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Lucas Taillefer: es un error geografizar el cine

Por Marco Pareja / @marcoalejop

Noche fría, lluvia. Tomé un taxi y me fui para Guápulo, a una pizzería. Ahí habíamos quedado con Lucas, un joven francés apasionado por el cine. Él dejó su ciudad natal, París, hace cuatro años y ahora vive en Quito, en este rincón que se resbala al oriente de la ciudad. Llegó, y enseguida nos sentamos en una mesa del balcón para escucharnos mejor, pues adentro empezaba un concierto. Lucas sacó su cajetilla de Camel y se puso a fumar. Su español es perfecto, muy quiteño… es que durante su adolescencia vivió en esta ciudad. Ahora tiene su propio negocio: Trópico Cine, una distribuidora de cine que montó junto a dos socios, Cristian Obando y Estefanía Arregui.

Lucas fue contratado como programador del festival Eurocine, es decir que eligió algunas de las películas que están en la programación y preparó toda la grilla de programación para todas las ciudades ecuatorianas donde este encuentro tiene lugar.

¿Qué tan complicado es hacer un festival de este tipo acá en Ecuador? 

El Eurocine tiene una especie de identidad un poco extraña porque, por un lado es un proyecto del cine Ocho y Medio, pero está muy vinculado con las embajadas que están presentes acá. Así que el papel del programador en ese sentido es a veces complicado, porque si bien yo intento escoger lo más posible las películas, a veces las embajadas también me imponen algunas películas, así que, dentro de todo, intento programar de la mejor manera (…). En el Eurocine hay un poco de las dos cosas, hay películas realmente buscadas, que queríamos, que conseguimos, y por otro lado películas que nos trajeron de las embajadas.

Entonces, es una curaduría parcial…

Sí, hay unas películas que son totalmente curadurías mías, que es la parte de los cortos y sobre todo un programa de cortos que se llama Carta Blanca, del festival Silhouette. Yo creé un convenio con este festival de cortometrajes que existe en París desde hace muchos años. Ellos tienen una programación de cortos espectaculares; tienen más de 300 cortos. Hice un convenio para que ellos me mandaran una especie de muestra de su festival. Por otro lado está también el homenaje a un director francés, Joseph Morder, a quien incluso logramos traerlo. Estoy muy contento de haber logrado esto para esta muestra porque es un gran cineasta. Él además tiene ese vínculo especial con Ecuador porque creció aquí.

¿A qué público está dirigido el Eurocine?

Está dirigido a varios públicos, según las temáticas. La sección Europa al día, que son películas contemporáneas, está dirigida a un público desde adolescentes hasta adultos mayores que no son necesariamente cinéfilos, pero sobre todo lo que se destaca es que son nuevas películas europeas. La sección Memorias, que son películas del patrimonio cinematográfico, está dirigida más a cinéfilos, a estudiantes. Hay también una sección que se llama Ramona, dirigida a niños. No son películas dobladas al español, así que está dirigida a niños que ya saben leer porque está subtitulado. Es importante tener esta sección porque películas infantiles básicamente acá no hay. Y, por ejemplo, la sección de Joseph Morder, o sea la sección de homenaje, es realmente para cinéfilos y amantes del cine, también estudiantes y para gente que lo conocía.

¿Cuál es la importancia de que exista un festival como el Eurocine en Ecuador?

La importancia del Eurocine en el Ecuador es traer películas que sin el festival no llegarían, traer también diversidad de contenidos porque el gran problema de Ecuador es que la diversidad de contenidos cinematográficos es bastante pobre. Tienes algunas citas durante el año donde se explota la propuesta cinematográfica, los EDOC, por ejemplo. Pero de ahí, las carteleras del país son más bien pobres en cuanto a diversidad. Así que yo creo que el festival Eurocine, y de hecho, todos los festivales que existen en Ecuador –sean los EDOC, La Orquídea, en Cuenca, el Festival del film francés, el LGBT, el Eurocine– tienen esa importancia, que es traer contenido diferente.

¿Cuál podría ser la diferencia entre el Eurocine y las muestras de la Cinemateca en Quito, donde también  cine francés, italiano, sudamericano, en general, del mundo?

Yo creo que las muestras de la Cinemateca tienen el mismo valor que el Eurocine en cuanto a que tienen contenidos diferentes y proponen películas que no llegan fuera de esas muestras. En ese sentido, tienen exactamente el mismo valor para Ecuador. Lo que pasa con el Eurocine es que son más películas, tiene un formato festival, es decir, este año fueron casi 50 películas, durante 10 días, de forma un poco maratónica. Yo creo que en un festival, lo que le atrae al público es la experiencia del festival. Para crear un festival exitoso hay que crear el ambiente de festival. Las muestras de la Casa de la Cultura tienen también mucho público pero es una semana con 5 películas, lo que me parece supervalioso porque esto es durante todo el año también. 

Ahora que planteas esta diferencia entre muestra y festival, ¿cuál sería la principal diferencia entre las dos? ¿Crees que el Eurocine ha logrado ser un festival donde se siente el ambiente, que la gente disfruta, que hace que la gente vaya al cine?

Yo creo que sí, porque lo que yo definiría como festival son muchas películas, al menos más de 10 en un período de entre una semana y 10 días, con invitados, con charlas que no sean solamente como Q & A al final de las películas, sino charlas un poco más desarrolladas. Como se hizo en el Eurocine: una lección de cine con Joseph Morder. Yo creo que esto es superimportante para el público de un festival porque trae algo más aparte de las películas, es importante crear esa experiencia.

¿Cuál es la importancia de ver cine europeo? ¿Y qué con el cine africano o el asiático?

Las películas tienen orígenes geográficos, pero eso no importa, el cine es un lenguaje universal, que va mucho más allá de las fronteras de los países. Yo creo que es un error crear una identidad, un género a través de una geografía. El cine europeo es tan diverso como lo es el cine latinoamericano, hablar del cine latinoamericano como si fuera un género –que es lo que pasa muchas veces– es un gran error, porque en el cine latinoamericano hay películas muy buenas, hay películas menos buenas, hay películas comerciales, chiras, ricas, hay de todo. El cine europeo es igual, tienes películas experimentales, cortos, documentales, ficción, películas muy comerciales con actores muy bankable (rentables). Así que el cine europeo en cuanto a género es una pendejada, no existe, el cine es cine y punto. Me encantaría que haya un festival de cine africano, asiático o que hayan festivales de cine que no tienen geografía. Pienso en los EDOC, que traen películas de todo el mundo y no importa de dónde son, siempre y cuando sean buenas pelis. El festival La Orquídea es igual, tienes películas asiáticas, tienes películas portuguesas, francesas y latinoamericanas. Es un error intentar geografizar, digamos, el cine.

¿Cuáles son las películas que hay que ver en el Eurocine?

Creo que las películas de la retrospectiva de Joseph Morder y Manuel de Olivera, porque hay dos películas de él también, son grandes películas de grandes cineastas y esto es importante  para formar tu ojo. De Joseph Morder, Memorias de un Judío Tropical que es una película espectacular, La Duquesa de Varsovia que es su última película, que tiene un toque muy particular, es muy original y te puede sorprender un poco, pero eso es interesante también del cine. Cineastas que tienen 70 años y que todavía logran sorprender a su público, eso me parece increíble. Igual con Manuel de Olivera, que murió a los 101 años, creo, y hasta su última película fue muy original, con una gran puesta en escena, estoy pensando en El extraño caso de Angélica, o Singularidades de una chica rubia, que son muy románticas, pero al mismo tiempo con historias un poco densas. Y de ahí, en Europa al día, lo que me parece importante es que tenemos un poco de todo, que son ficciones como El círculo del amor se rompe, que es una película belga pero que intenta irse un poco hacia la cultura gringa que existe en Bélgica, y cómo esa cultura gringa es retomada: los tatuajes, los riders, los cantantes de folk, es una especie de Melting pot de muchas culturas. También las tres películas que tenemos en Memoria son grandes películas del patrimonio cinematográfico mundial. Calle Mayor, Jules et Jim y M de Fritz Lang, son películas imperdibles.

Holy Motors tiene estreno en el Eurocine, ¿por qué estrenarla en el marco de este festival?

Los festivales siempre son una ventana interesante para películas por estrenar y para películas de distribuidores, porque el festival tiene como su propia promoción, tiene gente que va porque es el festival, así que de repente es mucho más fácil atraer gente a través del festival, que atraer gente solo para una película, por más buena que sea. Es como una estrategia de promoción.

¿Por qué Holy Motors?

Porque es una película de la cual yo me enamoré en el 2012, cuando la vi por primera vez, y desde entonces estuve viendo cómo traerla a Ecuador. Finalmente, el año pasado, esa película fue comprada por un distribuidor en Colombia que de paso la compró también para territorio ecuatoriano, y entonces se la volvimos a comprar a él para estrenarla acá.

Entonces, ¿que Trópico Cine tenga los derechos de Holy Motors viene de un gusto personal?

Es un gusto personal de los tres socios, como Trópico Cine estamos comprando películas que nos gustan. Obviamente, somos realistas, estamos en un business, estamos tratando de ver cómo vamos a recuperar un poco de plata para seguir existiendo, pero nunca nos vas a ver distribuir una película que no nos gusta. No vamos a comprar Twilight porque hay que comprar Twilight y que eso genere plata, eso no nos importa, siempre y cuando estemos comprando películas que nos gusten, que pensamos que sí pueden funcionar lo mínimo como para que podamos vivir, pero la idea no es comprarse una casa en Beverly Hills. Estamos los tres como socios iguales, escogiendo las películas, de la misma manera, tenemos la misma onda en lo que queremos distribuir, tenemos las mismas ideas en cómo distribuir. Nunca vas a poder atraer público a una película que no te gusta, porque es muy complicado, siempre por ahí se va a filtrar algo que no te gusta y si la gente llega a enterarse que no te gusta la película que les estás proponiendo, ¿cómo van a ir?

¿Hay algunas películas que hayas visto recientemente y que estén dentro de los planes para traerlas a Ecuador?

Nuestro catálogo es público, está en nuestra página web. Por el momento tenemos cuatro películas y estamos negociando una quinta. Tenemos en catálogo Holy Motors, una que se llama Rams (carneros), que es una película islandesa que ganó un premio en Cannes este año, en la sección Una cierta Mirada, es básicamente un drama con tintes de comedia un poco negra. Tenemos otra que se llama The brand new testament, todavía estamos viendo cómo la vamos a llamar en español, seguramente será El evangelio según Ea, pero todavía no estamos seguros. Estuvo en Cannes en la quincena de los directores y es extrañísima porque plantea que Dios existe, que vive en Bélgica, en Bruselas, y que es un hijo de la gran puta, que le maltrata a su mujer, que su hijo fue un pendejo que se dejó crucificar, y que también tiene una hija de 12 años que es una rebelde. Es una película loca. Lo chistoso es que es más comercial que las demás, pero tiene su toque muy particular y eso nos interesa también. No queremos ser los geeks del cine, que traen solo películas para cuatro pelagatos, queremos traer películas que nos gustan y si hay alguna que es más comercial que la otra, eso requiere una circulación y una estrategia de distribución un poco diferente, pero al final es igual de valiosa. Tenemos una película ecuatoriana también, que es Alba, de Ana Cristina Barragán, que no está terminada pero nos encantó el proyecto, vimos un corte que nos gustó mucho, realmente es un orgullo tenerla en catálogo. La última que compramos es una película que me enteré ayer de noche que ganó como mejor película, mejor guión, mejor actriz secundaria y mejor fotografía en el festival de Río de Janeiro, es la opera segunda de un brasilero que se llama Gabriel Mascaro y se llama Neon Bull (Toro de Neón). Es muy sensual, con poco diálogo, pero es una película realmente estupenda. Se va a estrenar en La Orquídea en noviembre de este año, al igual que Rams.

¿Cuándo será el próximo Eurocine? ? ¿Tienen otros planes con el Ocho y Medio?

Me imagino que el Eurocine estará de nuevo el año próximo por las mismas fechas. Este año el festival tuvo que cambiar un poco sus fechas, normalmente es entre julio y septiembre. Se cambió por temas de plata. Lo que te puedo decir es que todo el mundo está esperando el Festival de film francés que es en noviembre, La Orquídea en Cuenca, El lugar sin límites que es muy interesante también y obviamente todo el mundo espera con ansias el próximo EDOC. Yo espero que nazcan más festivales en Ecuador porque hacen falta, son una ventana increíble en formación de público, también para traer películas que ni nosotros podemos distribuir, digamos que son muy complicadas de distribuir, y en los festivales es el único lugar donde se pueden ver esas películas. Así que es necesario que nazcan nuevos festivales, desde festivales chiquitos como el Cinema Zombie Fest de Colombia, que son películas de género zombie. Hacen falta acá en Ecuador festivales temáticos, grandes festivales como los EDOC y La Orquídea. Y por supuesto, a Quito le hace falta un gran festival de ficción, porque ya tiene su gran festival de documentales, pero le hace falta un nuevo Cero Latitud.IMG_4659


Marco Pareja (Quito, 1987) estudió comunicación audiovisual en La Habana. Le apasiona ver, hablar y escribir sobre cine. Ha realizado varios cortometrajes y videoarte que han sido proyectados dentro y fuera de Ecuador.