Por Juan Francisco Trujillo / @JuanfranT
Con 3 años de vida, el colectivo Sensorial se consolida e interactúa con el mundo de la pintura a partir de propuestas artísticas complementarias. Para María José Cardona, su coordinadora, se trata de un proyecto que tiene a la innovación como uno de sus elementos clave al momento de generar procesos creativos.
“El arte debe ser una herramienta participativa que impulse el bien común”, apunta, luego detalla las características de Sensorial II, una reedición del proyecto que impulsaron hace poco más de un año. Se trata de un libro para colorear como la pieza de un proyecto mucho más ambicioso. Si bien en la primera edición cada artista escogía su propia temática, hoy toda la propuesta cuenta con un hilo conductor, y aunque los autores conservan libertad para proponer temas, todo encaja en el concepto mayor: Ecuador Se trata de reflejar la diversidad del país, no solo en los paisajes de 4 regiones naturales con flora y fauna únicas, sino de conjugarlas con personajes de cuentos y leyendas que forman parte de la identidad cultural.
Aunque en el pasado se han hecho esfuerzos por plasmar esta riqueza, desde técnicas como el óleo o desde lo cinematográfico, Sensorial le apuesta a la ilustración por las posibilidades de interacción que brinda esta técnica para impulsar la relación entre los autores y el público.
Uno de los temas es la costa ecuatoriana. Jorge Chicaiza nos lleva a un viaje por los paisajes de Manabí y Esmeraldas, dos provincias que desde 2016 enfrentaron el enorme reto de superar los estragos del terremoto que se cobró más de 600 víctimas mortales. Hoy, Esmeraldas también vive la violencia en zona de frontera que se expande en silencio. Pero esto no significa que ambas provincias perdieran su color, su alegría, su gastronomía y sus tradiciones.
Al hablar de Galápagos seguramente pensamos primero en su riqueza visible: las tortugas, aves y especies propias de cada isla. Sin embargo, hay una enorme diversidad marina que ha sido invisibilizada y hoy corre serio peligro de extinguirse. Bego Salas, otra de las artistas que aporta en Sensorial 2, se decidió a mostrarla.El rescate de los oficios y el trabajo artesanal es el tema que Paula Terán muestra en sus ilustraciones de mazapán. Desde la provincia de Azuay, en cambio, llegan lugares y personajes mitológicos.
Son muchos kilómetros de recorrido. La oportunidad de estar en territorio le dio al grupo la posibilidad de pensar y sentir al país más allá de las lógicas meramente turísticas, para ir en busca de las personas que están detrás de cada historia. Por eso, el trabajo de investigación se extendió durante 6 meses. Los recorridos incluyeron levantamiento de encuestas y una curaduría artística con una convocatoria en la que participaron 72 personas que presentaron sus trabajos. De ahí salieron los 5 finalistas que aportan las 25 ilustraciones que forman parte del libro.
Un requisito importante para su inclusión en el proyecto fue el compromiso con el trabajo en equipo. El reto de compaginar la cotidianidad de cada uno con las necesidades del proyecto provocó muchas noches de trabajo.
Cuando se piensa en ofrecer al público un libro con estas características, hay muchos factores para tomar en cuenta: la competencia, el precio, pero sobre todo la calidad de los materiales que se usan para ofrecer la mejor experiencia posible. “Había la necesidad de no restringir posibilidades y que puedas pintarlo igual con crayones, marcadores, acuarela, sin que sea una limitación para tu creatividad”, cuenta María José. Por eso, el libro cuenta con algunas características que lo distinguen de otros: hojas extraíbles o la posibilidad de descargar una galería de fotos a través de un código QR que acompaña a la ilustración y muestra detalles inéditos detrás del trabajo final. La idea es retratar todo el proceso de creación que sigue cada artista. También se destaca una portada en realidad aumentada que permite ver el diseño en tercera dimensión usando smartphones o tablets. Parte de innovar está en conectar una ilustración hecha a mano con formatos digitales, cerrando un círculo que mejora la experiencia del público.
El libro incluye la posibilidad de acceder a una galería con 50 fotos, portada interactiva y 25 ilustraciones en formato A4 con diseños exclusivos de Patricio Nardi, Begoña Salas, Paula Terán, Wilo Ayllón y Jorge Chicaiza. Los textos que acompañan cada gráfica están traducidos al francés e inglés con información de Ecuador y de los artistas.
Ahora, el reto que persigue Sensorial es lograr financiamiento. Hay que enfrentar trabas difíciles, incluida la idea de que el arte solo es cosa de las élites. “A veces a la gente le cuesta mucho valorar el trabajo de un artista local cuando lo compara con alguien de fuera. De pronto te acostumbras a ver arte gratis y por eso cuesta mucho creer en la necesidad de contribuir para el desarrollo de un proyecto”, dice María José
Las empresas públicas y privadas tampoco cuentan con suficientes recursos para impulsar convocatorias. Con los canales de financiamiento tan restringidos, el equipo apuntó al crowdfunding. Decidieron incluir la propuesta en Kickstarter, una plataforma on line para financiamiento de proyectos que exige el cumplimiento de parámetros como calidad gráfica, diseño, tiempos de ejecución, entre otros. Con lo que se recaude, podrán afrontar gastos de impresión fotografía y pago a los artistas.
Así, la propuesta ha adquirido una dimensión internacional, algo que el colectivo buscaba desde la primera edición. Sensorial II está a la altura de otros proyectos similares alrededor del mundo y por eso quieren aprovechar esta oportunidad para dejarlo crecer con una perspectiva sostenible.
Pero este trabajo también refleja las ganas de trascender la lógica de lo comercial para darle al mismo tiempo un enfoque social. El colectivo se ha puesto como meta entregar 300 kits de arte que incluyan libros con ilustraciones, pinturas y talleres para niños y niñas que han sido desplazados en la frontera con Colombia, o que están atravesando tratamientos para enfrentar distintos tipos de cáncer. Esto será posible gracias a una alianza con la fundación Cecilia Rivadeneira. “El arte y la pintura pueden brindar a los niños herramientas para encontrar esparcimiento y sanación”, comenta María José. Además recalca que quien quiera aportar al proyecto social, puede hacerlo sin necesidad de aportar para fondear el libro.
“Creemos profundamente que el arte se debe compartir y es una herramienta de expresión y aprendizaje para tratar temas como la conservación del planeta, la violencia de género. Le apostamos a integrar al artista con la comunidad para generar apropiación y regeneración de espacios, convivencia y empoderamiento efectivo para plasmar diversidad». Los miembros del colectivo creen que la incidencia más importante de Sensorial esta en el apoyo a procesos terapéuticos, liberación de estrés, que involucren lo colaborativo.