Por Verónica Ayala
En La Casa Nosstra, al norte de Quito, los Tigres del Chaulafán arreglan sus chaquetas y afinan sus instrumentos. El público llega de a poco y el staff de Epicentro Arte en vivo alista hasta el último detalle para la grabación.
“El blues, como la venganza, es un plato que se sirve frío”. La frase sirve como carta de presentación de esta agrupación fundada en 1992 por tres amigos: Xavier Bermeo, Norman Wray y Rubén Álava. Ahora, veinticuatro años más tarde, los Tigres del Chaulafán se han convertido en una de las bandas de blues-rock con mayor trayectoria en el Ecuador. Sus integrantes hoy son Emilio Lara (vocalista y guitarrista), Xavier Bermeo (guitarra rítmica), Carlos Arboleda (teclados), Felipe Pinzón (bajo) y Pepe German (batería). Y esta es la formación que ahora se adueña de cada rincón de La Casa Nosstra.
“¡Disfruten de la música y recuerden que vamos a estar grabando!”, advierte el productor, Renato Zamora, y deja la noche en manos de la banda.
“¡Toma uno!”
Alrededor de 25 asistentes a la grabación tienen a sus músicos a escasos centímetros de distancia. Los aplausos no son los mismos que se escuchan en un gran escenario. Aquí todo suena a casa de familia. Los Tigres arrancan con la famosa canción de su segundo disco, Ojo por Ojo. Carlitos toca y baila sonriente. Pepe combina la pasión con la concentración y el ritmo. Emilio canta y toca la guitarra con los ojos cerrados, y baila un poco. En el bajo, Felipe mueve la cabeza, interactúa con sus compañeros y sonríe, como si comprobara la complicidad que ha aflorado. Xavier toca la guitarra mirando al público y suelta una sonrisa cuando mira a todos corear el tema.
“¡Corte!”
El grito del director, Tato Carrillo, solo es un pretexto para que el público se entregue a los aplausos. Así es un rodaje en La Casa Nosstra. Esto no es un concierto habitual. Todos somos parte de una misma interpretación musical y ahora los músicos invitan al escenario al grupo de vientos, liderado por Jeff Tollefson.
“¡Toma dos!”
Suenan las trompetas a todo volumen. Esto es escalofriante. ¡La banda tiene una fuerza incomparable! Además, ha entrado a escena una de las leyendas locales del movimiento roquero, Diana Cárdenas, la voz femenina del rock ecuatoriano. Cuánto alegra saber que tras casi un cuarto de siglo de carrera, Los Tigres del Chaulafán preparan su tercer disco para presentarlo durante el 2017. Es justo que por fin nos llegue nuevo material, luego de sus dos placas anteriores, Amanecer (2006) y Ojo por Ojo (2013).
“Me saben decir: ‘oye, loco, ¿ya 40 años y sigues con Los Tigres del Chaulafan?’ –cuenta Emilio a los presentes entre canción y canción, como si fuera un chisme, una broma entre amigos–. ¡Claro que sigo! La vejez no está acá (señala su corazón), está acá (se señala la cabeza). Se suceden entonces los temas Caída Libre, Rosa Frenesí, A su lado, Tres tristes tigres y María Tentación. Emilio y el público también son cómplices y por eso gritan, silban, aplauden hasta que termina el rodaje. ¿O el concierto? Todos gritan por más canciones, y cuando Tato, el director, sugiere que sería bueno repetir dos temas, todos felices.
“Esto excedió mis expectativas –cuenta después Felipe, luego de posar para la foto de recuerdo con toda la banda y el crew de Epicentro–, fue una experiencia inesperada”. Felipe es uno de los primeros en soltarse después de la grabación, pero los demás integrantes son incapaces de disimular la emoción que sintieron “al tocar con amigos y estar en vivo al mismo tiempo”. Esto es Epicentro y estos son Los Tigres del Chaulafán.
