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Ya no es como antes

Antes nos comunicábamos de otro modo. Antes de la era digital, otros eran los códigos que nos unían. Daniel Orejuela dice las cosas #SinTantaVuelta y lo hace desde el vacío. Precisamente desde donde nacen las cosas importantes. Así nos llegan los temas de discusión en el café, en la esquina, en el barrio, en la sala de la casa de los panas, sin tanta vuelta. ¡Bienvenidos a leerlo!

#SinTantaVuelta

Por Daniel Orejuela / @daniel_orejuela

Ya no es como antes. Tantas veces escuché esta frase en la voz de mis mayores y nunca pensé que iba a entenderla tanto como ahora. ¿No le pasa a usted?

Mi hermana me dijo alguna vez:

–Le apliqué la pena máxima

¿La pena máxima? ¿Cuál es la pena máxima?

Lo eliminé del Facebook…

Me quedé pensando en esto. Claro, la decisión unilateral de eliminar a alguien duele. Yo una única vez eliminé a alguien de mi Facebook y quizá me dolió mucho más a mí que a la otra persona. Tanto que no creo que lo vuelva a hacer nunca más. ¡Lámpara!

Cuando llegué a vivir en Europa, hace un poco más de veinte años, comunicarse con la familia de uno y los queridos era tan especial. ¡Un evento llamar a la patria de uno! Ahorraba durante todo el mes para llamar a larga distancia. Cambiaba cincuenta marcos –o lo que alcanzaba a juntar, en monedas de a cinco– y me iba a una cabina. Entonces uno era mete y mete monedas y la mamá de uno pegando gritos del otro lado.

Hoy en día, con esto de los smartphone –que son un gran invento para acercar a los que están lejos y alejar a los que están cerca–, todo se ha vuelto menos evento. Llamar gratis a cualquier lado del mundo es pan de cada día. Los telefonitos estos, las redes sociales y las aplicaciones están realmente cambiando a la humanidad. ¿Será que a esto se referían los científicos con la evolución de las especies? Todo va rapidísimo. Ya no existe eso de aprenderse de memoria nada. Por ahí he visto que sacan el iPhone 6, el Galaxy no sé cuánto, qué sé yo. Y anotan todo. O hasta le preguntan a Google, que todo lo sabe y les responde.

Yo no saco mi teléfono porque se siente feo. Como mi smartphone wanabí costó la décima parte de lo que cuesta un teléfono pelucón, hasta me preguntan si ya comí cuando lo saco.

Y las redes sociales. ¡Es increíble cómo nos han cambiado! Si no se publica en Facebook lo chévere que se vive, no se vive. No se puede ir ni a conocer un lugar nuevo porque alguien siempre quiere tomarse una foto y decir lo lindo que está pasando. Y no está pasando nada. Y si pasa, no se vive porque hay que hacer el selfie. ¿Ah? ¡Lámpara!

Y no hay feos, ¿se ha dado cuenta? Facebook no tiene feos. Como uno mismo escoge la foto… ¿Por qué no pondrán la foto de la cédula o la de la licencia en el perfil? Las tetonas ponen fotos que se toman desde arriba, pa que se vea. Las nalgonas, o las que medianamente tienen con qué sentarse, se sacan fotos de perfil y cuerpo entero. Y se tuercen. Los pepudos salen haciendo esfuerzo para que se marquen los brazos o el pecho. Los de billete salen curiosamente siempre al lado de sus pertenencias materiales. Y los feos o feas sacamos una foto de un paisaje, una frase, un perrito. Pero los feos no mostramos nuestras falencias. ¡Puro cuento, las redes sociales no son la realidad! Pero lo creemos.

Hay que estar pilas con esto de las redes sociales, los smartphone, la gente cazando pokemones y desconectándose del mundo para conectarse con lo virtual.

Yo no le pongo resistencia a la vida, porque tampoco quisiera que la vida se me resistiera. Pero prefiero vivir lo de afuera.


Daniel Orejuela Flores es un guayaco del 75. Productor musical de oficio, ingeniero de sonido de necio y escritor de repente. Ha vivido más de la mitad de su vida fuera del Ecuador, sin embargo, ha tratado siempre de mantener el contacto con el país y su acontecer político, social y cultural y ahora, de vuelta, reside en Quito.

3 COMENTARIOS

  1. Muy de acuerdo. Todavia existimos los que usabamos las operadoras de diferentes paises para comunicarnos desde el otro lado del mundo. Habia que dedicarle al menos una mañana a esto, se llegaba a la telefonica, se hacia cola para llenar un papelito con el pais, ciudad y el numero de telefono donde querias llamar. Luego te sentabas a esperar que la operadira anuncie por parlante «Cabina «3, Guayaquil» y corrias con tu corazon en la garganta a escucharle a la operadora de Sofia en Bulgaria que te decia algo que tu suponias era «espere que le comunico con la operadora de New York». Luego la de New York te conectaba con la de Bogota y esta por ultimo con la operadora de Guayaquil, para finalmente escuchar la tan querida voz de tu familiar….era los años 80s!!. Luego de tremenda maraton salias renovado, con la impresion que «lo lograste» y que no habia nada en el mundo como tu familia!!
    Los monederos vinieron despues, ya en los 90s y la preocupacion de uno era solamente tener «la bolsita de las monedas» y llamabas de cualquier telefono publico, por supuesto buscabas el de la gasolinera mas cercana a tu casa. Paso el tiempo, nacieron los hijos, cambio el siglo…los hijos crecieron….llego su turno de irse lejos a estudiar. La tecnologia avanzo, ya no se necesita mayor esfuerzo para comunicarse con la gente que estaba al otro lado del oceano…ahora falta tiempo o tal vez voluntad!!!

  2. Buenísimo panita !! TIENES TODA LA RAZÓN !!!! jejeje
    En estos sías fui a una «FIESTA DE CUMPLEAÑOS» donde al llegar vi a los invitados TOD@S sentados viendo TV y 1 chica viendo su telf y buscando todos los youtube videos que le pedía cada uno, de Riky Martin, Chakira, Menudo, El gran combo … y en esa PASAMOS TODA LA FIESTA !! VIENDO VIDEOS !! NADIE HABLÓ CON NADIE NADIE BAILÓ CON NADIE !! Solo bebíamos, comíamosy comentabamos los videos! Qué tal ?? 😉 Las fiestas del futuro ??? NOOOO POR FAVOORRR !!!!
    Un abrazote desde por acá lejos ! que sigas bien ! 😉

  3. Dani, como siempre, escribes muy lindo y acertado, pues ahora mismo respondo mi comentario desde un smartphone. La verdad es q son muy inteligentes, puedes hacer maravillas, pero también destruyen las relaciones sociales, con este invento tecnológico tan maravilloso donde a distancia se resuelven muchos problemas del día a día, se pierde la familiaridad, la comunicación interpersonal, eso que decimos face to face.
    Hasta los más pequeños a penas caminan quieren un smartphone para ver a Topa de Disney juniors y las abuelitas pasan su tiempo en el chisme de Facebook.» Es lo q tu dices sin tanta vuelta».

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