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El secreto de un romance escrito con luz

Por Diego Cazar Baquero / @dieguitocazar

Con El secreto de la luz*, una deuda histórica de más de un siglo ha sido saldada. El cineasta y radiodifusor quiteño Rafael Barriga cuenta la historia de amor entre este viajero sueco y uno de sus destinos: Ecuador.

El secreto de la luz es un documental sobre un documentalista. Para muchos, Rolf Blomberg fue un gringuito como cualquier otro que estaba encantado con los bucólicos paisajes andinos, con sus salvajes hombres y mujeres amazónicos y con sus sáuricos animales prehistóricos. Algunos creen que por eso se la pasaba sacando fotografías de todo aquello que se cruzaba en su camino con su eterna cámara Hasselblad. Otros ni siquiera han oído hablar de él.

blomberg2A pesar de que Blomberg era un tipo hecho para rodar por los chaquiñanes del mundo, de que anduvo los senderos de Egipto, de Turquía y Tanzania, de que fue corresponsal de guerra en Indonesia y visitó las poblaciones rurales de Perú y Brasil, su romance estuvo siempre en esta nación andina. No solamente porque sus dos esposas (Emma Robinson, hasta 1952, y Araceli Gilbert, hasta 1993) fueron ecuatorianas, sino porque a Rolf le latía esta tierra por sí misma. Y el amor de Rolf Blomberg por Ecuador está escrito con luz.

Gracias a que Marcela Blomberg, la hija de Rolf, abrió el inmenso archivo de su padre en el 2000, este documental puede mostrar imágenes fotográficas, cintas de video, notas de campo, dibujos y objetos que configuran un modo de ver el Ecuador de las décadas de los treinta, hasta los ochenta y noventa. Pero hay aquí un cúmulo testimonial que se desprende de los discursos oficiales: ese Ecuador que se desteta de los patrones tradicionales de la primera mitad del siglo XX y el que se sumerge vertiginosamente en la modernidad de la segunda mitad del siglo se asoman en el archivo de Blomberg. Es que Rafael Barriga acierta cuando reúne toda esa información, junta el material y nos cuenta un cuento que nos toca a todos. Recursos como la animación o el stop motion sirven para obtener ese efecto. Además, la música que ha elegido Rafael delata ese relato sonoro que acompaña las travesías de Rolf desde las islas Galápagos hasta las aldeas amazónicas huaorani, luego a las escuelas de Pichincha e Imbabura, a las costas de Manabí o a los tugurios sesenteros de Guayaquil.

Fotograma de la cinta Alfredo de Guayaquil, de 1968
Fotograma de la cinta Alfredo de Guayaquil, de 1968

 

Rolf Blomberg pudo haberse situado en el cómodo estereotipo del explorador europeo de entonces: un burgués portador de una mirada única e incuestionable. Pero no ocurrió eso. Rafael Barriga rescata de Blomberg su acercamiento a los sujetos como una experiencia humana, casi inocente, distinta a la que predominaba por entonces en el mundo académico y en las relaciones Europa-América.

Rolf era un tipo curioso capaz de mimetizarse con las comunidades que visitaba, hasta el punto de que sus miembros lo aceptaran sin ver en él una amenaza proveniente de la civilización. ¿Cómo Rolf pudo llegar a perder el deseo de volver a su Suecia natal para quedarse a vivir en Ecuador? ¿Por qué un explorador famoso en su continente eligió la escasa fama que tenía en un país andino como este, la vulnerabilidad ante comunidades donde –de todas maneras- terminaba apareciendo como el extraño “gringuito Blomberg”? He aquí una parte del secreto. La obra de Blomberg jamás había sido tratada como un conjunto que funcionara como el retrato biográfico de un cronista gráfico, y al mismo tiempo, como un registro histórico de una nación en construcción.

Desde su primera visita a las islas Galápagos, en 1934, «como ir al fin del mundo», pasando por su activismo en contra de la explotación petrolera y a favor de los grupos ecologistas seminales en el Ecuador de los años cincuenta, el sueco Blomberg aparece en el filme de Barriga como un testigo de primera mano de acontecimientos que han determinado la historia nacional. El fotógrafo Blomberg es también un periodista sagaz que no puede permanecer quieto, que toma partido en contra de la evangelización y de los afanes civilizatorios en los pueblos originarios ecuatorianos. Su obra íntegra configura una mirada al otro que, a punta de imágenes, abofetea incluso a los más atrevidos proyectos de integración nacional que se hubieran buscado desde las élites políticas. Blomberg enrostra al ecuatoriano racista y se adhiere a las líneas emergentes del indigenismo en el arte –piensa en Oswaldo Guayasamín, o en la literatura, en Jorge Icaza-, pero evita la lacra del indigenismo panfletario que más bien engendra ventrílocuos.

El secreto de la luz es un documental sobre uno de los documentalistas más honestos de la historia del cine en la región. Es un retrato del retratista, pero, además, es un pretexto para preguntarse, aún ahora, si algo de ese racismo que Blomberg criticó se ha extirpado de verdad.

*El secreto de la luz es uno de los 16 documentales ganadores de la cuarta edición de Doctv Latinoamérica. El pasado 25 de agosto fue estrenado en toda la región y replicado a través de 20 televisoras públicas latinoamericanas.

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