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Epicentro y Verde 70, en vivo en la sala de nuestra casa

Epicentro Arte en Vivo y La Barra Espaciadora establecieron una alianza con el propósito de aportar al desempeño del movimiento musical en Ecuador, por un lado desde la producción de videoclips grabados en vivo, en los estudios de La Casa Nosstra, y por otro lado mediante el permanente acompañamiento periodístico a este proyecto que ya circula por las redes y a los músicos de la escena local. Bienvenidos a conocer Epicentro Arte en Vivo a través de LBE.

La Barra Espaciadora / @EspaciadoraBar

«El Sol menor, por ejemplo, no es solo ‘amarillo’ sino ‘ocre’ o ‘amarillo brillante’. El Re menor es ‘como el sílex, el grafito’; el Fa menor es ‘color terroso, ceniciento’».

De Musicofilia, de Oliver Sacks.

El pasado domingo 28 de febrero, se lanzó el primer video oficial de Epicentro Arte en Vivo en las redes sociales. Se trató del tema Soledad, de la banda quiteña Verde 70. Y con este lanzamiento también se inició una nueva travesía para la música hecha en Ecuador.

En los noventas, desde Seattle, la Kexp-FM –una estación pública de radio dedicada a la transmisión de música proveniente del movimiento indie post grunge– se aventuró en la experiencia de los nuevos formatos para difundir música. De ahí provino más adelante la serie de performances Kexp-live, con músicos de las más diversas raíces estéticas. Existen, desde entonces, otras experiencias de grabaciones en vivo para ser transmitidas por redes en formato de video, como Soul Kitchen Live Sessions, o Le live de Le Figaro y la ya conocida serie de programas Encuentro en el estudio, desde Argentina.

Esta tendencia ha renovado la manera de mostrar la música independiente pero, sobre todo, ha generado un salto gigantesco de la era del MTV a la era digital. Las abundantes propuestas de los canales de Youtube y de otros portales nos presentan propuestas estéticas, algunas muy minimalistas, pero que cuidan en absoluto el tratamiento de la imagen, exploran los formatos acústicos, en ciertos casos, o proponen desnudar al artista en la soledad de un estudio.

Epicentro Arte en Vivo, desde Ecuador, le apuesta a eso, pero lo hace con su propia identidad y con los recursos que se obtienen de la experiencia profesional y de la osadía creativa. La sala de una casa, al norte de Quito, es el mismo escenario para todas las bandas. La Casa Nosstra… o nuestra casa. Pero ese mismo escenario tiene la capacidad de mimetizarse con cada músico. ¿Cómo? Pues, gracias al profesionalismo del equipo: luces apropiadas para construir atmósfera, un manejo detallado de la edición de sonido, ¡y el público! La sala de La Casa Nosstra es la sala de los músicos y de su público, y para eso, al menos diez cámaras se pasean como ojos atentos a captar la esencia del acto de hacer música y del de ver la música. El tiempo apretado de la televisión ya no es un escollo para producir videos de calidad estética superior. Hay glamur sin vanidad y una honesta necesidad de abrir espacios de difusión musical fuera de los cánones de la gran industria de la música.

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Verde 70 es la banda que debuta con el primer videoclip circulando en redes. Y lo es porque está llena de méritos: casi 20 años de carrera musical, un sostenido vínculo con sus miles de seguidores en Ecuador y en América Latina, y, sobre todo, un permanente trabajo de formación y perfeccionamiento en su proceso de producción de canciones. El clip de Soledad muestra a una agrupación madura, y a un Darío Castro (voz, guitarra y composición) que –tras casi dos décadas– se ha convertido en el dueño absoluto de su voz y de las posibilidades que ella le da.

Epicentro Arte en Vivo pretende desnudar a los artistas para que su puesta en escena rompa con la barrera tradicional de ver al público desde arriba. No es un ensayo, tampoco es un concierto como tal, sino más bien la entrega del músico en su más pura esencia creativa. Eso es evidente en esta nueva formación de Verde 70 –con Bastián Napolitano en la batería y Arturo Chicaiza en los teclados–. Y la letra de Soledad es también un reflejo de ese tránsito del romance primaveral o del idilio temprano, que describió la primera etapa de los ‘Verdes’ –con sus primeros discos Alegre depresión (2000), Ruta melancolía (2003) y Con cierto cuidado (2006)–, a esta etapa actual que explora al amor como el sino de la especie humana, con sus asperezas y sus oscuridades.

MOKv703Después del éxito radial Me tienes, me puedes, me dueles, o de En la inmensidad a principios de los dosmiles, y después del disco Con cierto cuidado, los ‘Verdes’ son una banda que muestra que es posible trabajar sobre la transformación sin perder la identidad original, más bien reforzándola… El quiebre, sin duda, llegó cuando a Darío se le ocurrió grabar una placa como solista, nos referimos a Naturaleza humana (2010), con beats más duros y menos numerosos, con matices justos y con un mayor trabajo vocal. Naturaleza humana determina ese paso a la madurez. Fiel muestra de ello es lo que vino después, de nuevo como banda, con el tema Ten cuidado, del disco La edad de la cebra (2015). En él aparece un Darío Castro que hace lo que le da la gana con su garganta, incorpora el vibrato con mayor protagonismo y raya en la amargura vocal tan exquisita del blues o del rock and roll más callejeros.

MOKv711Es que, en la primera etapa de los ‘Verdes’, fue evidente la influencia del sonido del pop argentino –y quizás ciertos artilugios del pop radial mexicano– de los ochentas y noventas. Poco a poco esa marca dio lugar al sello auténtico de la banda, con una identidad vocal que ahora difícilmente se confunde, una ejecución instrumental precisa, mesurada y preocupada de dar el valor que merecen los silencios, las pausas o las ligaduras. El color vocal –sin duda lo más atrayente– es capaz de pasear de la impostación a la limpieza de los tonos, del grito consciente al falsete. ¡Eso es interpretación! ¡Eso es actuar con la voz! Ya lo decía Darío, cuando presentó Naturaleza humana hace ya cinco años, que el proceso musical de un individuo no está basado en la evolución o en la involución, sino más bien en la transformación. Así lo mostró en ese disco, haciendo uso de charango, tiple, acordeón y percusión menor latina. Y lo ha demostrado con sus constantes experimentos musicales, como en Cambia, donde incursiona en el hip-hop con Guanaco.

Las canciones de los ‘Verdes’ han crecido al mismo ritmo que sus integrantes. Ha sido como viajar desde el dial de la radio hasta la totalidad de la música como una necesidad vital, de las imágenes adolescentes a las borrosas manchas que aparecen luego del fracaso y del dolor, sin que eso signifique la renuncia al amor o su autoexilio y con la habilidad de usar una fórmula para insertarse en el circuito comercial sin traicionar los principios fundamentales de la libertad creativa.

El movimiento musical ecuatoriano ni es nuevo ni carece de referentes. Luego de Verde 70 están Álex Alvear y Wañukta Tonic, Bueyes de madera, Mundos, Mariela Condo, Estereo Humanzee y muchos músicos más… Por eso también, Epicentro Arte en Vivo se presenta como una apuesta para llenar una serie de vacíos: en primer lugar, no existen suficientes plataformas alternativas para mostrar lo que los músicos en Ecuador hacen; en segundo lugar, la relación de los músicos con las radiodifusoras es –en su mayoría– dependiente del compadrazgo y esta supeditada a los precarios conocimientos una parte de programadores radiales –insensibles a lo que ocurre más allá del ámbito comercial–; y en tercer lugar, no existe una verdadera industria musical que cuente con management, con productores, distribuidores, cazatalentos, visionarios personajes que en otros lares han descubierto perlas en medio de los basureros. Pero, ¡si no hay lo necesario, hay que crearlo! Y hay que hacerlo desde lo que uno sabe hacer. Por eso nace Epicentro Arte en Vivo, la sala de nuestra casa.

Para ver el videoclip de verde 70, haz clic AQUÍ.