Por Diego Cazar Baquero / @dieguitocazar
Lejos de parecer un cliché sobre el holocausto nazi, la película Phoenix (2014), del director alemán Christian Petzold, actualizó temas como el abuso del poder político en manos de un tirano racista, fascista, xenófobo, fundamentalista y enfermo; o como la resistencia creativa de un pueblo irremediablemente sumido en el peor de los traumas.
Phoenix es parte del ciclo de cine La fractura del siglo, que la sala de cine Ochoymedio propone entre el 26 de enero y el 31 de enero, y que busca abordar uno de los acontecimientos históricos más lamentables de la historia de la humanidad, la barbarie nazi contra millones de judíos.
Nelly, una distinguida cantante (interpretada por Nina Hoss, consentida actriz de Petzold) –quien había presentado sus espectáculos en París o Londres, en compañía de su esposo, Johhny (Ronald Zehrfeld), un experimentado pianista–, ha sufrido la casi total destrucción de su rostro durante el conflicto. No obstante, en medio de una Berlín que aún no emerge de entre los escombros, una de sus amigas la ha rescatado y la ha atendido para que se someta a una cirugía estética de reconstrucción. Pero los resultados no son satisfactorios. Nelly no se reconoce, no se acepta, y en su delirio, solo espera reencontrarse con Johnny. Su situación la avergüenza, la reprime, y esa falta de identidad y de sentido de pertenencia es, quizás, la metáfora que atraviesa toda la historia: ella encarna la vergüenza de todo un pueblo, la vergüenza y la anonimia de toda la humanidad.
Es que recordar la matanza judía en manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial es un ejercicio que nos debe obligar a pensar en todo lo que en adelante continúa ocurriendo en el mundo. No podemos anclarnos en el lugar común de nombrar a Adolf Hitler, a Auschwitz o al brillante y macabro cerebro de Joseph Goebbels sin permanecer alertas ante la posibilidad de que esos infiernos y esos engendros resuciten hoy en cualquier rincón del mundo, por cualquier causa. No prestar atención a los hechos que desencadenaron el holocausto nazi, más de setenta años después, sería cómodo, irresponsable e igual de inhumano que ser cómplice de las Schutzstaffel (SS).
Y, sin embargo, el mundo sigue plagado de infiernos y de criminales. Algunos solo han cambiado de bando y de careta. Phoenix me recuerda –por citar poquísimos ejemplos– los cientos de refugiados que son maltratados por los poderes políticos en Europa, en México o en EEUU. Phoenix también tiene la facultad de evocar a quienes aún hoy replican en sus gestos o en sus decisiones la misma actuación tétrica de Hitler, pero con otras palabras y en otros lugares. ¿Quiénes somos los judíos de hoy? ¿Cuántos seres humanos mueren hoy traumados, luego de ser despatriados, violentados físicamente o incluso legalmente? ¿Cuántos suicidios provocó la reciente ola de desahucios en España? ¿Cuántos niños mueren a diario por querer salir de una Grecia ahogada en una crisis tanto o más criminal que una guerra declarada? ¿Cuántos seres humanos han desaparecido en manos del poder, dejando familias mutiladas sin ni siquiera sus propios muertos? ¿Cuántas mujeres mueren o se matan, víctimas de la ceguera de los poderosos que no entienden lo que es tener un cuerpo de mujer, ser violada o agredida? ¿Cuántos habitantes del estado brasileño de Minas Gerais se quedaron sin tierra y sin casa el pasado noviembre, luego del mayor desastre ecológico registrado en América Latina, y al que los medios masivos del mundo no prestaron la atención merecida? ¿Es que acaso solo unos pocos tienen derecho a su reconstrucción ética, física y emocional, tras una catástrofe?
Christian Petzold es también muy hábil al mostrar la reconstrucción del rostro y de la identidad de su personaje Nelly como otra de las más fuertes metáforas del filme: el derecho a la reparación es o debe ser privilegio de todos quienes hemos sido víctimas de algún tipo de trauma social.
Phoenix es una bofetada de memoria. Nos hace, una vez más, afirmarnos en nuestro profundo rechazo a la masacre contra el pueblo judío ejercido por los criminales hitlerianos, así como fortalece los argumentos para rechazar con absoluta valentía el constante asedio del ejército israelí contra los civiles palestinos y la inhumana pugna por desaparecer a un pueblo arrebatándole los pocos metros cuadrados de tierra que les queda. Phoenix nos alerta sobre la cantidad de criminales con poder que ahora se esconden debajo de capuchas para dejarse filmar mientras degollan homosexuales o supuestos infieles. Esos mismos criminales que ocultan sus rostros para, cobardemente, arrojar bombas dentro de recintos llenos de civiles o secuestrar a familias inocentes con el mísero propósito de sembrar miedo son los mismos que entre 1933 y 1945 escoltaron a un asesino y cosecharon cadáveres como si salieran al campo para recoger frutillas.
El acierto del cine Ochoymedio está en que el ciclo La fractura del siglo nos recuerda que la fractura no ha sido sanada. Vivimos la misma fractura del siglo pasado y, apenas, hemos aprendido a nombrarla con eufemismos o a silenciarla.
Ficha técnica
Dirección: Christian Petzold
Reparto: Nina Hoss, Ronald Zehrfeld, Nina Kunzendorf, Uwe Preuss, Imogen Kogge y Michael Maertens
País: Alemania
Año: 2014
Estreno: 04-06-2015
Duración: 98 min.
Guión: Christian Petzold
Fotografía: Hans Fromm
Música: Stefan Will
La cartelera
Miércoles 27: Desde las 18h00
El Origen del Siglo XXI / Jean Luc Godard / 2001
Alemania Año Cero / Roberto Rosselini / 1948
Ser o no Ser / Ernst Lubitsch / 1942
Jueves 28: Desde las 18h00
Hiroshima Mon Amour / Alan Resnais / 1959
Guernica / Alan Resnais / 1950
Noche y Niebla / Alan Resnais / 1955
Viernes 29: Desde las 20h00
Y en el centro de la tierra había fuego / Bernhard Hetzenauer
Sábado 30: Desde las 17h00
El último de los injustos / Claude Lanzmann / 2013
Ida / Pavel Pawlikowski / 2013
Domingo 31: Desde las 16h30
Prisoner of Paradise / Malcolm Clarke, Stuart Sender
La guerra de un solo hombre / Edgardo Cozarinsky / 1982
Phoenix / Christian Petzold / 2014