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En la memoria de guerras ajenas

La sección Memorias: 50 años después del 68, del festival Eurocine 2018, ofrece miradas que trabajan la evocación, el recuerdo, la sensación del fracaso y, quizás, el halo esperanzador de un aprendizaje. El cine y las imágenes de archivo son un potente dispositivo de reflexión y en esta síntesis que confronta a Chris Marker y Jean Gabriel Périot, podemos revisar los hechos de 1968 como un espejo catártico que nos toca en lo contemporáneo.

Fotograma de En el fondo el aire es rojo.

Por Emilia Patiño

Han pasado 50 años desde 1968, cuando de cierta manera empezó a perder fuerza la Guerra Fría. El mundo había logrado cierta estabilidad después de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, la lucha entre fuerzas de izquierda y derecha, respaldadas por la Unión Soviética y Estados Unidos, se adaptaban a sus intereses y procuraban expandir su hegemonía en todo el planeta.

El mundo necesitaba un cambio. Las sociedades ya no eran las mismas y el sistema no las representaba. Por primera vez los jóvenes –quienes durante tanto tiempo habían sido enviados a pelear las luchas de los viejos– se levantaban en un grito desesperado por vivir en libertad y embanderaban los principios de una izquierda que nunca logró ponerse de acuerdo. Esa izquierda a la que pertenecía buena parte de los mismos viejos que los mandaban a pelear sus guerras.

Estos dos títulos de la sección Memorias: 50 años después del 68, del festival Eurocine 2018, son dos miradas similares que utilizan las imágenes de archivo como principal fuente de investigación, y el montaje como instrumento del discurso de su autor.

Imágenes de La Revolución: En el Fondo el Aire es Rojo

Chris Marker (1977 – reeditada en 1993)

“Si me dices que El Acorazado de Potemkin es tu película favorita, no te creo nada más de lo que me dirás”. Si Chris Marker lo dijera, le creeríamos. En el fondo el aire es rojo es un vertiginoso recorrido por los sucesos que marcaron la historia de la Guerra Fría a través de un collage de imágenes que golpean, haciendo entender de una manera más colectiva la llamada “Revolución”.

Marker presentó por primera vez la película en 1977. Quince años después, en 1993, volvió a editarla, le cambió el final y acortó su duración. El director se dio cuenta de los cambios que esa época había provocado en el mundo y de las cosas que seguían igual. Por eso, sintió la necesidad de continuar trabajando en la película. En el Eurocine se proyecta la versión del 93, con el nuevo final, donde concluye viendo los hechos desde una distancia temporal.

La película da inicio con la guerra de Vietnam. Marker nos muestra una serie de eventos que marcaron el rumbo de la historia. La Revolución, como la llamaban los partidos comunistas y grupos radicales, en su intento por cambiar el sistema de derecha por uno de izquierda, buscando la libertad y justicia para las clases más pobres de la sociedad, tuvo su mayor fuerza al terminar la Segunda Guerra Mundial. En todo el mundo ocurrieron huelgas y revueltas que pedían un cambio. Todos pedían lo mismo. Son estas similitudes las que Marker nota en todos los movimientos. En un fantástico inicio, nos muestra, junto a imágenes El Acorazado de Potemkin, cómo la lucha era la misma para todos. Las imágenes muestran a los manifestantes en huelga,  primero enérgicos y con esperanzas, luego confundidos en una manifestación violenta que es reprimida por la policía. Este inicio nos resume la película entera: la búsqueda de cambio por parte del pueblo que terminará siendo aplastado por un sistema que no permite ni admite diferencias.

Marker cuenta la historia como la vivió, como la entiende, pero nunca trata de mostrar una verdad absoluta o de cambiar las ideas del espectador.

En el Fondo el Aire es Rojo usa al cine como una herramienta para contar una historia que hemos escuchado muchas veces. Una historia que termina en un punto muy parecido al del inicio.

Imágenes de la Lucha: “Una Juventud Alemana”

Jean – Gabriel Périot (2015)

En la Alemania Occidental que vivía bajo la doctrina del capitalismo, empieza a nacer, un grupo de jóvenes estudiantes con ideales izquierdistas. El Estado, tratando de reactivar el cine alemán, abre una nueva academia de cine donde tan solo 26 estudiantes son aceptados.

Dichos estudiantes buscan en el cine una herramienta para exponer su ideología política. Todas las películas que crean muestran temáticas sociales, con conceptos de izquierda, algo que no agrada a las autoridades. “Hagan cine, pero no política”. Los estudiantes querían hacer política.

Así empieza la creación de grupos de estudiantes que trataban de pelear contra el sistema.

El documental sigue de cerca especialmente a Ulkire Meinhof, quien fue una de las fundadoras del grupo Fracción del Ejercito Rojo, también llamado Baader- Meinhof, por los nombres de sus líderes.  Meinhof era periodista, era conocida por sus columnas en la revista política Konkret, en especial aquellas donde defendía a Baader y Esslin, quienes tras una protesta especialmente violenta habían incendiado varias tiendas alemanas. “Si incendias un auto es una ofensa criminal, si incendias cien, es una acción política”, comentó.

El documental nos muestra, a través de varias entrevistas hechas a la periodista, el punto de vista del grupo. Con un montaje de imágenes de archivo, donde mezcla escenas documentales de protestas y noticieros de la época, junto con pedazos de los videos artístico – políticos creados por los estudiantes de cine, vamos entendiendo el pensamientos de estos grupos radicales. La ideología que los mueve y los sentimientos que tienen al crear acciones políticas.

En respuesta a la represión que infringe la policía en las protestas, en especial el asesinato de Rudi Dustchke, la Fracción del Ejercito Rojo empieza a crear una serie de acciones violentas, donde mueren tanto civiles como miembros del grupo.

Périot crea la historia a través de noticieros que cuentan los hechos desde un punto de vista sesgado. Es notoria la contradicción entre la generación que vivió la guerra y quienes no la vivieron. Los jóvenes, con una nueva voz, siguen sin tener un verdadero voto en los asuntos sociales.

Las imágenes de los miembros de la Fracción del Ejercito Rojo siempre lucen enmarcadas en un carácter de seriedad. Meinhof habla desde un punto racional mientras que los discursos hechos por el “sistema” tienden a tener un tinte de ridiculización. La recolección de las imágenes de archivo y su elección son acertadas e impresionan. Con muy pocos comentarios agregados a las imágenes de archivo, Périot logra reconstruir una historia, explicarla y sobre todo sentirla. Todos estos recursos hacen de Una Juventud Alemana un documento histórico y un tratado personal del director sobre la Fracción del Ejercito Rojo.