Por Lorena Serrano / @LoLo2893
“El mar no es un lugar para solamente pasar. El mar no es camino”.
Fragmento de un testimonio de Fuocoammare.
Quizás uno de los mayores aciertos de la organización de la edición 15 del festival de cine documental Encuentros del Otro Cine (#EDOC) sea el haber elegido una historia actual, dramática y, sobre todo, tan global, como Fuocoammare, para inaugurar la cita anual.
Fuocoammare (fuego en el mar) no es política. La solución posible al problema que aborda el documental sí es el político. Este filme, ganador del Oso de Oro a Mejor película en la Berlinale, pretende abrir nuestros ojos ante la realidad de la crisis humanitaria de los refugiados en Europa, y al mismo tiempo, ante la apatía global y ante un planeta interconectado pero cada vez más inmune al dolor ajeno que está lejos del umbral de casa.
Lampedusa es una isla italiana ubicada al sur de Sicilia. Es el último rincón de Italia antes de llegar a la costa africana. Es parte del archipiélago de las Pelagias o islas del alto mar. En esta zona, desde hace más de 20 años han llegado miles de refugiados. Los pescadores de la zona, reconociendo al mar como fuente de vida, aceptan todo lo que venga de este. Es por eso que reciben sin prejuicios ni aprensión a los refugiados. Fuocoammare podría constituir una radiografía de Lampedusa. Por un lado, la vida en el mar, donde día tras día, sin descanso, llegan cuerpos inertes y cuerpos esperanzados. Seres humanos que recorren largas distancias porque su tierra e origen se ha tornado invivible. Por otro lado, se presenta la vida en el puerto, en tierra firme, donde Samuele, un niño de 12 años, vive, come pasta, estudia, intenta aprender inglés, tiene problemas y debe superarlos. Cada uno desde su propio espacio tiene que aprender a vivir y, en ocasiones, a sobrevivir. Samuele debe aprender a usar su ojo vago. Será un proceso complicado en el cual su vista deberá adaptarse a mirar el mundo, a descubrirlo. Escuchamos el viento y el cantar de las aves que Samuele mata. Sentimos el agua ahogarnos y nos arde la piel por la sal…
Gianfranco Rosi es el director, productor y editor de Fuocoammare no por mera circunstancia, si no por su deseo de mantener una íntima relación con la sociedad de Lampedusa. Más de un año estuvo inmerso entre su gente para poder contar esta historia. Fuocoammare es una invitación cortés, implícita, para que la comunidad internacional, a través de las emociones que se tratan en el filme, se permita prestar atención seriamente a la realidad de los refugiados en el Viejo continente. El éxodo humanitario es inminente y desde hace tiempo Lampedusa vive entre revueltas y crisis humanitarias. En 20 años, más de 20 000 vidas se han perdido en Lampedusa, mientras los organismos internacionales que podrían –y deberían– mostrar actitudes más firmes ante este drama humano, que raya en lo criminal, continúan divagando entre discursos rimbombantes, muy poco prácticos y, por lo tanto, cínicos.
Fuego en el mar es la contraposición de dos elementos vitales: ¿decidimos ser fuego que apague la esperanza de aquellos refugiados, cerramos fronteras, construimos muros y matamos sin piedad al ser humano? ¿O somos el agua que invita a continuar, que se abre con todo su esplendor para –a pesar de las crisis y miserias– crear un espacio donde se pueda soñar con una vida más justa?
Ficha técnica
Título: Fuocoammare
Director: Gianfranco Rosi
País: Italia / Francia
Año: 2015.