Por Paola Carrillo / @Pao_cvi

Ilustraciones: Jonathan Venegas.

En 2016, durante la campaña electoral de Estados Unidos, una mentira sobre el apoyo del papa Francisco a Donald Trump fue compartida más de un millón de veces en redes sociales. “Se estima que hubo por lo menos 40 millones de publicaciones falsas compartidas en Facebook durante esas elecciones, con tres veces más publicaciones pro Trump”, detallan los investigadores de una publicación académica.

Algo similar ocurrió en Brasil, en 2018, cuando la campaña de Jair Bolsonaro utilizó robots que interactuaban, sobre todo en Twitter y en grupos de Whatsapp, compartiendo desinformación para atraer votos. Un informe mostró que el 70,7% de las interacciones en Twitter (hoy X) durante las elecciones eran de robots.

En todo el mundo –y, por supuesto, también en Ecuador–, “la desinformación se convirtió en un actor político de las elecciones”, dice Alexis Serrano, periodista y editor del portal Ecuador Chequea, un medio de comunicación especializado en comprobar la veracidad de los contenidos que circulan en internet y en redes sociales.

En las elecciones del 2023, en Ecuador, en las que se eligieron autoridades seccionales, más del 86% de los contenidos que verificó Ecuador Chequea constituyeron desinformación, recuerda Serrano.

“Las elecciones son momentos cargados de emociones y polarización, lo que facilita que los mensajes engañosos se viralicen”, añade Carolina Bazante, fundadora y directora de Lupa Media, una organización independiente especializada en fact-checking y educación mediática. 

Según ella, “actores malintencionados suelen aprovechar la incertidumbre para influir en la opinión pública o desacreditar procesos legítimos”. 

¿Qué hacer para no caer en la trampa de la desinformación?

Cómo sobrevivir a la desinformación
Ilustraciones: Jonathan Venegas.

1. Conoce qué es la desinformación

La guía de la Unesco Periodismo, ‘Noticias Falsas’ y Desinformación. Manual de Educación y Capacitación para periodistas propone entender la desinformación en tres categorías: 

Información errónea, que es información falsa aunque la persona que la está difundiendo cree que es verdad.

Desinformación, que también es información falsa, pero la persona que la difunde sabe que es falsa. Según la guía de la Unesco: “Es una mentira deliberada e intencional y señala que las personas están siendo activamente desinformadas por actores maliciosos”.

Información maliciosa, se basa en la realidad pero se usa para hacer daño a una persona, organización o país.

Además de esta clasificación, el informe Truth Quest, de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), añade dos categorías más: el engaño contextual, «que se refiere a información verdadera sacada de contexto o distorsionada para manipular la percepción de un acontecimiento o tema”, y la sátira, que «es el uso del humor y la exageración en obras de arte o medios de comunicación, que pueden ser malinterpretados cuando se descontextualizan”.

2. Afina tu olfato a prueba de mentiras

Dudar siempre es el primer paso. Examina bien la cuenta de redes sociales o la página web donde se publican las supuestas noticias. Tal como lo mostró La Barra Espaciadora en la investigación La propaganda política se disfraza de periodismo, existen cuentas que se presentan como medios de prensa pero publican propaganda política o desinformación a cambio de pagos, muchas veces con dinero público. Eso representa un engaño. Algunas cuentas engañosas usan nombres parecidos a medios tradicionales como diarioexxtra, en Tik Tok, o El Mercioco, en Facebook.

Para Cristian Espinosa, periodista, catedrático de Nuevos Medios y director de la consultora Cobertura Digital, un filtro inicial para verificar la información es “fijarse si tiene fuentes que la respalden y si esas fuentes son equilibradas, porque muchas veces los hechos se presentan con enfoques sesgados”.

Es muy común recibir información sesgada o sin verificar en chats de Telegram, WhatsApp y otras aplicaciones. Evita compartir esos contenidos si es que compruebas que no corresponden a una fuente periodística, académica, científica o especializada que tú conozcas o que te genere credibilidad. Los contenidos que no te remiten a un sitio web oficial o que no tienen firmas legítimas seguramente son desinformación.

Una particularidad de la desinformación en épocas de elecciones, según Carolina Bazante, es que “muchas veces es reciclada”. Por ejemplo, los clásicos rumores: «Los muertos que votan», «el esfero que se borra» o denuncias de fraude sin evidencias, constituyen posibles trampas para deslegitimar o favorecer algún interés político. Para Carolina, “el hecho de que estas narrativas sean recurrentes nos permite estar un paso adelante para identificar contenido malicioso, que incluso puede incluir videos o imágenes sacados de contexto, provenientes de otros países”.

La Inteligencia Artificial y otras herramientas digitales están siendo usadas por activistas políticos que buscan engañarnos. “Si ves una frase que se le atribuye a [cualquier candidato o candidata], en la que supuestamente diría que la marihuana no es una droga, sino una hierbita como la cebolla, pero más divertida, supones que puede ser mentira”, ejemplifica Alexis Serrano. En eso consiste el instinto periodístico que usan los chequeadores profesionales para identificar “potenciales desinformaciones”.

Contrastar la información no es solamente una tarea del periodismo Tú también puedes y debes hacerlo. Cuando recibas cualquier información, revisa si otras fuentes de tu confianza han publicado también algo al respecto. Consulta con otras personas que sepan más que tú sobre ese tema. Nunca te quedes con una sola fuente, contrasta con una o dos fuentes más y solo cuando hayas verificado que el contenido es real, compártelo con tus contactos.

Cómo sobrevivir a la desinformación
Ilustraciones: Jonathan Venegas.

3. Usa la tecnología e infórmate con periodistas verificadores

Pincha aquí para saber qué es el fact-checking

Con la búsqueda inversa en Google Imágenes puedes subir una imagen para saber de qué año es o en qué ciudad fue captada. Para conseguirlo, sigue estos pasos:

  • Haz clic con el botón derecho en la imagen que deseas verificar y así obtendrás su URL.
  • Copia la dirección de la imagen.
  • Ve a Google Imágenes.
  • Haz clic en “Buscar por imagen”.
  • Pega la URL que seleccionaste en el cuadro de texto.

Además, también existe la herramienta Fact Check Tools, con la que se puede buscar información que ya ha sido verificada.

En Latinoamérica existe la red de chequeadores LatamChequea, que agrupa a medios especializados en fact checking, en los que se puede buscar información comprobada. En su página web encuentras una lista por país. 

Adicionalmente, la Unesco ofrece una guía para principiantes para establecer una organización de fact-checking en América Latina y el Caribe, que puede servirte.

Según Martín Slipczuk, coordinador de Proyectos Especiales de Chequeado.com de Argentina, cada medio especializado en fact-checking “tiene métodos o sistemas de calificaciones diferentes, pero todos cumplen con tener un método, una política de correcciones y ser transparentes, entre otros aspectos”.

En el caso de Chequeado, su método tiene 8 pasos que van desde la selección de una frase del ámbito público, las consultas a las fuentes originales, oficiales y alternas; la identificación del contexto; la confirmación y la calificación.

En el Portal Check elecciones, un sitio web creado por LatamChequea y Unesco, se encuentran los 10 tipos de desinformación electoral más comunes en la región. 

4. Ser nuestros propios verificadores

El mayor desafío que presenta el ecosistema de la desinformación, según Cristian Espinosa, es “la velocidad con la que se viraliza la información falsa, porque los fact checkers no logran seguirle el ritmo”. Por esto, para el experto, lo más importante es que las personas que consumimos contenidos de redes sociales desarrollemos un sentido crítico para ser nuestros propios chequeadores.

En la lucha contra la desinformación también existe otra guía útil de la Unesco: la Guía práctica para organizaciones y cuerpos electorales Cómo contrarrestar la desinformación electoral.

Los medios especializados en fact checking califican la información con sistemas que podrían servirte. Por ejemplo, en Chequeado, usan 9 rangos que incluyen: “Verdadero”, “Exagerado”, “Engañoso” o “Falso”. 

Sin embargo, la capacidad de las personas para reconocer la desinformación también está relacionada con la confianza que estas tienen en las noticias que ven en redes sociales, según el informe Truth Quest

Por ejemplo, los países de la región que se incluyeron en dicho informe, Colombia, México y Brasil, se ubicaron en los últimos puestos de una clasificación que medía la capacidad de las personas para identificar si un contenido en línea es falso. “La educación y el nivel de ingresos influyeron en la capacidad de identificar la desinformación y la sátira, con diferencias notables entre los grupos de mayor y menor escolaridad y nivel económico”, determinó el estudio.


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Fabrizio Peralta Díaz

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