El ser humano es, por naturaleza, un animal de movimientos, un ser trashumante. Aun en períodos considerados de sedentarismo, a lo largo de la historia, los humanos buscamos juntarnos, estar activos, trasladarnos de un lugar a otro e intercambiar gestos, acciones, objetos, complejas experiencias con nuestros semejantes. Por eso, una etapa prolongada de aislamiento puede poner en riesgo nuestra salud mental y deja aflorar algunas emociones contenidas.
La psicóloga clínica y cantante Lourdes Lalama, por ejemplo, sugiere incorporar en nuestras rutinas en aislamiento la meditación. Volvernos conscientes de nuestra respiración, de los latidos de nuestro corazón, nos permite «aquietar el cuerpo y comenzar a visualizar», dice esta educadora quiteña especializada en psicoterapia para adolescentes y adultos. En efecto, muchos expertos de todo el mundo concuerdan en que la meditación permite que el cerebro produzca los químicos necesarios para estar tranquilos, vivir conscientemente y en el presente.
Cuando La Barra Espaciadora buscó al novelista y psicoterapeuta gestáltico guayaquileño Adolfo Macías Huerta, para consultarle sobre el cuidado de la salud mental durante esta temporada en cuarentena, respondió: «La reducción de la ansiedad se consigue trabajando el aspecto fisiológico y el aspecto psicológico de la misma. Cada uno, por separado es insuficiente». Estas son sus recomendaciones:
Técnica corporal
Técnica psicológica
Esta técnica se combina con la anterior y parte de tomar conciencia de nuestros hábitos mentales. La ansiedad se alimenta de pensamientos intrusivos o fantasías catastróficas sobre el futuro, cosas que podrían suceder pero que no movilizan ninguna conducta reguladora o preventiva, sino un estado de ansiedad difusa y muy dañina para la salud. La técnica psicológica tiene cuatro aspectos:
Otras técnicas
Lourdes Lalama también nos recomienda:
Tomar un par de siestas de 30 minutos por día, «para recoger tu propia energía».
Leer, porque «la lectura ayuda a activar los dos hemisferios del cerebro y a nivelar la producción química natural», hasta reuperar la sensación de comodidad, el apetito y el sueño.
Limpiar tu espacio: la habitación, la casa, el escritorio, porque «limpiar tu espacio es también limpiar tu propia casa interior, que es tu cuerpo y tu mente».