Por Marco Pareja / @marcoalejop
A pesar de la noche, Claire Simon usaba unas gruesas gafas oscuras que le daban un aire misterioso e impersonal. Con una delicada voz presentó el sábado pasado su más reciente documental, El Concurso, en la sala Alfredo Pareja, de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Uno puede percibir en Claire mucha inteligencia, pasión hacia su trabajo y sinceridad en sus palabras.
El documental –de dos horas de duración– cuenta el riguroso proceso de selección que tiene la escuela de cine La Fémis, en Francia, para quienes aspiran a una plaza. Todo comienza con la proyección de un filme en un gran auditorio, donde los aspirantes deben, una vez terminada la película, escribir sobre lo que han visto. Tienen tres horas para hacerlo. Algunos lo logran en muy poco tiempo y entregan sus hojas dudando de su capacidad. A otros no les alcanzan las horas y terminan de escribir alumbrándose con la luz de su celular. Así empieza el arduo proceso. Luego viene una serie de entrevistas y ejercicios prácticos para quienes superan esta etapa. Son pocos los estudiantes que logran entrar. De 100 aspirantes para Dirección, por ejemplo, solamente uno será elegido.
¿Cómo algo que aparentemente no tendría ningún interés para nadie que no sea aspirante, se convierte en un relato que logra captar nuestra total atención?
Claire Simon fue parte de esta escuela durante 10 años. Esto es, sin duda, una ventaja. Quienes estamos sentados en la butaca pasamos, por momentos, a ser parte del jurado de esta escuela. La cámara de Claire nos permite apreciar largas entrevistas, preguntas y respuestas de ambos lados. Somos espectadores activos aunque no podremos tomar la decisión final.
Muchas de las conclusiones o reflexiones a las que llegan varios miembros de los distintos jurados parecen injustas, vacías y hasta rencorosas. Como Claire dijo: “este es un documental sobre un proceso que los humanos hemos inventado para marcar diferencias que no existen, y de estas diferencias poder separar o escoger a uno u otro candidato”. Sucede en todos los campos. ¿Quién no se ha visto ante alguno de estos procesos, en la universidad o para conseguir un empleo? Pero en el mundo del arte y en este caso, del cine, esa división se torna más difusa. Cuatro mujeres que son parte del jurado para los aspirantes a una plaza en Dirección discuten si deben aceptar a un joven. Para una de ellas, el muchacho está muy loco y para otra es muy talentoso. Una opina que un director debe tener la capacidad de comunicarse y que este joven no la tiene. Otra mujer responde que eso no es necesariamente así, que no hay solo un tipo de director de cine, y pone como ejemplo al director de Drive, el danés Nicolas Winding Refn, uno de los más cotizados y famosos en Hollywood y el mundo entero.
La riqueza está en la diversidad. Como dijo Claire: cada vez hay menos oportunidades para educarse, para acceder a la salud o para simplemente tener un trabajo o un techo. La competencia se vuelve brutal y despiadada.
Cuando terminó la proyección sentí como si hubiera pasado por un largo proceso de selección. Tenía una especie de hastío luego de haber escuchado a tantos jóvenes aspirantes, sus ideas, sus sueños y sus miedos. Debe ser mucho peor.
Claire entró de nuevo en la sala, hubo un sonoro aplauso por parte de todos los asistentes. Empezó la ronda de preguntas:
–¿Cuál es la mejor manera de aprender a hacer cine?
–Ver películas –dijo Claire,, e hizo una pausa–. Y hablar sobre estas, discutirlas con otras personas.
Ficha técnica:
Nombre: Le Concours
Año: 2016
Director: Claire Simon
País: Francia