(Un informe de las primeras horas)

Por Gabriela Ruiz Agila

Caída súbita
El presidente Enrique Peña Nieto había tomado un vuelo para dirigirse a Oaxaca y constatar los daños que dejó el terremoto de 8,2 grados en Oaxaca y Chiapas, el pasado 7 de septiembre. Pero le informaron que debía regresar porque la tragedia ocurría ese mismo momento en Ciudad de México. A las 13:14 horas locales, un sismo de 7,1 sacudía de múltiples maneras a la cuarta ciudad más poblada del mundo, con 20 millones 843 mil habitantes, según la ONU.

Solo unas horas antes, Peña Nieto izó la Bandera Nacional a media asta en memoria de las víctimas del terremoto del 19 de septiembre de 1985, que dejó más de 10 mil muertos. «Doble tragedia», afirmó el presidente en sus primeras declaraciones.

La sociedad civil se organizó de inmediato en CDMX para rescatar a las víctimas e iniciar la reconstrucción. Foto: Francisco Mata Rosas

Un informe preliminar señala 51 puntos de desastre donde colapsaron casas, edificios, comercios en zonas que aparentemente son las mismas afectadas que en 1985. En el lapso de las dos primeras horas, se reportó la caída de al menos 27 edificios, entre ellos una escuela y un multifamiliar. Brigadas de Protección Civil visitarán las viviendas de la #CDMX para verificar su situación –pues varios no cayeron pero sufrieron serios daños–, labor que se venía haciendo desde hacía una semana, luego del terremoto del 7 de septiembre. Seguramente habrá edificios que no podrán ser habitados.

Alrededor de los puntos de colapso de edificaciones, se realizan ahora mismo labores de rescate. Los binomios de rescatistas y perros están en el sitio junto a un sinnúmero de voluntarios. Los servicios de salud se improvisan en las banquetas y se amplía la cobertura en los hospitales a quienes no son derechohabientes.

El gobierno implementó de inmediato el Plan MX y las fuerzas de seguridad hacen presencia en las calles –aproximadamente 7 mil miembros-, identificados con ropa o logos oficiales. El gobierno enfrenta tragedias simultáneas en el país por los terremotos recientemente ocurridos así como por los efectos de los huracanes Irma, Katia y José. México enfrenta la atención a las víctimas -médica, piscológica y jurídica-. La prioridad es rescatar a heridos.

Las listas de muertos y desaparecidos tendrán información verificada. Al cierre de este informe se habla de aproximadamente 300 fallecidos en CDMX. El servicio sismológico nacional mexicano (SSNM) informó que hasta las 10:30 de la noche del 19 se registraron 17 réplicas, la más intensa de 4.9 grados. Otros Estados afectados por el sismo son Morelos y Guerrero y Puebla, donde se ha reportado un mayor número de muertos.

El 20 de septiembre llegó con un duró amanecer. La pérdida es más visible y se suma a los episodios de Juchitán y de otros 40 municipios en Oaxaca y Chiapas.

Foto: Vicente Gaibor el Pino

Se habla ya de la creación de un fondo para huérfanos del terremoto. La recuperación de la infraestructura pública empezará por detectar posibles fugas de gas, retiro de cableado de alta tensión y el derrumbe programado de edificios que representan peligro inminente.

Una casualidad extraordinaria
Como cada 19 de septiembre, desde 1985, en toda la república mexicana se hacen simulacros de evacuación frente a sismos. La fecha conmemora a las víctimas del terremoto que afectó al Distrito Federal en 1985, ocurrido a las 07:17:47 hora local, ​y que alcanzó una magnitud de 8,1 grados Ritcher. En esa ocasión, las estructuras de cuadras enteras cayeron, lo que daba la impresión de que la ciudad también había caído.

Las grandes lecciones que dejó aquel terremoto se incorporaron a la gestión pública con el fortalecimiento de programas de contingencia y seguridad (DN3 y Plan Marina, que actualmente operan bajo el nombre de Plan MX), pero también caló hondo en la cultura de los mexicanos. Por política, mediante una cadena nacional a través de la radio se organiza el simulacro. Todas las actividades en sitios públicos y privados se detienen para efectuar el ejercicio.

Se debe echar a andar el sistema de alarma y la planeación, con responsables de sismos, con cascos, linternas y kits de emergencia en cada piso de edificios públicos. Por lo general, se escucha la alarma sísmica y durante una hora, aproximadamente, la población se forma en filas evitando empujones y correr.

En el estado de Oaxaca, los organismos de socorro se encontraban trabajando en la reconstrucción luego del sismo del 9 de septiembre cuando llegó este nuevo terremoto. Foto: Presidencia de la República de México.

Han sido 32 años de ejercicios de evacuación, pero a pesar de todos los entrenamientos y la planeación, algunas alarmas de evacuación no sonaron. Mucha gente no alcanzó a salir de los edificios. Son también 32 años de la conformación de brigadas de rescatistas como los reconocidos Topos mexicanos, que en más de una ocasión han asistido a otros países donde el número de rescatistas no ha sido suficiente. Ahora mismo, cada ciudadano es un héroe.

Puño Levantado y cadenas humanas
«¡Guarden silencio!», piden los voluntarios, para identificar y rescatar a los sobrevivientes debajo de los escombros. Meten sus propias manos entre las piedras. Esas mismas manos aplauden cuando se arranca a alguien de la muerte. Sus voces emocionan hasta las lágrimas. ¡Están vivos!

Rescatistas y voluntarios levantan el puño. Es un nuevo símbolo para pedir silencio. Los helicópteros se han detenido para procurar silencio y escuchar las peticiones de ayuda. Los mexicanos saben cómo arrimar el hombro en estos eventos. En una especie de déjà vu, varios reporteros continúan registrando la lucha por la supervivencia. Se activa la memoria colectiva: Quienes vivieron la tragedia del terremoto de 1985 recuerdan las largas filas de voluntarios que se organizaron para ayudar.

La escuela Enrique Rebsamen, ubicada en la Calzada de Las Brujas, fue una de las edificaciones que colapsó. Unos 28 niños quedaron atrapados en la escuela y 11 de ellos fueron rescatados. Frente a esta escuela, en la fachada de un edificio, se puede leer: “Silencio. Retírate. Viva México”. Los espacios abiertos alrededor de la escuela se improvisaron como morgue, sala de emergencias y espacio de crónica. Ahí se depositaron los cuerpos de 22 niños que fallecieron aplastados por el derrumbe. Pero persisten también las historias de esperanza: salvar a Víctor, uno de los niños atrapados. El niño habría hecho contacto con los rescatistas y sobrevive con una manguera que le provee oxígeno. Las labores de rescate persisten en este lugar.

Francisco Mata Rosas

La solidaridad del pueblo mexicano es impresionante. Las escenas de entrega de agua y vituallas a los rescatistas es continua. En Ciudad Universitaria (UNAM) se concentraron voluntarios y reunieron donativos: alimentos, agua, herramienta, entre otros.

El gobierno mexicano recomienda a la población permanecer en sus residencias y evitar salir para facilitar el transporte. También se exhortó al buen uso de las redes sociales para la ubicación de nuevas víctimas o emergencias.

La ciudad #CDMX está conmocionada. Sus maneras de lidiar con la tristeza y la impresión consisten en rescatar sobrevivientes, reunir donativos, organizar el apoyo. Una sensación de fraternidad se ha tomando las calles. Alguien dirige el tránsito, alguien pregunta por el otro. Como en 1985, la sociedad civil ha salido al rescate.


¿Cómo ayudar?
Los Topos Mexicanos son un equipo profesional de rescate mexicano sin fines de lucro. Más que nunca necesitan nuestro apoyo. Quienes quieran ayudar desde el extranjero, acá una vía:

Banco: Santander
Cuenta: 92-00070929-4
Número de ruta: 014180920007092942
Reference: Brigada de Rescate Topos Tlaltelolco, A.C.
Paypal: donativos@brigada-rescate-topos.org


Este reporte se realizó con datos de los colegas y reporteros, así como ciudadanos que ahora mismo informan desde el lugar de los hechos y se suman a una de las labores más importantes del periodismo, su función social y de servicio a la comunidad. El equipo de LBE expresa sus condolencias y solidaridad con el pueblo mexicano.