Inicio Tinta Negra Los Mileto no tenemos fans, tenemos panas

Los Mileto no tenemos fans, tenemos panas

(Cuando se cumplen 20 años de vida de una de las bandas más importantes de la historia de la música hecha en Ecuador, y a dos días del inicio de su gira nacional de aniversario, compartimos esta historia de Jorge Imbaquingo sobre el concierto de los Mileto en Madrid, durante su gira europea).

Por Jorge R. Imbaquingo / @jimbaquingo

Al Chilango le pareció que el diseño era chido. De verdad que quiero ponerlo en mi laptop, dijo, entre convencido y agradecido. A Eswin, mi pana guatemalteco, en cambio, se le encandilaron los ojos intempestivamente con el regalo. Era Igor Icaza quien les entregaba el CD, una versión especial de In Situ, la placa en concierto que Sal y Mileto había grabado en Quito en el 2004, y que mantiene la presencia viva del ‘Jefe’, Paúl Segovia.

«De esta versión hay pocas copias, la mandamos a hacer para entregar a los panas y a las radios, pero el man que la mandó a fabricar nunca nos la entregó y, la verdad, yo me había olvidado de esta vuelta», decía Igor, mientras los amigos de la banda Sin Misericordia, una banda madrileña de hardcore donde tocaba el quiteño Esteban Bustamante, instalaban el amplificador Ampeg para que Franco Aguirre sonara a su gusto. En esa época al Franco le decían ‘Peluche’, porque se había dejado la barba. Una barba muy espesa, según contaban los miletos como un chiste interno. Un chiste entre ellos. Un chiste que contrastaba con el apodo del guitarrista, el Lucho Pelucho, a quien al parecer no le sentaba nada de barba. Insisto, un chiste demasiado interno, demasiado miletero, porque hace unos días Franco se había rasurado y para el resto del mundo era un chiste sin chiste. Pero era un chistesazo… de miletos para miletos.Salymileto 1En fin, Igor seguía hablando con mis amigos Eswin y el Chilango sobre el CD. «Yo, antes de venir a esta gira, me acordé que teníamos esos discos pendientes y se me ocurrió que debíamos llevarlos para entregarlos como material en las entrevistas, o a los panas… así que, tengan, panas», dijo de sopetón Igor, mientras extendía ese brazo largo, largo, con una mano huesuda, huesuda, con la que sostenía dos discos. Eswin y el Chilango recibieron sus copias de In Situ, con una portada diferente a la que todos los mileteros conocemos (el dibujo de dos amantes unidos por sus lenguas). Esta era una versión para elegidos, con las letras en rojo «Sal y Mileto», las figuras del trío en sombras fundidas en negro, y el logo del grupo en blanco.

Igor se fue, era el momento para la prueba de sonido en la Sala Costello, en Madrid.

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Pasado el tiempo, Eswin retornó a Guatemala. Cuando Otto Pérez Molina cumplió dos años como Presidente de su país, el 14 de enero de 2014, Eswin puso el video miletero de Aguanta y escribió esto en su perfil de Facebook:

Eswin Quiñónez shared a link.

January 14 near Guatemala City, Guatemala

Felices dos años de gobierno. Aquí, una cancioncilla dedicada por sus esfuerzos.

¿De qué color es la diferencia del que tiene y el que no tiene? De todos nos dicen, de todos nos cuentan.

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Aquí el único rockstar es Lucho Pelucho. La frase la puedo atribuir claramente a Igor Icaza. Porque mientras buscábamos un lugar para hacer botellón (en ecuatoriano, un lugar para chupar en la calle) no veía a Lucho Pelucho por ninguna parte. Era la cuarta llamada que hacía al celular del Pelucho. Pero el man no contestaba. Empezaba a preocuparme. Igor me dijo: «Fresco, loco… aquí el único rockstar es el Lucho Pelucho, ¿no ves que se fue con esa pelada? ¡Jajaja!, y vos preocupado…». Y volvió a soltar esa risa, con el dejo cómico-satánico tan característico. Me encogí de hombros.

El concierto había terminado de forma apoteósica, con dos retornos al escenario, ovaciones y todo el ritual de rockers ecuatorianos extasiados por escuchar a la banda de Los Hornos. Pero no solo ecuatorianos exiliados, también españoles curiosos. En fin, lo cierto es que íbamos por la calle de La Montera, con todas la putas ofreciéndonos sus servicios, con un aire seco y caluroso de verano madrileño. Era miércoles 25 de junio de 2007 y ese aire nos obligaba a ir a Puerta del Sol.

Yo caminaba con la mochila llena de los cedés del grupo. Franco se acercó y me dijo que era locazo lo que estaba pasando. Nunca antes tanta gente nos había esperado afuera de un concierto, alcanzó a decir. Y esa gente solo quería saludarlos. ¡Nada de autógrafos… eso es para giles! Ellos querían conversar, conocerles, tomarse un trago, compartir tabaco y chocolate. Los amigos de Sin Misericordia llevaron los instrumentos a buen recaudo. Estábamos con ganas de farrear, de salir de marcha, como dirían en esas tierras.

Quedamos en toparnos en Lavapiés, un pintoresco barrio madrileño dueño de un ambiente especial para el disfrute. Allí hicimos vaca, pero los miletos se adelantaron y compraron las bielas y los shawarmas para todos. Nos tomamos una foto. Nos quedamos hasta las seis de la mañana, cuando las estaciones del metro abrían sus puertas. Había que descansar de una noche que, más que de excesos, fue de nostalgia, de reminiscencias de la tierra de llamingos, una noche con ecos lejanos de la voz del ‘Jefe’ Segovia.

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En el chat, 12 de junio de 2007:

Jorge: ¿Qué dice Igor?

Igor: Pana George…

Jorge: ¿Qué fue? ¿Se animan a tocar en Madrid?

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Salymileto 2El Chilango, luego del concierto, me dijo que estaba asombrado. Creyó que la sala Costello no se iba a llenar. Él estaba encargado de la taquilla y, mientras la banda tocaba Avisos Clasificados, estaba convencido de que iba a quedar así, a medio llenar. Para la tercera canción, la sala llegó a su capacidad límite. Ahí el Chilango jura como una verdad insoslayable, equiparable a un dogma musulmán, que me había echado agua y, como en la película de los Gremlins, me había multiplicado. Franco se tomó el tiempo para presentar a la banda y para bromear:

-¡Hola!, somos de Ecuador, paralelo cero. Cero plata. Chiros…

-Chiros, pero contentos -dijo alguien del público.

-Chiros… pobres, pero eructando a pavo… ¡En la batería, el señor Igor Icaza! ¡Nos acompaña en la guitarra, a mi izquierda, el señor Lucho Pelucho Enríquez! Y un servidor, aquí, en el bajo… eh.. el señor… ¡Hamilton Cuvi!

-Es Franco Aguirre -complementó Igor, mientras los ecuatorianos reían a full y los extranjeros (Jajaja, para este caso, los españoles presentes) discurrían con unas risas de puro reflejo, como el efecto del martillo en la rodilla.

-Vamos la Disco Cero -anunció Franco.

-«¡Esto es rock and roll del Ecuador!», gritó Igor. Entonces, Lucho nos puso a levitar con ese riff en la menor mientras Igor tomaba aire para tocar la batería y cantar: En las noticias de la mañana anuncian que la tristeza ha subido dos puntos, que hay escasez de palomas, que asesinaron al anciano que vendía marihuana… ¡Vamos gente!

-¡Vendía marihuana! -contestó el público.

-¡¡Vendía marihuana!! -gritaron, más convencidos.

-¡¡¡Vendía marihuana!!! -ya parecía un mantra que no se iba a extinguir sino hasta cuando vino el segundo solo de Lucho Pelucho.

Salymileto4En la sala había de todo: llamingos, españoles, amigos de los amigos. Incluso estaba un man flaco, alto, de lentes, en sus casi cuarenta, que bailaba mosh con una cadencia diplomática. No sé si los mosheadores sabían que Sal y Mileto hacía historia. Era la primera vez que una banda de rock ecuatoriana hacía una gira europea. A esas alturas ya había recorrido Bellfort, París, Bruselas, Roma, Lleida, Barcelona… Luego de este concierto en Madrid terminarían la gira en Lisboa. Y, la verdad sea dicha, Madrid no estaba considerada en los planes. Fue una coincidencia encontrar a Igor en el chat.  Un atrevimiento contra todo pronóstico, pues toda la producción se hizo con el lema de hazlo-tú-mismo y en solo 10 días de promoción. La noticia salió en los principales diarios de Madrid, un equipo de EFE TV llegó a entrevistarlos, todo por la casualidad del chat.

Lavapies (1)Tengo unos amigos que siempre cuentan la que consideran la anécdota más loca de la historia del rock ecuatoriano: cuando Basca se tomó una foto con un policía a quien, al parecer, le gustaba su música. Y uno es picado… En este concierto de Sal y Mileto vi cómo el cónsul de Ecuador en Madrid bailaba mosh, un man flaco, alto, de lentes, en sus casi cuarenta, bailaba mosh con una cadencia diplomática. Y ahí mismo me han de decir: pero ese man no debe haber sido fan de los Mileto, el chapa sí era fan de Basca. Y yo respondo que hay una cosa que el Franco Aguirre me dijo en la prueba de sonido en Madrid: acá en Mileto no tenemos fans, ¡tenemos panas!

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En el chat, 13 de junio de 2007.

Igor: ¿Qué fue George, te animas a producir el concierto?

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