Por Julia Ortega

El III Festival de Música Ocupa, que se celebró del 8 al 16 de junio, finalizó con la presentación Fuente Final, en el Parque de La Magdalena, en el sur de Quito. La apertura la realizó el violista Simón Gangotena. Al intentar cerrar el encuentro, el músico se ganó un ‘No’ rotundo de parte de un público que siguió todos los conciertos como si de una feligresía se tratara.

Gangotena empezó con la sugerencia de que se acercaran más a los músicos para escuchar mejor, y comentó que una de las experiencias más interesantes de estas dos intensas semanas fue tocar en la llamada Casa de Confianza, un centro de privación de libertad para madres de niños menores de 3 años y mujeres embarazadas. “Son grupos de personas donde se siente la necesidad que tienen de recibir música”, dijo.

Lina Andonovska, flautista de Australia, Pablo Moreno, oboísta de Colombia. Foto: Julia Ortega.

Meses antes del Festival, el colectivo InConcerto realizó una mediación en el barrio de La Magdalena, en la que también participaron los hijos e hijas de los comerciantes del mercado del barrio. “Parte del Festival –explicó la responsable de esta actividad, Isadora Ponce– es crear canales temporales de difusión para compartir la música clásica, volverla inclusiva, democrática y de cierta manera también descentralizada”. Con el apoyo de actores culturales que abrieron las puertas en el barrio de La Magdalena, Isadora, observó que InConcerto entiende a la mediación “no como una manera de venir y tocar, sino de crear un diálogo con el espacio, poner al arte en función de la comunidad y tejer en conjunto. Que el arte se vuelva una manera de tejer lo que es común en el espacio”.

InConcerto llevó a cabo dos tipos de intervención: el primero, tocar “irruptivamente” en lugares que consideraron importantes, como la Iglesia o el mercado; y, el segundo,  un mapeo del espacio junto con los niños. Producto de ello, hicieron una representación visual del espacio, en el proceso “integraron a la escucha como parte de habitar el espacio”. Mientras los músicos residentes del Festival 2019 tocaban, los dibujos realizados permanecían colgados en cordeles con pinzas de ropa en las barandas del parque. Eran el resultado de esa mediación.

El concierto se inició con música contemporánea, de compositores relativamente desconocidos. Alguien preguntó sus nombres y pocos los conocían. Luego los escucharon, los pronunciaron, pero memorizarlos les podría resultar imposible. ¿Escribirlos correctamente? La voluntad de InConcerto es que no importe demasiado el nombre de los compositores, sino que el público sienta y comparta la música que se propaga por el espacio escogido por ellos.

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Isadora Ponce, Naty Dueñas y Juan Andrés Bustamante, cuelgan en el parque de la Magdalena, los dibujos realizados por niños y niñas del mercado, durante el proceso de mediación. Foto: Julia Ortega.

A lo largo de los 3 festivales que han producido en los últimos tres años, casi ningún concierto requirió de amplificación, sin embargo, en Fuente & Final, Simón Gangotena le entregó un micrófono a un joven vestido con chompa de blue jean y cuello de piel sintética. Este gesto inusual causó una interesante sorpresa. Bryan Ávila –joven de 24 años, nacido en la parroquia de San José de Minas– tomó el micrófono y, frente al desconcierto del público Ocupa, empezó a rapear. Los músicos le siguieron, reproduciendo una base sonora:


San José de Minas,
sucursal del cielo,
prefiero estar allí donde yo vivo,
donde yo me encuentro,
que es un lugar,
bajo a seguir en mi parque.
 
Bueno aquí constante,
con la gente,
quiero estar en todas partes para saludar,
a la gente linda que me recibe por acá,
quiero yo seguir con mi arte musical,
quiero yo rimar.
 
San José de Minas se encuentra por allá,
no se donde veo, pero,
quiero yo estar en ese lugar,
quiero yo rimar (…)
Quiero yo reinar,
quiero yo parar,
quiero, quiero yo volar,
con mi ritmo,
quiero intelectual,
me quiero convertir en un grupo más,
quiero ver a tanta gente
con ese papá apoyar,
así como la cultura musical Ocupa,
mira cómo eso se te ocupa la mente,
se puede relajar,
pues ya puedes ver, mi gente,
diariamente,
que ya no soy un delincuente,
que me pueden criticar,
pues aquí seguimos,
la gente puede decir
que estamos un poco destrabados
pero la música sigue.

Luego de 6 minutos de rapeo, Bryan entregó el micrófono a su amigo Steven Samuel Zambrano –un coterráneo de 17 años–, quien se animó a cantar:

  Haciendo hip hop con la música clásica, 
no olvidando de dar un mensaje,
seguir adelante,
mantenerte y no rendirte,
luchar, ya.

Mientras Bryan y Steven Samuel cantaban, otros cinco jóvenes bailaban hip hop.

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Simón Gangotena, director ejecutivo del Festival, presenta a parte del equipo que realiza la producción y gestión. Daniela Dávila, Carlera Moncayo, Juan Andrés Bustamante. Foto: Julia Ortega.

Bryan Ávila se especializó en Ciencias Sociales en el colegio y quiso estudiar Periodismo, pero no pudo hacerlo porque el dinero no le alcanzó. Aún así, Bryan representa a algunos grupos y trabaja para el gobierno parroquial de San José de Minas como reportero comunitario y músico de hip hop. Le pregunté qué grado de dificultad tuvo al mezclar el hip hop con la música clásica y me respondió: “Experimentos de mi compañera Paulina. A ella se le ocurre hacer música clásica con hip hop. Nada es difícil. Creo que fusionar no es complicado, es algo agradable”.  

Bryan se refiere a Paula Jaramillo, una seguidora de InConcerto y administradora de la Fundación FUCAE, en San José de Minas. Tienen un centro de capacitación comunitaria que trabaja con hip hop. “Estamos explorando qué es el hip hop en la ruralidad, porque es un arte urbano, pero Minas es una parroquia rural –me explicó–, y como una forma de expresión de los jóvenes, de ahí que quizá no tienen el espacio o el micrófono para expresar ciertas preocupaciones o sentimientos de la vida”.  

Steven aprendió a rapear “saliendo al parque con mis amigos, viéndole a los grandes competidores que salen en Youtube”. Steven –estudiante de colegio– recuerda que hubo un programa de la Música Ocupa en San José de Minas “y participamos nosotros. Somos el grupo SJDM”. La música clásica, para Steven, es entretenida. Cuenta que le llama mucho la atención “ver” el violín y “ver a ellos cómo se mueven y disfrutan”. Los músicos de InConcerto han conseguido romper el membrete de seriedad que para muchos tiene la música clásica. Pero, sobre todo, han logrado propiciar la vinculación de dos registros sonoros aparentemente distantes con el simple ejercicio de salir de los escenarios formales para tocar en las calles, plazas y barrios. “Al principio parecía que no iba a salir –recuerda Steven–, no había cómo adaptarle la música clásica con el bombo y caja, usamos los beats de la computadora y luego ellos se encargaron de irle cogiendo el ritmo”. La víspera, en San José de Minas, Bryan y Steven improvisaron durante un ensayo de InConcerto y esa práctica fue determinante para soltarse.

Bryan dice que sus vivencias son la fuente de sus improvisaciones. “Por cosas que me han contado, eso me ha ayudado a defenderme. Es la música para mí lo mejor. Aprendí por medio de amigos, que salíamos a jugar, a hacer deporte, por ahí resultó la pintura, y el hip hop”, cuenta.

El III Festival de Música Ocupa de 2019 rompió todos los esquemas al incorporar al grupo de hip hop de San José de Minas. En días anteriores tocaron en lugares como El Galpón del Molino Royal, de Chimbacalle, en el que habló su dirigente, o la Sala de Máquina del Museo Fábrica Textil Imbabura, con un concierto inspirado en la migración, La Casa de los Siete Patios, el Centro Cultural Nina Shunku, en el Centro Histórico, o en parroquias como Nono y Capelo. Estuvieron también en Cutuglagua, en espacios patrimoniales y espacios comunitarios como la Casa Somos, en el barrio La Roldós.

Al concierto de La Magdalena se incorporaron también los grupos Quito Brass y Quinteto Vientos de la Mitad del Mundo.

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Andrés Vera, Rómulo Alarcón, Néstor Labre, integrantes del Quinteto Vientos de la Mitad del Mundo, junto a Juan Andrés Bustamante, de InConcerto y Lina Andonovska, tocan alrededor de la fuente de agua del parque de La Magdalena. Foto: Julia Ortega.

InConcerto y su III Festival de Música Ocupa 2019 se despidió a través de un mensaje en su página de Facebook en el que dijo: “Los últimos 9 días hemos vivido juntos, tocado juntos, comimos, viajamos, reímos, lloramos y todo gracias a que la música nos ha unido una vez más para vivir y brindar esta experiencia tan gratificante y tremendamente bella. La música en sí es algo mágico y universal que es el motor de esta iniciativa y el punto de partida para todos los momentos bonitos que compartimos juntos».