Por Diego Cazar Baquero / @dieguitocazar
Quizás el sector más desatendido del gobierno de Rafael Correa Delgado sea la cultura. El recientemente posesionado ministro de Cultura de Ecuador, Raúl Vallejo, junto a su viceministro, Juan Martín Cueva, anunciaron la postura de esta secretaría de Estado frente a la menospreciada Ley Orgánica de Cultura que parece haber sido siempre la última rueda del coche y que por eso aún ni existe.
“El tema está en la cancha de la Asamblea”, dijo Vallejo, parafraseando a su antecesor, cuando nos respondió en otra entrevista: “La pelotita está en la Asamblea Nacional”. En un conversatorio con representantes de varios medios –el primero desde su posesión–, el ministro Vallejo hizo un pedido abierto a la Comisión de Educación y Cultura de la Asamblea Nacional, presidida por el oficialista Raúl Abad, de difundir ampliamente el texto del proyecto de Ley Orgánica de Culturas que está en sus manos desde principios del 2016, sin que nadie hable públicamente sobre él. “Mi pedido es que lo más pronto posible, no sé si a comienzos de la próxima semana, el proyecto para segundo debate sea conocido por la ciudadanía –dijo el flamante funcionario, y continuó, luego de lamentar que la publicación de la Ley haya tardado muchísimo tiempo y que eso genere «desconfianza en los actores culturales» y elucubraciones–: “Lo importante es que ya aparezca el texto”.
La postura oficial del Ministerio de Cultura encargado ahora a Raúl Vallejo destaca como ventajas del proyecto de Ley que reposa –ojalá no literalmente– en la Asamblea Nacional los siguientes puntos:
- Que el Ministerio de Cultura no sea un ministerio ejecutor sino un órgano encargado de la generación de políticas públicas. “Este no es un ministerio que tiene que organizar eventos…”.
- Que se fortalezca el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) “tanto como instituto público de investigación, pero también como aquel que puede emitir permisos…”.
- Que se potencie el fomento a las artes y a la creatividad, pero con “políticas que no estén ancladas a situaciones clientelares o a las prácticas que tienen que ver con búsqueda de auspicios”, sino institucionalizando las políticas de fomento y de apoyo a emprendimientos culturales.
- Que se respalden los procesos de formación artística en diálogo conel sistema universitario, el Ministerio de Educación, etc.
- Que se sostenga y se impulse el fomento a la creación cineamatográfica.
- Que se implemente una política de protección a los trabajadores de la cultura a través de seguridad social con mecanismos de afiliación flexibles y adecuados a la realidad de los diversos oficios en materia cultural.
- Que se garantice la autonomía responsable la Casa de la Cultura pero que se reorganice su estructura a escala nacional, fortaleciendo las acciones de los núcleos provinciales y potenciando las decisiones mediante asambleas abiertas.
- Que se ponga en marcha el Registro Único de Artistas y Gestores Culturales
- Que se garantice la libertad creativa.
Raúl Vallejo, noveno ministro de Cultura en nueve años, escritor y exembajador en Bogotá, está consciente de cuáles son las circunstancias en las que recibe esta cartera de Estado: “Yo entiendo mi gestión como una gestión de cierre”, reconoció, y, a pesar de que también fue frontal al explicitar que el tema presupuestario “es el talón de Aquiles ahora de los ministerios”, dijo que sostendrá su gestión –en los once meses que le queda al régimen– sobre una política de respeto a las prácticas diversas y a la otredad.
Vallejo fue designado ministro casi un mes después del terremoto del 16 de abril, y por eso, uno de sus anuncios oficiales tuvo que ver con una cuantificación de las consecuencias del sismo en cuanto a daños en museos, archivos, edificaciones, etcétera. Son 352 los bienes patrimoniales afectados en todo el territorio nacional y de ellos, 255 fueron afectados en Manabí.
En suma, tanto Vallejo como el ex director del Consejo Nacional de Cine (CNCine) y hoy segundo a bordo de Cultura, Juan Martín Cueva, coinciden en dar continuidad a los procesos que ya se habían iniciado en administraciones anteriores, sobre todo en la inmediatamente anterior, a cargo de Guillaume Long e interinamente de Ana Rodríguez, quien fue su viceministra.