Inicio Culturas Luis Rueda: “He vivido un lustro bastante ilustre”  

Luis Rueda: “He vivido un lustro bastante ilustre”  

Luis Rueda es una de esas columnas vertebrales del movimiento roquero ecuatoriano. Su nutrida carrera hace de este compositor uno de los más prolíficos de los últimos años, pero también lo convierte en una radiografía viviente de las adversidades que caracterizan al medio local cuando de ser músico se trata. El periodista Pablo Rodríguez aprovecha el lanzamiento del último disco de Lucho Rueda, Adrede, para extraer el testimonio de una época.

[sg_popup id=»1″ event=»onload»][/sg_popup]Por Pablo Rodríguez / @pablesrock

El cantautor guayaquileño Luis Rueda presenta su nueva producción discográfica, Adrede, un disco que puede ser visto como un test emocional. Sí, porque Adrede muestra lo que implica hacer música en la escena local. Aquí un repaso de esta obra en la voz de su autor.

¿Cuánto tiempo te tomó hacer Adrede?

No puedo precisar una fecha exacta ya que hay temas –como Incertidumbre por certeza– que los saqué aproximadamente en el 2015, así como también hay temas que pudieron haber salido en la etapa de Yo Lucho y lo demás Rueda, pero por varias razones no ocurrió, entonces, para acercarnos a una cifra, podría decirte que Adrede es el resultado de cinco años de trabajo.

¿Qué características destacas de este disco?

Adrede se grabó tres veces: graba, borra, graba de nuevo, borra otra vez y vuelve a grabar. Estas grabaciones se hicieron en varios estudios, hasta que llegué a la conclusión de que el resultado final llegaría solo si armo mi propio estudio. Finalmente fue así, y ahora que repaso todo el proceso, concluyo que nunca más volveré a grabar en un estudio propio, porque ese sentir que puedes hacerlo mejor se vuelve tortuoso (…), se vuelve necesario aprender a finalizar una obra, y con un estudio propio, esa necesidad puede alargarse demasiado.

Con temas como Velo de Maya e Incertidumbre por certeza, por ejemplo, hice un show, y al finalizar, sentí que podría ponerle un guitarrazo por ahí, hacerle un arreglo por allá, porque estamos hablando de un trabajo que es completamente emocional, ya que estos últimos años han sido un cúmulo de éxitos y derrotas,  subidas y bajadas. He vivido un lustro bastante ilustre (risas), por lo cual he debido ser muy sincero con respecto a mis cambios y evoluciones.

Muchas veces sentí que ya todo está perfecto, pero siempre asomaron cosas, así que tranquilamente este disco pude haberlo sacado en el 2014, pero si lo hacía, habría sido un disco completamente diferente al que acaba de salir.

¿Cómo explicas que haya pasado tanto tiempo y no hayas cedido al peso de ese tiempo?

A veces te cuestionas el hecho de hacer cosas por el tiempo que te tomará, por ejemplo si quieres seguir una carrera en la universidad, generalmente te desanimas porque debes pasar 4 o 5 años metido en un aula, pero si no lo haces, a la final no sabrás qué tan efectiva fue tu decisión. Y es que el tiempo igual va a pasar, de eso no te puedes librar, entonces mejor vivir ese transcurso haciendo cosas que, solo al final, sabrás si sirven o no, pero te quedarás con un aprendizaje invalorable. Las cosas tienen que ser cuando deben ser.

¿Esta es la forma como has hecho tu trabajo en toda tu carrera?

(Silencio) No lo sé. Creo que el ímpetu tiene diversos estados, por ejemplo el disco Mucha Rabia lo hice en 80 horas, mientras que en Adrede, hubo canciones en las que solo la batería se hizo en 50 tomas, con lo cual es muy probable que esta vez me haya demorado esas mismas 80 horas pero en un solo tema. Por eso se me hace necesario convenir en algo, y es que este disco, Adrede, no está hecho para pegar, no está buscando una fórmula mediática que diga “Este es el single”, “Este tema le va a encantar a la gente”. No, simplemente cada tema se tomó el tiempo que yo consideré  necesario  para que suene de la forma en que me convenza a mí mismo.

Pero la gente es quien decidirá si tu nuevo disco logró provocar algo…

¿Quién es la gente? ¿Tus contactos de Facebook?  ¿Los que ponen like a tus publicaciones? La idea de “la gente” es de todo quien dice o cree conocerte solo porque ha escuchado un tema tuyo, o te ha visto por los medios, pero a la gran parte de esa gente tú no la conoces, y ellos tampoco a ti. Por eso muchas veces se frustran cuando ven tus posiciones políticas o ideológicas. La gente te idealiza desde un punto de vista no siempre profundo, por eso no he pensado en lo que le gustaría a la gente, sino en hacer el disco que a mí me gustaría escuchar.

Generalmente, una vez que saco mis discos, dejo de escucharlos, porque mientras compongo grabo, mezclo, masterizo y más, paso un proceso donde vivo con esos temas, son mi música de cabecera, los desgasto escuchándolos una y otra vez, lloro, río, los canto mil veces, así que cuando ya sale el disco, le pongo como un punto final, y ahí, recién, el disco pasa a ser del público.

He llegado a la conclusión de que el disco es para el artista –al menos si compones tu música con algo de sinceridad–, y los shows son para el público, por eso es en estos donde busco ese equilibrio entre tocar las canciones que el público pide, las que más le gusta, intercaladas con los temas nuevos que conforman Adrede.

Siento que cada canción es una vivencia tuya, pero un reflejo del lado B que viviste, la parte dura de tu carrera. ¿Cómo ha sido esa vida musical que has debido enfrentar?

Si bien es cierto existe una implicación directa con mi vida, una suerte de bitácora, y no solo en este disco sino también en trabajos como El Efecto Placebo, donde veo reflejadas las cosas que en su momento viví y me inspiraron, también sé que más allá del lado fastuoso de subirse a un escenario, tocar, derrochar energía, y que el público disfrute y consuma, hay un lado mío que es completamente terrenal y está supeditado al entorno que vivimos, las problemáticas sociales, económicas (…); ciertas cosas que me pasan en la vida se pueden identificar con la vida de cualquier persona, lo cual genera que esa persona se pueda conectar o no con cada canción.

Siento que las canciones realmente importantes son las que le hacen sentir al escucha que están hablando de él mismo, es decir, no las ve como las cosas que le pasaron a Luis Rueda, o al artista, sino a la persona que escucha esa canción, como si fuera su realidad. Pero eso sucede porque es el reflejo de los tiempos que he vivido. He realizado cosas que no tenía ni idea, como ser presentador de televisión con mi propio programa, grabar un disco en mi propio estudio, he experimentado cosas importantes, me he arriesgado también a vivir de hacer cosas que no son la música,  exclusivamente, y eso es lo que le pasa a cualquiera en algún momento de la vida: enfrentarse a otras cosas y empezar a hacer cosas distintas a las que ya estás acostumbrado.

En lo íntimo terminé mi relación matrimonial, pasé de mi estado de vida familiar a enfrentarme a una realidad donde me quedé solo, pero solo conmigo mismo. No es que me puse a buscar quién supla ese espacio, sino a ver transcurrir el tiempo tratando de entender las razones que terminaron con esa parte de mi vida, cuyo lado más fuerte es separarme de mi hija, quien se fue a vivir en Buenos Aires. Todo quedó supeditado a la tecnología, a la necesidad de ver la forma de viajar la mayoría de veces a Argentina para estar con ella, y eso me hace entrar en un entendimiento hasta psicológico en mi mente para no volverme loco. Y es que lo habitual es que un papá esté con sus hijos, pero yo no pude vivir esa etapa sino a través de la computadora.

Entonces, ¿cómo defines al efecto que causa en tu vida este disco?

Lo bailado nadie me lo quita, y con este disco he visto la posibilidad de alivianar mi equipaje al lograr entender que mi integridad como persona está mucho más identificada con lo que vivo actualmente, es decir, que puedo quedarme grabando, componiendo, editando, ensayando, diseñando cosas del disco hasta las 4 o 5 de la mañana,  y al día siguiente dormir toda la mañana. Pero en vida familiar no podría, porque mi tiempo ya no es solamente mío, sino de las personas que estarían conmigo. Ahora tengo los dos pies puestos en el mundo artístico, así que por ese lado estoy supercontento, ya que tengo la posibilidad de ir a mi propio ritmo, sin estar supeditado a las decisiones de un grupo familiar.

En el tema No todo es para todos, al final se destaca la voz de una niña. ¿Quién es? ¿Por qué aparece ese elemento?

Es Lucía, mi hija, quien estuvo el año pasado acá en Ecuador justo cuando estaba grabando las voces de ese tema. Un día le pregunté si le gustaría grabar unas voces, para ver qué pasa, y se animó.

Ese tema habla de la búsqueda personal de tu propia realidad, a pesar de que el camino elegido, supuestamente, no sería el más conveniente, y una de las cosas que hago como padre es tratar de ser coherente, hablar de algo y aplicarlo. Por eso cuando le hablo de libertad, no debo obligarle a que estudie lo que yo quiera. Ella tiene la posibilidad de hacer sus propias elecciones, en las que mi posición es respetar sus inquietudes y apoyarlas. Tiene otras influencias en cuanto a la música y yo las respeto, aunque, por suerte, no le gusta el reguetón (risas), pero está más vinculada al pop. Yo no le voy a obligar a nada. Quiero que tenga sus posibilidades de elección.

De alguna forma esa canción refleja las elecciones que puedes hacer y las incapacidades que a veces tienes para hacer buenas elecciones.

Recientemente me he encontrado con algunos amigos que apuntaban a ser buenos compositores, buenos artistas, y al preguntarles qué pasó con esas aptitudes, suspiran, ponen cara de resignación y, generalmente, responden que se casaron, que decidieron buscar un empleo formal para mantener a su familia, pero no pueden ocultar esa frustración. Y está bien, porque no todo es para todos, porque las decisiones no se deben tomar nunca ni muy cabreado, peor muy contento. Entonces siento que esa canción, que es un poco oscura, con la voz joven de niña quedaba perfecta, obtuvo un toque más siniestro, incluso, y como lo hizo bastante bien, pues se quedó. Y es que así sea mi hija, si no quedaba bien, no habría incluido esa voz, pero felizmente funcionó y se quedó ahí, para siempre.

En las letras de este disco, encuentro un elemento recurrente como la serpiente, ¿Qué buscas reflejar con este presencia?

No es intencional, no es que quise hacer el disco de la serpiente (risas) pero esta representa, primero, al mito del paraíso y la tentación, con lo que demuestro lo poco sencilla que es esta vida mía que escogí, parece que todo fluye y sale así, que entras a grabar, te desfogas y luego mandas a prensar el disco. Subes al escenario, tocas, te diviertes, luego haces un after y todo bien, pero poco se conoce sobre la cantidad estrafalaria de cosas que debes hacer, sobre todo si eres un artista independiente, sin la capacidad de tener un equipo de trabajo al lado tuyo todo el tiempo, pero hay momentos en los que uno envidaría a quien trabaja 8 horas al día, y luego va a su casa a descansar.  

Otra presencia está en Diván, un tema que es como una visita al psicólogo, donde le cuento la problemática que tengo entre la comodidad del escenario y la incomodidad de la vida real, este tema ha tenido unas 3 o 4 trasformaciones, es la más vieja del disco, se la compuso en la época de La Trifullka, si no me equivoco, en el 2001, como mínimo. La primera versión era una balada, una especie de lamento de esta problemática mía, pero que fue mutando de ritmo, de letra, incluso, pero se apega a ese sentir de subirte a un escenario, la revientas, ves gente emocionada, luego hay que bajarse a ver números, pagar, afrontar gastos, y es que si bien tengo músicos que le meten el hombro en algo que es mío, a la vez implica responsabilidades, contemplaciones que no han cambiado desde esa época hasta acá, y que conforman el ser músico en un país como este, y no es que le echo la culpa al sitio donde me tocó nacer y vivir, pero sí me pongo a pensar tras haber viajado a otros lados, ver mis videos y los likes que recibo, se me ve como alguien famosísimo, con recursos, pero si bien me conocen y puedo ser famoso en la escena musical independiente de aquí, esto es igual a ser millonario en sucres, es decir, ¡seguimos con el culo pelado, loco, tratando de ver qué soluciones le damos al día a día! No hay nada fijo, no hay políticas que ayuden, no hay mucho a pesar del esfuerzo. Pero para eso está la música y las reacciones que con esta causas en el público.

Posiblemente la serpiente puede simbolizar esa parte seductora, en la que te inmiscuyes sin saber la parte gris que está detrás, a la que siempre enfrenté, y si bien casi siempre con un saldo a mi favor, no lo ha sido sin pasar por procesos complicados que muchas veces han estado cerca de dejarme fuera.

Hablando de animales, ¿tienes alguna mascota en casa?  

Una gata que se llama Luna, que es un animal que me enseña muchas cosas, como los momentos en que maúlla, me ronronea, porque quiere comer,  pero come y se va, se acabó el amor y todo, en un principio le decía “Maldita gata, ¡ingrata!” (risas), pero luego ves que está bien, que así es, que no hay que depender, ni siquiera de las personas y circunstancias a las que tú les pones un tipo de interés. Las cosas son cuando son, y cuando las reglas del juego cambian, no hay más que hacer, estoy conectado con ciertas escuelas filosóficas como el estoicismo  y el pensamiento cínico, que se volvió un defecto, pero no es otra cosa que la independencia que necesitas tener, van más allá del hecho de cumplir un deber como alimentar a tu mascota y esperar una consideración por eso, cuando ese es tu deber, entender eso te hará vivir menos resentido con la vida.

De esto me doy cuenta al entablar relaciones con el público, encuentro gente que no conozco, pero que se han formado en su cabeza una idea de lo que yo debería ser para ellos, llegan a ser tan amables que me incomodan, y me hablan en términos que ni en el más humilde o pedante momento de la vida consideraría sobre mí mismo, como la vez en que un fan me escribió a preguntarme si “podría acercarse a mi” luego de un concierto, como si yo fuera intocable, o alguien lleno de guardaespaldas, lo que le deja en claro la necesidad de la inteligencia emocional, que creo debe ser una materia obligada en la formación educativa, para entender cómo funciona ese casco (cerebro) que nos lleva a responder de tal o cual manera ante diversas circunstancias anímicas y emocionales.

Una impresión que me deja este disco es que escucharlo es como un test emocional que quien quiera meterse en esto de la escena musical no masiva, independiente en Ecuador, debería escucharlo para saber lo que debería afrontar al escoger este camino en un país como Ecuador.

Yo sigo creyendo en los procesos de autogestión, y si bien es cierto que tengo clara esa parte de esta experiencia, también está latente el cuestionamiento sobre las dificultades que siempre estarán presentes, hasta qué punto podremos llegar, dentro de lo económico: o haces un disco o te cambias de casa. Pero al ver que es un compendio de la música que he hecho en estas tres décadas, encuentro un balance,  pero no pusilánime, sino uno que sale de un análisis donde ubico a los grupos en dos lados, por un  lado el de las bandas buenas, las que hacen todas las tareas y logran pegar, y por otro lado las bandas que buscan pegar pero no saben cómo y se frustran en medio camino.

Me acojo a un piropo recurrente de gente que me dice ‘yo no soy rockero, pero me gusta lo que tú haces’, entonces me siento como Testigo de Jehová al que le funcionó ir a tocar la puerta de la casa de alguien, ¡un converso más! (risas)!  Me gustaría creer que estoy en lo cierto al intuir que este disco, dentro de su particularidad, va a ser exitoso también.

Puedo usar la figura de aquel meme que dice: “Será divertido decían”, para manifestar la verdad que hay dentro de eso, porque el sentirte lleno implica un esfuerzo extra, que permitirá hablar de un trabajo de verdad, porque no es algo que lo tomas por el extremo y dices ‘hagamos un disco, veamos qué pasa, y si funciona bien, sino, igual’, porque aquí no tienes alguien que te ponga el billete y ya, es tu trabajo, tú decides, pero cuando pierdes, las pérdidas también son tuyas y eso implica tener siempre presente que, aparte del esfuerzo extra, no siempre está garantizado que se generen ganancias. De ahí que en toda mi vida haciendo música no puedo decir que haya conocido la fortuna, si de alguna seguridad podría hablar, tal vez sería el respaldo de la Sociedad de Derechos de Autor, que cuando me muera, al menos me garantizará los gastos del velorio y el entierro.

Ya en términos más amplios, y sin ponerme en el patín de viejo sensible, lo que sí he recibido ampliamente es el cariño de mucha gente que, sin conocerme, ha conectado con mi obra, y me ha dicho cosas que sí me las puedo llevar al otro lado, por eso si adrede me pasa algo, adrede lo voy a seguir haciendo.

Entramos más a fondo en el campo de tu entorno, y eso implica ver políticas de Estado, condiciones de la industria musical local, leyes, etc.: ¿Te ha servido de algo la ley del 1X1?, ¿Sientes que esta ley permitió conocer más de tú música por encima de lo que ya conocemos?

Para nada, en la medida en que apareció la ley, nunca me llamó la atención, porque no me parece acertada ya que es una imposición, que termina siendo fastidiosa para los medios y para el público porque te obligan a algo que no quieres, porque coartan tu decisión sobre escuchar tal o cual cosa, de forma intencional, y termina siendo un fastidio. Por ejemplo estoy, qué se yo, conduciendo en medio del tráfico y voy escuchando un tipo de música que en ese momento me tiene feliz, pero de pronto entra una cápsula cultural para hablarme de la Dama Tapada, o de algún tipo de música que no quiero escuchar en ese momento, porque estoy en otra cosa, y entonces simple y llanamente cambias de emisora y fin del asunto. No puedes obligarme así, siento que si esta ley benefició a alguien fue a los (artistas) que ya sonaron, porque siguen sonando mucho más, y los que no han sonado, siguen sin sonar.

¿Cuántas radios ponen rock en Ecuador?, muy pocas en verdad, pero esas sí han puesto mi música sin necesidad de ninguna ley. Me parece mucho más funcional el hecho de que tú hagas un trabajo que tenga la calidad suficiente, el interés del público necesario, que se convierte en una necesidad para el medio ponerte, mas no por una imposición. Por otro lado, me llamaron a conformar una especie de comité de selección para los contenidos de los macro festivales que iban a hacer por esta ley, pero al enterarme de que había un pago muy mínimo o en muchos casos ninguno para el artista, entonces desistí, porque me parece un insulto, porque no puedo formar parte de algo donde la gente de mi gremio es utilizada como protagonista, pero sin beneficios. Hay algo donde hasta la empresa eléctrica gana dinero, el almacén de llantas también porque se gasta ese bien mientras trasladen equipos, pero la razón de ser de eso, o sea al artista, no. Entonces termina siendo un pajazo mental porque no se entiende que hay que generar una industria, y así compruebo que seguimos en una sociedad en la que al decir ‘soy músico’, aún te repreguntan: ¿y en qué trabajas?

Por otro lado, no hay una industria musical sólida, no hay un  equipo de booking, una empresa de management con las que se pueda trabajar de manera medianamente profesional, tanto que la vez que he trabajado con mánager, he terminado siendo el mánager del mánager. No hay garantías, por eso en el último video que hice se fue casi todo mi patrimonio, y eso sí es un problema. Pero vale la pena porque me permite demostrar en alta gama y de forma importante lo que estoy haciendo con mi trabajo.

¿Cómo será la puesta en escena de Adrede?

Me gustaría hacer como Cerati cuando presentaba sus discos: shows específicos con sus temas nuevos. Pero a la vez pienso en el público y no creo justo meter trece canciones, hora y pico de música que la gente no conoce. Entonces hay que matizarla con otros temas que la gente ya ubica. Tengo como 33 canciones de mi etapa solista que tranquilamente me permitirán hacer dos shows, pero debo intercalar las dos cosas, para que el público disfrute de lo que ya conocen, y así se introduzca en este nuevo disco. Resumirle en vivo la forma como empecé y enfrenté este proyecto de mi vida, de tal forma que la gente sea parte de este viaje, en un show que promete mucho, que  se lo ha trabajado con cariño y entusiasmo, para hacer que cuando lo vean, pasen una noche placentera, y luego,  se lleven su disco y al escucharlo, empiecen su propio viaje, hagan las cosas con ganas, con convicción y con el convencimiento de que son ustedes quienes eligen el paso que van a dar.

Al final de Adrede hay un relax, como un momento de calma luego de todas esas canciones vitales, ¿es acaso un momento de complacencia que te lo das a ti mismo?

El disco, de alguna forma cumple la premisa de lo que una historia debe tener: inicio y desenlace, Todo Rueda, como canción que abre, es impetuosa, tiene algo así como que empezó esto, veamos qué pasa, tiene seguridad, va con convicción, es muy rock and roll. Luego viene el tema Diván, y ahí comenzó el problema, (risas), y así transcurre hasta llegar al medio donde hay temas como No todo es para todos, Velo de Maya, Esquizoafónico, donde estoy completamente enfocado en las problemáticas de haber elegido esta vida, y la canción hay un proceso donde está completamente sumido en lo que pretendes o quisieras sobre el viaje que has decidido tomar, que el proceso sea resurrección. Hay un tema con la muerte también, pero por enterrar lo viejo y dar apertura a lo nuevo.

Las cosas son como uno las quiera ver, cosas que dentro de una misma situación parecen una virtud o un defecto. Esto, según el observador, es un ejercicio por entender de qué va la vida. A pesar de que hay cosas que ya das por sentado, hay momentos donde te cuestionas por qué estás aquí, y eso implica silencios o momentos relajados, como al que haces referencia, con lo cual sirven para plantearte y reflexionar lo que has hecho. Siempre hay que buscar un planteamiento diferente para que no resulte aburrido.

Adrede, nombre del tema final –y que por primera vez lo uso para ponerle el nombre al disco, cosa que no estoy de acuerdo porque es más una cosa del pop, que llaman al disco con el nombre del tema hit y el resto de relleno–, esta vez lo usé por lo que simboliza, ya que cuando la compuse, terminé mi relación familiar, por eso ahí me despido de mi exesposa y también de esa vida. Cuando toco ese tema con la banda debo hacerlo de forma superficial, debo pensar en otra cosa, porque si me implico a la profundidad del tema, es algo muy fuerte sentirlo y tocarlo. Esta es una de esas canciones que salen en cinco minutos, sin un tachón, nada. Es como un laxante emocional, y cuando llegué al final de la letra, que es una reflexión que muestra que voy a ir hacia adelante, hablo de la pérdida, la reflexión, y aparece la conclusión que dice: “Y aun si adrede muero, adrede lo volvería a hacer”. Cuando empecé a escribir esa tempestad no tenía idea de adónde iba a ir. Cuando salió esa frase me dio un poco de miedo, porque pensando en Fuerza Natural, de Cerati, la última frase, del último tema, del último disco de Cerati es pare de contar (risas nerviosas y silencio), entonces, suponiendo que este fuera mi último disco –que no lo será, pero supongamos–, me quedaría bastante satisfecho.  

¡Rock and roll por siempre!


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