblioteca, menos solitario me sentiré. Hubo (o hay) alguien que vivió ahí fuera y pensaba lo mismo que yo, o hubo alguien que vivió ahí fuera y tiene ideas totalmente distintas a las mías, pero sus argumentos son fascinantes…”.

“Mi biblioteca tiene una clasificación básica, los libros de mis autores favoritos tienen un puesto específico, mientras que tengo otra área donde tengo los libros de Filosofía, los libros de crítica y teoría literaria y cinematográfica; un área de novelas gráficas y cómics y una pequeña de libros en inglés. Al resto los he cambiado tantas veces de lugar que solo se juntan entre ellos y ya”.

“Mis libros preferidos por contenido son El Señor de los Anillos, El Silmarillion (me acompañaron en mi adolescencia y siempre les tendré un cariño especial), La Caída (y prácticamente todo lo que tengo de Camus), Los 3 estigmas de Palmer Eldritch, Golem XIV, Arkham Asylum: a serious house on serious earth (una novela gráfica de Batman escrita por Grant Morrison e ilustrada por Dave McKean) y todo lo que tengo de Onetti. Por edición serían todos los libros que tengo de Impedimenta y los libros de Atalanta, así como una edición ómnibus de The Invisibles (otra novela gráfica escrita por Grant Morrison). El Señor de los Anillos volvería a la lista con una edición especial de un solo volumen con 50 ilustraciones de Alan Lee, junto a una versión ilustrada y anotada de El Hobbit”.

 

Adriano Valarezo.

¿Para qué sirven los libros? “Para poseerlos en un sentido no solo físico, sino más bien intangible, o como diría la gente, de fe, para ser leídos con los ojos del espíritu”.
¿Para qué sirven los libros? “Para poseerlos en un sentido no solo físico, sino más bien intangible, o como diría la gente, de fe, para ser leídos con los ojos del espíritu”.

Librero y ahora bibliotecario. Su biblioteca tiene alrededor de 1 000 títulos y se especializa en Literatura; también incluye Filosofía, Ensayo y Estudios Literarios. Ama a Dostoievski.

“Fue a la edad de doce años cuando cayó en mis manos esa edición de Ariel de los cuentos de José de la Cuadra. Me enganché enseguida con Guasintón el lagarto del Babahoyo (…) y de a poco adquirí este vicio supremo que es la lectura y, claro, los libros”.

Sobre la clasificación de su biblioteca: “Podría decir que el arreglo depende del cariño que le tenga al ejemplar. Mientras más cerca de la almohada, mejor”.

Libros preferidos: “…los de la vieja Aguilar, las obras completas de Dostoievski, Papini, Andreiev”.

Sobre leer en digital: “No, pero en algún momento sé que lo haré”.

Mi biblioteca es: “Mi laberinto personal, el lugar donde se juega a la inmortalidad en cuotas”.

 

Lía Aguirre.

“Mi biblioteca es una cosa muy querida, me gusta tratar bien a los libros. Mi papá amaba a los libros. Adonde voy llevo alguna lectura”.
“Mi biblioteca es una cosa muy querida, me gusta tratar bien a los libros. Mi papá amaba a los libros. Adonde voy llevo alguna lectura”.

Economista, ahora ya jubilada. No sabe con exactitud la cantidad de libros que tiene, supone que entre 800 y 900 títulos. Su biblioteca se especializa en Literatura, Ciencias Sociales y Política, aunque también le interesan libros sobre el país, sobre todo en materia económica y social, y libros de Arte y Biografías.

Su gusto por la lectura le viene de familia, por su padre, principalmente -Manuel Agustín Aguirre, líder socialista y Rector de la Universidad Central-, quien siempre alimentó una biblioteca en casa. Desde niña, él la llevaba a librerías y por su cumpleaños siempre recibía libros. La figura paterna fue una guía en materia de lecturas. Hoy es la encargada de organizar y mantener actualizada la biblioteca de su padre.

Entre sus autores favoritos están Roman Rolland, Herman Hesse y Thomas Mann.

Sobre leer en digital: No lee mucho en digital porque le gusta subrayar y tomar notas.

No tiene problemas de espacio porque la casa siempre se adecuó en función de los libros, siempre hubo la necesidad de adecuar un lugar especial dedicado a los libros.

Lo mejor que le ha dado la lectura: una cultura general amplia.

 

Otto Zambrano.

“No concibo una casa sin libros”. ¿Para qué sirven los libros? “Para no morir de realidad, como diría Kafka”.
“No concibo una casa sin libros”.
¿Para qué sirven los libros? “Para no morir de realidad, como diría Kafka”.

Oficios varios. No sabe cuántos libros tiene, su biblioteca se especializa en Narrativa, novela, sobre todo; un poco de cuento, otro poco de poesía, teatro, ensayos, biografías, filosofía.

Sobre la clasificación de su biblioteca: “Ha sido bajo el lema de Borges: “Ordenar bibliotecas es ejercer de un modo silencioso el arte de la crítica”. La principal clasificación es alfabética, hasta cierto punto, pero también por géneros, y en algunos casos por editoriales”.

“…no hay espacio de la casa que no esté habitado por ellos. No concibo una casa sin libros, eso la vuelve habitable y la vuelve intransportable, cuando toca emigrar, pero es una mezcla de drama y reencuentro”.

“…conocer las ciudades desde sus librerías o entender que me he pasado más tiempo entre ellos que con cualquier otro ser. Sí, es algo que me recuerda la vida de alguien con una dependencia química”.

Sobre leer en digital: “Sí, mucho; pero el papel es doble lectura: una de los sentidos y otra de la memoria”.

Libros preferidos: “En especial, las ediciones antiguas; Aguilar, por ejemplo, que prestaba tanta atención a la portada, contraportada, tipografías, papel, edición. Ahora, Impedimenta, que conjuga todo esto y más; también Sexto Piso y Periférica”.

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*Karina Sánchez es librera. Dirige Tolstoi Librería, en Quito, hace 5 años.

 

1 COMENTARIO

  1. Mi casa es una biblioteca y los libros están por todos lados.
    Sufro porque tengo libros en otros lugares
    y no los puedo traer porque la casa es pequeña
    Un ambiente para dos personas.
    Los libros suben desde el piso hacia arriba.
    Como no pude conservar un orden
    todo aquí es azar…
    Y es la historia de América
    descubierta por quien buscaba otro lugar…
    Mi vida es azar como una nueva lógica
    que luego transformé en teoría.
    Y me puse a escribir.
    La teoría se llama «Principios Metacrónicos»
    y parte de los objetos que encuentras…
    Ahora puedo colocar en las pilas mis propios libros como autor….
    Muy bueno el artículo sobre «bibliotecas personales». Gracias.

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