Por Jessica Zambrano / @jeszicazambrano
Entre todos los presidentes de América Latina, el único que contesta a los usuarios de Twitter es Rafael Correa, @MashiRafael. Y es que, a diferencia de los políticos que se lanzan a las redes sociales como si fuera un nuevo canal de televisión @MashiRafael se atreve a dar los buenos días cada semana, da órdenes a sus ministros, contesta a quienes no creen en su revolución y hasta hace bromas. El Mashi en Twitter es un tuitstar… a tiempo parcial.
En la ruta Argentina-México es posible clasificar a los presidentes por el tipo de usuarios. Están los carismáticos, los community presidenciales, los ausentes y @MashiRafael.
Cómo olvidar los tuits de la presidenta argentina, Cristina Fernández, @CFK, cuando se refirió a la llamada de “Rafa” -sí, de Correa- contándole que Evo había sido impedido de volar cielo europeo.
-Hola Rafa cómo estás?
-¿No sabes lo que está pasando? -contesta entre enojado y angustiado-
-No, qué está pasando -Yo en babia, raro porque siempre estoy atenta y vigilante. Pero recién había terminado una reunión-
No cabe duda de que @CFK está entre los presidentes carismáticos en redes, y si hay que hablar de ganadores, ella sería la vencedora gracias a su toque personal y populista, seguida del dominicano @Danilo Medina y del peruano @Ollanta_HumalaT.
Entre los categorizados como ausentes están el nicaragüense Daniel Ortega, el uruguayo Pepe Mujica y el boliviano @Evo_Molares. Lo último que hizo Evo en Twitter fue agradecer al nuevo ausente @chavezcandanga en 2012, sin dejar claro por qué, pero lo mismo hizo con otras cuentas que hasta tenían su nombre, incluida una que en sus nueve tuits se manifiesta como troll (@evomorales), con más seguidores que las otras y donde su último tuit denuncia un hackeo de la CIA.
El resto de presidentes están todos en el saco de los community presidenciales: aquellos que apuntan sus actividades, publican sus fotos más importantes y cuentan lo que hacen por su respectiva Patria. Y bueno, el panameño @rmartinelli y el venezolano @NicolasMaduro podrían figurar como los obsesivos y furiosos. Ambos tienen algo que decirse pero usan las redes para hacerlo. Para Maduro, el activismo tuitero es contra lo que llama “fascismo”.
@MashiRafael hace algo parecido a sus homólogos latinoamericanos, es cierto. Pero algo lo distingue de todos ellos: contesta, administra su gabinete, defiende a las respectivas funciones del Estado y demuestra su enojo contra esas ideas descabelladas y dispersas que juegan suerte por su respuesta en twitter.
A pesar de que en algunas de sus sabatinas @MashiRafael los llama “tuiteres”, en más de 5 734 tuits, como la RAE ha aceptado que se dice, ha demostrado que es muy capaz de desenvolverse en el terreno virtual, aparentemente sin un community manager, responder lo que quiere, causar críticas y alabanzas y, de cierta manera, dar la sensación de que el Presidente está cerca de sus seguidores. Por lo menos de los que tienen acceso a la red.
¿Qué valor tiene un tuit respondido por el Presidente? No lo sabemos, pero en su lista de tuits es frecuente la frase “¡Favor atender!”. Dicen fuentes del gobierno que cada vez que un funcionario público -entiéndase ministros y mandos medios- recibe una mención en Twitter por parte de @MashiRafael solicitando algo, llega un correo electrónico de Presidencia disponiendo un plazo para atender la demanda tuitera. Ciertas denuncias son un arma de doble filo, más aún si el denunciante es empleado público y ha pecado de exagerado.
Sin duda, hay una gran cantidad de usuarios pidiendo soluciones en Twitter. Gente que apuesta por la informalidad de solicitar ayuda considerando que los papeles a veces no ayudan mucho. Lo cierto es que, del “¡Favor atender!” presidencial no se ha salvado ni el reelecto y criticado abogado Jaime Nebot, cabeza visible de la derecha opositora al gobierno de @MashiRafael:
Pero los más beneficiados con respuestas claras son las fanáticas y fanáticos que felicitan a la revolución, mientras que aquellos que cuestionan todo y osan usar el lenguaje inadecuado son castigados con el sarcasmo o la furia presidencial.
Porque, si de reclamos se trata, “con el Socialismo del Siglo XXI le enseñaremos a escribir”.
