Por Lorena Serrano / @lolo2893
“¡Desde Manabí para el mundo!”, gritó Luis Aguayo, vestido de negro, con una bicicleta bajo el sol de mediodía. El escenario era el parque Jipiro, en Loja. Luis pertenece al grupo de teatro callejero Contraluz. Con más de 15 años de trayectoria, este grupo conformado por artistas que ahora son docentes busca esparcir la semilla del arte en escuelas, colegios y universidades.
El domingo 20 de noviembre se llenó el escenario donde Contraluz se presentó con todos sus instrumentos y demás tereques para mostrar esa garra manaba que se siente al hablar con todos sus integrantes.
En diciembre del 2001 un grupo de estudiantes de la Universidad Técnica de Manabí, motivados por un profesor quiteño, emprendieron el mejor de sus viajes: formar el grupo Contraluz. Luego de 10 años decidieron independizarse y comenzar con proyectos propios lejos de la universidad. Actualmente son 8 integrantes, pero esta vez, como parte de la programación del Festival de Artes Vivas de loja 2016, se presentaron 12.
Cletasinergia fue la obra escogida. Son un teatro callejero con un toque circense. Una obra que busca la sinergia de la vida del montubio. La obra se divide en 4 actos para mostrar la historia montubia. En un primer instante, las vacas corren en círculos por el escenario y hacen reír a los niños. Son ellas las protagonistas de un humor ligero. Luego vienen las tradicionales peleas de gallos y sus apostadores. Al finalizar este acto las gallinas son quienes triunfan y se quedan con las apuestas; a manera de paradoja se habla de una realidad cotidiana manaba. El 3er instante usa al Quijote para mostrar la ilusión, los sueños y algunos malabares o trucos. Sale un poco de la línea montubia pero agrega humor y fantasía a la obra que tiene como hilo conductor a un fotógrafo con su antigua cámara y una bici estática. Este recorre todo el escenario y cada foto es un acontecimiento. Finalmente se muestra una celebración religiosa a manera de procesión, en la que los artistas piden una colaboración a la gente.
El camerino es una carpa ataviada de bicicletas, trajes, malabares, vestuario y en una esquina, una botella de caña manaba «para aclarar la voz». No dejan de sonreír y recordar la obra.
Juana Rosa Zambrano, una de sus fundadoras, cuenta con la voz entrecortada y un brillo especial en sus ojos que la lucha diaria por la que tuvieron que pasar los manabitas como ella, después del terremoto del 16 de abril, para levantar a sus ciudades y buscar un espacio para el arte, fue duro.
Arte por la vida fue como se llamó la campaña con la que ella y otros artistas fueron a refugios y comunidades donde la ayuda no llegaba después del terremoto. “Nos llenó de sensibilidad a todos los artistas; a los portovejenses nos tocó duro pero luego de eso nos sensibilizó y no solo como artistas sino como seres humanos”.
Juana Rosa se dedica al arte a tiempo completo, con Contraluz o en sus clases. Es que todos los integrantes del grupo asisten a escuelas, colegios o universidades para transmitir su conocimiento.
Ellos reconocen lo complicado que es conseguir un espacio. Hace tiempo realizaron la campaña Pon tu firma en escena para la cual intentaron recaudar la mayor cantidad posible de firmas y pedir un teatro en Portoviejo. Nada se logró concretar pero eso no los amilanó.
Luego de la independencia del grupo, perdieron el salón universitario, así que el parque Mamey les abrió sus puertas y ahora es como su casa. Ahí practican bajo la lluvia o el sol mientras la ciudad sigue su rutina. Ahora van a la finca de Luis, uno de sus integrantes, donde entre mangos, ovos, grosellas y “todo lo que es Manabí” pueden ensayar tranquilos para conquistar nuevos públicos.
