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Raúl Pérez Torres: de presidente a ministro

Raúl Pérez Torres dejó la presidencia de la Casa de la Cultura Ecuatoriana para acudir al llamado del presidente Lenín Moreno al frente del Ministerio de Cultura y Patrimonio. La tarea al mando de esta entidad implica resolver diez años de una gestión cuestionada por los actores y gestores culturales y saldar una de las deudas más grandes de la ultima década.

Por Diego Cazar Baquero

Raúl Pérez Torres recibió, el 24 de mayo del 2017, un Ministerio que ha visto pasar a diez ministros durante los últimos diez años. Alrededor de 600 millones de dólares se han gastado durante esa década y nadie duda de que con ese dinero no se ha hecho mucho por el sector cultural.

La Ley Orgánica de Culturas, que fue un mandato constitucional en 2008, se convirtió en la última rueda del coche de un gobierno que siempre vio al sector como una serie de eventos espectaculares para captar electores y al Ministerio de Cultura como la congeladora, adonde iban a parar ciertas figuras en calidad de desechos políticos. Los exministros Antonio Preciado, Galo Mora, Erika Sylva, Paco Velasco, Ana Rodríguez, Guillaume Long, por ejemplo, pasaron por este ministerio apenas antes de caer en el olvido político o al menos de conocerlo muy de cerca. Esa Ley fue aprobada en diciembre del 2016, a cinco meses de que terminara el mandato de Rafael Correa, y su reglamento se elaboró y se implementó la víspera del cambio de mando. «Entre gallos y medianoche», dicen cientos de gestores y actores culturales reunidos parra exigir del nuevo gobierno la atención negada.

Para muchos, Pérez Torres es como un presidente de la Casa de la Cultura encargado del Ministerio del ramo. Para asumir el nuevo cargo, dejó la presidencia de la Casa luego de ocuparla durante diez años, en dos períodos de cuatro y uno de dos. Para otros, el nuevo secretario de Estado es más de lo mismo. Para unos cuántos más, el undécimo ministro de Cultura y Patrimonio tiene la responsabilidad de recuperar esta década perdida, amparado en la convocatoria al diálogo nacional que ha hecho el Primer Mandatario ecuatoriano.

¿Cuál es el diagnóstico que tiene el nuevo ministro, a poco de cumplirse los primeros 100 días del gobierno de Lenín Moreno y de su nombramiento al frente de esta cartera?

Primero, la necesidad de comprender que los proyectos culturales son de largo alcance. Me parece un error que hayan habido 10 ministros de Cultura en 10 años, eso no ha posibilitado proyectos de mayor envergadura, proyectos esenciales para el sector cultural. Ha pasado mucho tiempo y el sector cultural ha sido bastante humillado y ofendido, no solamente en este tiempo sino siempre, pero en este tiempo más, porque habiendo un Ministerio de Cultura, el sector debía tener las garantías y derechos que le da la Constitución.

Y que otros sectores sí han merecido…

Desde luego. Otros sectores han merecido esa atención. Cuando el presidente Lenín Moreno me consultó, me pidió, sobre el Ministerio de Cultura, yo le dije cosas esenciales sobre el sector cultural. Porque, como tú sabes, yo he vivido en el sector cultural mucho tiempo, he sido presidente de la Casa de la Cultura en tres oportunidades y sé de las falencias, de las necesidades, y desde luego, de las virtudes que tiene el sector. Así que estamos trabajando porque este sector sea reconocido. Estos diálogos tienen mucho que ver con el decreto 49 que emitió el Presidente de la República, convocando al diálogo, hablando aquello de su mano extendida, yo digo: multiplicar esa mano para conversar con el sector cultural. Así lo estamos haciendo y me parece que ha dado muy buenos resultados. Se lo ha hecho en Cuenca, se lo ha hecho en Guayaquil, con una enorme participación…

Y ahora viene Quito, con motivo de la celebración del Día de la Cultura…

Por el Día de la Cultura yo voy a conversar alrededor de lo que es y lo que significa el diálogo, porque todavía nos falta una primera parte que se cerrará el 19 de agosto. Queremos hacer ese diálogo en territorios, con todas las instituciones y organismos que están dentro del Sistema Nacional de Cultura. Para mí también la Casa de la Cultura es una aliada. Creo que es una institución que goza de un gran derecho de estar y de multiplicar el pensamiento de nuestra patria.

Foto: César Acuña Luzuriaga.

Bajemos del discurso a lo práctico: el presupuesto del Ministerio de Cultura a lo largo de estos casi once años ha ido en decrecimiento por falta de ejecución y también por esta falta de atención por parte del gobierno que precede a Lenín Moreno. ¿Con qué presupuesto cuenta el Ministerio de Cultura ahora y cómo se entiende con ese presupuesto el manejo de todo este gran Sistema Nacional de Cultura que parecería que se va a poner en práctica?

Sí, es decir, hay diferentes tipos de presupuesto, pero me parece que el presupuesto del cual nosotros podemos gastar y alentar a las organizaciones culturales, conversar con esas organizaciones, hablar sobre sus proyectos, de repente invitar a que participen en otra región de la patria, son alrededor de 18 millones de dólares. Están ajustándose cosas, porque me he encontrado también con muchas deudas y tenemos que solucionarlas, y deudas con artistas ecuatorianos, o por los pasajes que se han dado a algunas organizaciones culturales ecuatorianas. Se han dado los pasajes pero no se han pagado aquí en el Ministerio de Cultura. Incluso hay algunos actores y gestores culturales que reclaman una que otra cosa de esa naturaleza. Eso es lo primero para lo que he dispuesto que se pague inmediatamente toda deuda con los artistas ecuatorianos. En cuanto al presupuesto alto del Festival de las Artes (Vivas de Loja), nosotros no hemos tenido que firmar absolutamente nada. Estaba con firmas del ministro anterior (Andrés Aráuz), estaba con decreto ejecutivo del presidente Correa y además, hay una ciudad que se iba a levantar si es que no se hacía ese festival. Vamos a hacer ese festival, pero dentro de ese festival estamos metiendo otros festivales que se llaman Camino a Loja…

A ver, entonces entiendo que esos 6, 3 millones de dólares que fueron asignados para dos ediciones del Festival de Loja van así a ser justificados…

Exactamente. Esa sería la razón, y ha aceptado la empresa que… no conozco muy bien, pero se ha negociado esto y se llama el proyecto Camino a Loja, y se lo hará con teatreros ecuatorianos de cada una de las regiones de la patria, hasta llegar a Loja, donde estarán artistas nacionales e internacionales. Por otro lado, nosotros hemos entregado al Contralor General de la Nación el contrato, para que se analice. Lo que ha dicho el presidente Correa es muy puntual: cirugía mayor contra la corrupción…

El presidente Moreno…

El presidente Moreno. Cirugía mayor contra la corrupción y las manos limpias. Yo creo que eso es muy importante para nuestro trabajo, además de que es un presupuesto que hay que ajustar mucho.

Hay un síntoma que ha sido constante durante estos últimos diez años. Hablo de la Ley de Cultura, que siempre fue tratada como la última rueda del coche. Ahora tenemos una Ley de Cultura pero con una reglamentación hecha la víspera de dejar el gobierno anterior. Este Ministerio de Cultura ha presentado una propuesta de reforma a esa reglamentación. ¿Ha sido o será socializado en estos días ese reglamento?

Desde luego. Como tú sabes, es un reglamento que fue hecho apresuradamente, que no cuenta con el favor ni del Ministerio actual, peor aún del sector cultural y peor aún de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, a la que se le quita absolutamente todo el presupuesto a la Casa Matriz o sede nacional. Nosotros ya hemos presentado al Presidente un primer acercamiento a las reformas a ese reglamento.

¿Pero se trata de una propuesta desarrollada dentro del Ministerio, todavía no socializada?

No socializada. Solamente dentro del Ministerio, de sus actores culturales, de sus gestores, pero era lo urgente.

¿Qué es lo que viene después de eso?

Lo hemos enviado y el Presidente ha enviado la misma propuesta nuestra a la Cancillería, como articuladora del gabinete sectorial (de Política exterior y Promoción).

Foto: César Acuña Luzuriaga.

El Ministerio de Cultura ha pensado siempre en industrias culturales pero no ha podido poner en práctica políticas públicas en relación con esas industrias culturales. Cuando se habla de industrias culturales, ¿se piensa por fin en vincular al sector cultural con sectores como Turismo, Educación y otros?

Sí, un poco se trata de eso. En realidad todo esto de las industrias culturales proviene más bien de un punto de vista que se lo inventó en el Banco Mundial. Fueron colombianos quienes inventaron aquello de la economía naranja, pero sí me parece importantísimo lo que tenemos para poder industrializar: el cine, las ediciones de libros, el diseño y muchas otras cosas…

Pero con 18 millones va a ser difícil. ¿Se necesita convocar a otras fuerzas de la sociedad para que se unan?  

Desde luego. Esta reunión con los cuatro ministerios es básica porque son cuatro ministerios que dan la cara en el exterior, la verdadera cara de la patria. Entonces, todos ellos han ofrecido un apoyo para la cultura, saben de la tesis con la que nos hemos comprometido: que la cultura es transversal absolutamente a todo, inclusive que rebasa a la política, porque es la definición de un pueblo, la identidad de un pueblo. El punto de vista de la cultura va un poquito más allá del valor de uso y del valor de cambio. Cuando tú le das un uso especial que pueda enriquecer el espíritu del pueblo, es más importante que un valor de cambio.

¿Podemos decir que estamos iniciando una era posteventismo?

Desde luego, desde luego. Al menos el Ministerio de Cultura no va a ejecutar absolutamente nada de estas cosas de eventos sino que va a ser un puente entre el gestor cultural y el oficialismo. Apoyar, por ejemplo, a la Casa de la Cultura, para que sea en la Casa en donde haya una funcionalidad, una arquitectura, especialistas. No es aquí donde tienen que darse los eventos.

¿El Plan Nacional del Libro y la Lectura?

Lo he encomendado a un grupo extraordinario de personas que han estado muy cerca del libro, de la edición, de la literatura. Está Edgar Allan García, el maestro Antonio Correa, William Castillo, que son escritores, personas muy solventes intelectualmente, y para ello tenemos ya un presupuesto para arrancar…

¿A cuánto asciende ese presupuesto?

El presupuesto, en principio, es de 600 000 dólares para arrancar, porque este año ya estamos en los últimos meses. Queremos tener en cuenta lo que fue y lo que significó la Campaña de Alfabetización, bajo ese mismo ímpetu y bajo esa misma mística es que queremos empezar.

¿Aliados estratégicos, como la Campaña Nacional de Lectura Eugenio Espejo?

¡Desde luego! La Campaña Nacional de Lectura Eugenio Espejo porque esa la diseñamos junto con Iván Égüez hace unos 15 años, y empezó en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, cuando yo era presidente. La semana pasado tuvimos aquí una reunión con el Ministro de Educación (Fánder Falconí), que está contento con que podamos hacerlo juntos. No esos territorios feudales…

Foto: César Acuña Luzuriaga.

¿En qué momento está la Biblioteca Nacional?

Bueno, ha habido como una suspensión de la Biblioteca Nacional. Están en conversaciones los dos grupos dirigenciales: de la Biblioteca Nacional, del Ministerio de Educación. Creo que hay una falla de presupuesto, no te lo puedo decir en este momento. No puede ser nacional una biblioteca que hace 15 años no compra un libro, que tiene una serie de falencias, incluso en su estructura, que se están humedeciendo, se están perdiendo los periódicos de hace muchísimos años. Además, ahí en la Biblioteca Nacional hay 8 incunables… Entonces, hay muchas ideas: ¿Tener ahí la Biblioteca Nacional o hacer un edificio para la Biblioteca Nacional? O darle un edificio que no se utiliza y dejar que la Biblioteca de la Casa de la Cultura sea una biblioteca latinoamericana, por ejemplo.

Esa es la idea en proceso, ¿no?

Sí, Por otra parte, el Museo Nacional, eso sí, se esta trabajando. La primera parte, donde estaba el Museo del Banco Central está absolutamente diseñada. Creo que para noviembre estará todo arreglado, hay una curaduría especial, ahí han habido una serie de estudios que los ministros han pagado a expertos, pero por fin está con uno que me parece muy importante, muy racional. Y por otro lado, en la Casa de la Cultura se está gestando y se va a abrir el Museo etnográfico, el Museo de Artes Musicales, que fue donado por Pedro Pablo Traversari, y que es el mejor de América Latina. Y está un espacio para el Museo de Arte Moderno, hasta que se den todos los arreglos que tiene que hacer el Ministerio en el Museo Nacional.

¿Cómo ve el Ministerio de Cultura de Raúl Pérez Torres al país como esa gran estructura, conformada por los gobiernos locales, la Casa de la Cultura y sus núcleos, y el Ministerio, todos frente a los actores y gestores culturales, con respecto al Registro Único de Actores y Gestores Culturales (Ruac)?

Con el Ruac, lo que hay que hacer en primer lugar es volverlo a quitar. El Ruac se dio en un momento más bien político, para que los que estén en el Ruac firmen o voten por alguien de la CCE. No creo que ha sido pensado para ser un apoyo a los artistas. Vamos a abrir nuevamente las convocatorias, porque, junto al Ruac, tenemos el seguro social de los artistas. La semana anterior hemos llegado a un consenso con Richard Espinosa (Presidente del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS) para ver cuáles son los beneficios que tendría el artista con el seguro social.

¿Estamos a tiempo para corregir los errores?

Desde luego que sí. Lo que hay que hacer hay que hacerlo con la mayor pasión, con la mayor mística. No se puede trabajar en cultura si no se tiene mística. Es eso lo que nos alienta.

¿El mayor compromiso para este período, Raúl Pérez Torres?

El apoyo irrestricto al pensamiento ecuatoriano y la honestidad, la sencillez, la humildad como instrumentos de trabajo.


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