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La mujer indígena sabe más que cualquiera sobre el cambio climático

Por Yvette Sierra Praeli / @yvettesierra / desde Lima

Encontré a Roxana Chimanga en la playa Agua Dulce, por la tarde del 6 de diciembre del año pasado. Llevaba ahí más de cuatro horas esperando a que empezara la actividad para la que había sido convocada: formar una bandera humana para reclamar por los derechos indígenas y la preservación de los bosques. «Soy de la comunidad San Antonio de Somamoro, del distrito de Pangoa, provincia de Satipo, región Junín», me dijo, mientras caminaba con el celular en la mano. Llevaba un collar imponente y el atuendo característico de la etnia nomatsiguenga.

Roxana ChimangaRoxana es parte de Arpi SC (Asociación Regional de Pueblos Indígenas de la Selva Central, en Perú), una de las delegaciones de comunidades amazónicas que participaron en la #COP20, que se realizó en Lima, la capital de Perú. «Hemos venido porque en la COP20 se está hablando de cómo la mujer indígena se está adaptando a este cambio climático que se está produciendo no solo en el Perú, sino también en todo el mundo», me explicó Roxana esa tarde. «Le cuento un poco que el trabajo que hacemos como mujer indígena -continuó- y en mi comunidad nos cuesta mucho, debido a la tala indebida de los árboles y a la deforestación que se está produciendo. Nosotros trabajamos sembrando productos como plátano, yuca, cacao y café. Pero las mujeres también tenemos iniciativas de cómo trabajar en algunas organizaciones, porque ahora también somos incluidas». ¿Ahora también son incluidas? Mi pregunta era el resultado de una cierta incredulidad… «El indígena -me aclaró- es machista, pero ahora las mujeres indígenas sí podemos ser capacitadas y, por qué no decirlo, ser también una autoridad en la comunidad, en la organización; ese es el sueño de cada mujer indígena. Es difícil, nos estamos adaptando lento, pero ahí estamos avanzando conjuntamente con nuestros esposos, con nuestros hijos».

El sol del verano quemaba mientras conversábamos, aunque un ligero viento marino nos refrescó por momentos. Roxana me contó cómo están sintiendo los efectos del cambio climático en su comunidad, cómo la cosecha de café de este año en casi todo el Perú ha sido afectada por una enfermedad. Me habló también del clima, de que hay más calor que antes, de los ríos contaminados, de cómo las mujeres intentan sensibilizar a sus hijos, a su comunidad. «Eso estamos tratando de hacer para evitar un poco esto de que se está enfermando nuestra madre Tierra».

15325923044_901a7b30b9_kEntre las propuestas que han traído los pueblos indígenas a la cumbre mundial estuvieron la titulación de sus territorios, el derecho a la consulta previa, el reconocimiento de su rol en la lucha contra el cambio climático, crear un fondo indígena climático administrado directamente por ellos, valorar el rol de las mujeres indígenas en la adaptación y considerar los derechos indígenas como un asunto social que debe ser respetado para ser coherente con las soluciones climáticas. Estos planteamientos llegaron por primera vez a una cumbre climática en las voces de sus propios protagonistas, pues esta ha sido la primera COP en la que estuvieron presentes los representantes directos de los pueblos indígenas. Eso hizo de Lima una ciudad de encuentro de pueblos de todas partes del mundo durante los 14 días que duró la cita en su sede principal, el Cuartel General del Ejército del Perú, conocido como Pentagonito.

Los representantes indígenas también estuvieron presentes en Voces por el Clima, un espacio paralelo al oficial, abierto al público e instalado en el Jockey Club de Lima, donde se armaron pabellones temáticos sobre energía renovable, ciudades sostenibles, montañas y agua, bosques, océanos y un pabellón indígena con una gran maloca central y un auditorio para conferencias diarias. Setenta y dos instituciones en total, entre organizaciones indígenas, ONGs, centros de investigación y organizaciones sociales estuvieron presentes en este espacio instalado por primera vez en una cumbre mundial para conocer la realidad de los pueblos indígenas del planeta. Fue ahí que encontré a Judith Rivero Burgos, presidenta de la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia y dirigente de 34 nacionalidades indígenas de las mujeres del Oriente, del Chaco y de la Amazonía de Bolivia. «A nosotros no nos pueden contar historias porque tenemos la vivencia en las mismas comunidades. Defendemos la vida, el medio ambiente, la biodiversidad, no solamente para los indígenas sino para la humanidad -me dijo-. Como mujeres es la primera vez que participamos en una COP. Sabemos que cada año se viene trabajando esto referente al cambio climático y nosotras venimos porque tenemos un trabajo, tenemos una propuesta. Queremos hacer visible y reflejar el trabajo importante que hacemos las mujeres para la mitigación y adaptación al cambio climático».

Panel pueblos indígenas“La COP20 debe ser un precedente para los pueblos indígenas”, dijo Jorge Herrera Domínguez, indígena witoto del departamento de Caquetá, en Colombia, durante la conferencia Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana, que se presentó como parte de los eventos alternos en la sede oficial de la COP.

Aunque los representantes de los pueblos indígenas llamaron la atención en la COP20, sus propuestas finalmente solo quedaron reflejadas en un párrafo del documento final que se firmó en Lima, el mismo párrafo menciona a las mujeres, a los jóvenes, a las instituciones académicas y otros sectores, y hace referencia a las oportunidades que deben tener. Y pare de contar. Sin embargo, su presencia en esta cumbre de Lima ha marcado un inicio de la participación de los pueblos originarios en las reuniones mundiales donde se debate el futuro del planeta y la sobrevivencia de los seres humanos como especie.

Si bien el “Llamado de Lima para la Acción Climática”, como se ha denominado al acuerdo final de la COP20 que se logró dos días después de lo previsto, ha sido calificado como débil, para quienes estuvimos pendientes de estas negociaciones durante los 14 días que duró el evento mundial, la COP de Lima será recordada principalmente por la presencia de los pueblos indígenas, sobre todo de las mujeres que, como Roxana, saben perfectamente lo que significa vivir cada día enfrentando el cambio climático.