Por Lorena Serrano / @lolo2893
“He tratado de hacer las canciones con todo el guacho ahí, como las escribí, y espero se haya sentido eso un poquito más que las partes técnicas. Creo que es más importante el corazón, a veces”. Así explica Marqués lo que ocurrió en el escenario durante la grabación de sus temas para Epicentro Arte en vivo.
Descansa un momento, se relaja apoltronado en el sillón y se dispone a develarnos su historia. Sergio Marqués inspira sencillez y talento. Vino de uno de los barrios más populosos y humildes de Quito, el Comité del Pueblo, y ha llegado ya a adueñarse de las tarimas del país.
Su más reciente lanzamiento fue la canción Un brindis por ti. Hasta ahora ha lanzado cuatro canciones: Por ti seré, Sé que volverás, Eres lo que quiero y Nadie como tú. Esta última trae a la memoria de Sergio Marqués el día en que supo que su pareja estaba embarazada. Durante “la espera, infinita” del nacimiento de su hija decidió componerla. Después, nos confiesa, tuvo su primer gran sueño material: tener una casa a su gusto, donde su familia pudiera estar contenta. “Hay que construir un gran hogar y luego la casa”. Marqués dice esto y evoca el instante en que pudo sostener en brazos por primera vez a su hija.
Fue a los 7 años cuando Sergio subió por primera vez a un escenario. Fue durante la clase de música. Desde entonces, su pasión se fue amasando lentamente, a pesar de que a veces sintiera no poder hacerla realidad.
“En mi casa no se habló de éxito, se habló de felicidad”
La pobreza en medio de la que creció Sergio dejó una lección: las cosas materiales pronto llegarían, en cambio, crecer como persona, debía ser una construcción diaria. Esta fue su motivación principal. Decidió estudiar Ingeniería Industrial y los periplos por conseguir dinero para costear su carrera y para, al mismo tiempo, mantener su pasión por la música, le obligaron a vivir. Trabajó de cochero en un supermercado, tocó en bares por poco dinero, fue carpintero y chofer.
El breakdance fue otra de las expresiones que alimentó su juventud. El Comité del Pueblo es un barrio en el que confluyen varias etnias y en el que la distinción entre clases sociales es muy marcada. Pero, en lugar de que esto se convirtiera en un agente de distanciamiento, para Sergio Marqués se trató de un cúmulo de referencias. De ahí provienen sus influencias en ritmos, tradiciones y destrezas. Escuchando rap, marimba, blues y funk, Marqués se formó en las calles. Los estudios de grabación y las clases llegaron después.
Hoy se reconoce como un artista pop-fusión. Intenta aplicar la ingeniería para crear estrategias en su carrera musical y el breakdance es un complemento constante en sus videosclips.
“Desde que recibí la invitación ya me sentí parte de algo importante”
Esa noche, en Casa Nosstra, Marqués cerró sus ojos, imaginó cómo quería que se sintiera el momento y se dispuso a tararear sentimientos. “Epicentro tiene una calidad increíblemente bacán y yo siento que eso es lo que nos merecemos los artistas. Es un espacio donde no te quieren ver el ángulo bonito nada más para comercializarte, sino para escucharte, y eso creo que es grandioso”.
Entre canción y canción contaba chistes. El empeño de hacer un show técnicamente impecable y poner corazón a sus historias le hizo sudar “la gota gorda”.
Todas las canciones que ha escrito Marqués han sido experiencias suyas, muy íntimas, muy reales. “Lo chévere de todo esto es que se compartan”. Él cree que en el público hay alguien que también se enamoró de la equivocada, que ha sido canalla, “que también ha tenido chance de arrepentirse” y que ha sido víctima del desamor. Así justifica su informalidad. No hay estética de poema en sus letras, solo “musiquita para llenar corazones”, mientras disfruta del cariño, la calidez, la confianza y el aplauso del público.
No importa lo que seas como profesional -dice Marqués, como declarando su principio mayor-. Si como persona eres bueno, ya eres un ser humano valioso. Por eso, una ocasión decidió sorprender a la presidenta de su grupo oficial de fans. Visitó su casa el día de su cumpleaños, con su guitarra, tocó la puerta y ella, en pijamas, abrió para caer directo en sus brazos. Tocó en la sala de su casa, comieron pastel y habló con su madre. “Antes que artista soy persona. Siento que siempre puedo contar mis historias a través de frases sencillas y yo ofrezco música sincera y apegada a la realidad, música que tenga el cuidado de tener la calidad que ustedes merecen”.