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Mi papá fue Paúl Segovia, el de Sal y Mileto

Por Damián Segovia

Mi papá fue Paúl Segovia. Sí, el mismo Paúl Segovia de Sal y Mileto, la banda que ahora cumple 20 años, con la que crecí y la que, con el paso del tiempo y los logros, se convirtió en una banda de culto en Ecuador.

Me impresiona ver cómo ese proyecto que nació con mi papá, el Igor Icaza, el Franco Aguirre, el Lucho Pelucho, ha durado tanto tiempo y ha llegado tan lejos. No han dejado de hacer música y sacar nuevos proyectos. Cuando nací, hace 18 años, Sal y Mileto ya existía, lo que quiere decir que conozco a la banda desde que estaba en el vientre de mi mamá. Desde que tengo memoria, Sal y Mileto ha sido parte de mi vida. Crecí en medio de los ensayos entre todos ellos: el Franco, el Igor, el Zak Icaza, hijo de Igor, quien ahora también ya está tocando con los Mileto. Ellos  son gente a la que yo considero mi familia. Es que, además de ser una banda ícono por todo lo que ha hecho, por las fusiones musicales de rock con música tradicional ecuatoriana y por su discurso social, Sal y Mileto también ha sido una especie de escuela para mí. No sé exactamente de cuándo es el primer recuerdo que tengo de los Mileto, lo que sí sé es que siempre estaba en los ensayos. Y mientras ellos trabajaban el Zak y yo jugábamos. Lo que sí recuerdo bien es que siempre fueron un cague de la risa, siempre concentrados en lo que estaban haciendo pero siempre divertidos y ocurridos. Siempre abiertos, felices de hacer lo que hacían, como hasta ahora. Y a pesar de que ya no es el grupo original, siguen ensayando donde siempre. Veinte años después siguen tocando allí. De los Mileto de mis tiempos de niño, solo permanece el Igor, pero ahora que he estado ensayando con ellos, sigo sintiendo lo mismo, me sigo riendo como antes. Es gente bien acolitadora.

2De mi papá no me acuerdo mucho. Lo que más me acuerdo es de lo jodón que era. Un maestro poniendo apodos a todo el mundo. Nadie se salvaba de él. Y era supercreativo. Recuerdo que nosotros vivíamos en el Valle de los Chillos, donde mis abuelos. No había mucha plata en esos tiempos, pero mi papá me hacía juguetes. En el patio de esa casa había un árbol de aguacate, viejo y gigante, que ya fue cortado. Él árbol tenía una rama extendida de unos tres o cuatro metros de largo y mi papá amarró una soga a una silla, de esas típicas de patio, y me hizo un columpio. Yo era muy pequeño como para sostenerme solo, así que me aseguraba con unas cuerdas. Mi mamá me contaba que esa cosa volaba y ella gritaba: “¡¡¡Nooo!!!”. Él siempre fue un compañero de juegos para mí: de subirse a los árboles, de divertirnos juntos…

En la banda, mi papá no solo era un intérprete, también componía. Se hacían las composiciones en conjunto, pero él también tenía las suyas propias. A mi mamá le escribió un pasillo titulado Por amarte, por ejemplo, y la única grabación de mi papá de ese pasillo está en un casete, de cuando mi mamá tenía como 15 o 16 años.

Hay full historias de cuando él era pequeño. Me cuentan que sin saber tocar, él solo escuchaba cómo tocaban los grandes y aprendía de una. Es que él venía de una familia en la que siempre hubo música: mi abuelo también era guitarrista, tocaba pasillos. Y es chistoso que a mi viejo no le gustaba la música pesada, a él le gustaban más los pasillos. Pero cuando decidieron armar Sal y Mileto ya la cosa tuvo que cambiar. Esa es una de las razones para que se haya dado esa fusión interesante de los pasillos o de la música nacional con música más roquera. Aunque pareciera algo natural, dado que mi papá y mi abuelo son músicos, a mí el gusto por la música me llegó de improviso. Cuando era pequeño me regalaron una guitarra, ahí como que comencé a cachar cómo era la cosa, pero en plan fresco. Un poco más tarde me interesé de verdad y empecé a estudiar y ahora creo que estoy muy influenciado por el estilo de mi papá.

4Luego tuve la guitarra de mi papá, que en un episodio muy raro fue robada y luego recuperada. A mi casa entraron unos ladrones y se llevaron muchas cosas. Cuando entré luego de eso, subí corriendo a mi cuarto y de una me di cuenta de que se habían llevado la guitarra de mi papá, porque yo siempre la tenía sentada en un sillón. Fue extraño porque aunque todo estaba revuelto, de una me di cuenta de que eso era lo que faltaba. De ahí empezó la búsqueda de la guitarra por diferentes sitios, tiendas, cachinerías; casi un mes de buscar y buscar, publicando mensajes a ver si la gente acolitaba… Tres meses después, una banda estaba saliendo de tocar en un local de La Mariscal y afuera estaba una señora de las que vende chicles, con la guitarra. Estos manes le preguntaron que a cuánto la vendía y ella les dijo que a 100 dólares. Ellos le regatearon y se la compraron en 80. Luego se la llevaron a donde el Pulpo, quien sabía lo de la guitarra y la conocía. Él la reconoció y les contó la historia de que esa era la guitarra de mi papá, así que la llevaron a un estudio donde casualmente estaban unos amigos míos que luego me contactaron y me la devolvieron. Fue como una secuencia de coincidencias afortunadas.

Para mí ha sido realmente importante haber sido incluido como músico invitado para tocar un par de temas en el concierto de aniversario de Sal y Mileto, no solo por compartir escenario con ellos, sino también con otros músicos como el Alex Alvear, el Fabián Romero y otros a los que admiro mucho. Es impresionante para mí haber sido incluido en todo eso y en el trabajo que han hecho los actuales Miletos para el concierto. Además fue bien chévere tocar en el mismo escenario con el Zak, que es como mi hermano, porque crecimos juntos y nos une algo súper fuerte. Me acuerdo de una vez que estábamos en un concierto y estaban tocando los Miletos, y fue chistoso porque el Zak y yo éramos chiquitos y nos subimos al escenario y hacíamos como que tocábamos.

Definitivamente estoy orgulloso de ser el hijo de Paúl Segovia y de sus logros, pero no me considero exactamente su heredero musical, aunque he optado por la misma profesión. Los dos somos personas diferentes a las que no se las debe comparar. Yo quiero caminar mi propio camino en la música, con mis logros. Para mí mi papá fue un gran músico, pero no lo mitifico, porque viví con él. Pero estoy consciente de lo que Sal y Mileto logró a través de estos veinte años. Son músicos excelentes, ¡el Franco Aguirre es un bajista densazo, el Igor es un musicazo, el Pelucho es un guitarrista increíble, un hijuemadre!

No me pongo a pensar mucho en cómo sería todo si mi papá siguiera aquí. Más bien creo que es mejor pensar que las cosas son como son. Ahora me imagino que si él aún estuviera, habría continuado con Sal y Mileto. Pero no es algo en lo que pienso muy a menudo.

Viente años después, Sal y Mileto ha dejado de tocar por cosas que no se pueden superar, como la distancia física. El Zak está estudiando en Berklee, el Lucho Pelucho está viviendo en Francia. Pero si Mileto ha seguido vigente creo que ha sido gracias al Igor y al amor y al significado del grupo en todos nosotros.

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7 COMENTARIOS

  1. La distancia es solo fisica querido Damian. Hermosa y profunda tu reflexion sobre el mundo en el que creciste, el legado de tu padre y el amor de tu madre. Muchos éxitos Damian.

  2. Saludos Damián! Que buenos recuerdos y vivencias que cuentas, también les recuerdo así y son una gran banda!, un abrazo mis mejores deseos y buena suerte en tu camino musical!

  3. Ke hermoso leer esto…algunos de los ke konocimos al Polito nos vimos influenciados y entramos a la música y a un escenario, gracias al empuje de él y del Igor y el Franco…crecimos con Sal y Mileto con el Flako, con el Narvico…y esta banda no solo es una banda sino una familia inmensa…Gracias Sal&Mileto y la Banda de los Hornos…

  4. Qué buena onda estas líneas hermano, mi nombre es BAYRON alban soy primo del igor y fui también un amigo de jodas juergas y sobretodo muchas jornadas de cagarnos de risa muy creativo pero el mejor para poner apodos un genio!
    Felicidades si te dedicas a la música pero sobretodo por mantener vivo el recuerdo del gran PAUL

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