Manuel Suquilanda para La Barra Espaciadora
@dalisuqui
A la memoria de Pablo X. Yépez y de Gonzalo Samper, el protagonista.
Hay cerrojos que aparentan no ceder pero siempre han estado muertos, abiertos. El ángel del basural enhebra trapos en el ojal de las llaves para construir el arma con la cual intentará matar a su reflejo.
Los paisajes oníricos que Manuel Suquilanda recrea en Nostalgia son extracciones de la belleza que tiene el horror humano. Una cruz de tubos de neón encendido, hallada en un basurero, puede servir para enrostrarnos la culpa de no habernos dado el tiempo para hallarnos a nosotros mismos. Es que hemos ocupado la vida entera en vestirnos. ¿Qué habita donde no está el cuerpo humano? ¿Qué hay en los recuerdos, en la guarida del niño que fuimos y que no quiere dejar de jugar con nosotros a las escondidas? ¿Cómo conviven ese niño con el hombre que es simultáneamente?
Nostalgia no es una historia. Es un acto último que puebla todos los tiempos del arrepentimiento y del placer.
