Por Sofía Cabrera / @SofiCabreraEs
El científico español Pedro Miguel Echenique dijo que “la ciencia es la obra de arte colectiva más importante”. Pero, ¿qué sucede si no podemos admirar esa obra? La divulgación científica busca que este discurso llegue a todos los estratos de la población mediante diferentes estrategias dinámicas e interactivas.
En la antigua Grecia, literatos y filósofos se reunían con los científicos para compartir en las polis sus ideas sobre diferentes campos de la ciencia. Sócrates fue un pionero de la divulgación científica. Aplicaba la mayéutica –es decir, la técnica basada en preguntas del maestro con el propósito de que el aprendiz alcance la iluminación– para fomentar la educación participativa y salir de las supuestas verdades que manejaban, a manera de uso exclusivo, las castas sacerdotales.
Stand up comedies de ciencia, cervezas y teatro científico son actualmente algunas de las opciones para hablar de ciencia en espacios públicos. Quien creía que la ciencia es aburrida, estaba equivocado. La divulgación se ha vuelto necesaria para generar nuevos referentes, pues las niñas y los niños no pueden convertirse en aquello que no ven. Actualmente, las científicas y los científicos han decidido salir de la burbuja y utilizar los medios digitales para compartir a toda la sociedad los avances de sus investigaciones. Algunos se han estrenado como youtubers, otros son líderes de opinión en Twitter, y muchos de ellos escriben en blogs personales, utilizando la redacción creativa y la metáfora para hablar de sus investigaciones de maneras más atractivas.
Los agujeros negros, el ADN, la nanotecnología o los medicamentos genéricos han dejado de ser temas de expertos; un video, un podcast, un afiche o una infografía nos pueden llevar a un laboratorio para descubrir el funcionamiento del universo. “El estudio del universo es un viaje para autodescubrirnos”, decía Carl Sagan.
Pero el boom de la divulgación en Ecuador empezó hace más de 20 años. Experiencias como el Café Scientifique, Quinto Pilar, Bihela Científica, Ciencia al cubo, programas de radio, obras de teatro como “Ciencia al Rescate”, Micrófono Loco: Show de Comedia Científica, entre otros, son ejemplos de proyectos que han buscado la promoción de la cultura científica en Ecuador. KUNA, Comunidad de Divulgadores del Conocimiento Científico y Ancestral del Ecuador, se conformó como una red de diversos actores sociales que hacen divulgación en Ecuador.
Este proceso de comunicación pública de la ciencia tiene dos aristas: por un lado, los periodistas han identificado la importancia del tratamiento noticioso de los temas científicos para darle más impacto en la sociedad, y por otro están las científicas y los científicos que entienden la divulgación como un compromiso con una sociedad que requiere de esa información y que, en muchos casos, la financia.
Es prioritario que las carreras de periodismo incluyan en sus mallas la asignatura Periodismo Científico como una especialización en el tratamiento informativo de las fuentes científicas que explican el funcionamiento y la evolución del universo. Al final del día la ciencia es tan asombrosa que todo nuevo experimento o hallazgo nos sorprende.
Las mujeres y la ciencia van de la mano
Sofía Cabrera Espín es comunicadora por naturaleza y de la ciencia por coincidencia. Candidata a Doctora en Lógica y Filosofía de la Ciencia por la Universidad de Salamanca. Coordinadora de KUNA, Comunidad de Divulgadores del Conocimiento Científico y Ancestral. Docente de la Cátedra de Periodismo Científico en la Universidad UTE. Ha trabajado por más de 10 años en el desarrollo de experiencias de divulgación científica en Ecuador y España.