Por Luis Fernando Fonseca / @LuifinoFonseca
La historia suele recordarse por partes.
Una mañana -como tantas otras bandas que visitan el país- los argentinos Malón fueron de visita a la Ciudad Mitad del Mundo. Fue de camino al Aeropuerto Mariscal Sucre, en dos combis, donde metieron los instrumentos y todo lo que la banda lleva de gira. Fue en marzo de 2018, luego de tocar en Estados Unidos y en Colombia. Se fotografiaron junto al monumento con los cuatro puntos cardinales y en la plaza. Visitaron el museo etnográfico. Hicieron que un huevo se equilibrara en la línea ecuatorial. Cuando volvieron al parqueadero se dieron cuenta de que un grupo de ladrones les habían roto un parabrisas, pese a la presencia de un guardia armado y el ojo de una cámara de vigilancia. Les robaron varias valijas con equipos como un cabezal Kemper. El pasaporte y el diploma del guitarrista Antonio Tano Romano: habían sido declarados “embajadores culturales”, por el Núcleo de Pichincha CCE de esa época, luego de presentarse ante más de cinco mil personas en la Concha Acústica de La Villaflora.
—Dimos un show increíble y pudimos compartir esto lindo que es la música con toda la gente de Ecuador —dice Romano—. Prefiero quedarme con ese buen recuerdo y no con el trago amargo que nos tocó vivir. Por suerte no llegaron a llevarse las guitarras.
Cuando integraba “la banda más grande del heavy metal argentino”, Hermética (1987-1994), el Tano solía aparecer con una Ibanez Blazer BL400, como la que se ve en el álbum de fotos que viene con el LP ‘Ácido Argentino’. En la banda solista que lleva su nombre le dio un lugar a la ESP Vintage Plus HSS, que por su oscuridad y la pesadez de su sonido está asociada a bandas como Cerbero, que le antecedió a Hermética. O Visceral con la que actuó después de la primera disolución de Malón, en 1998.
Lo que les robaron fueron equipos complementarios, pedaleras, algún recuerdo.
—Ahora vamos preparados como para que eso no nos pase otra vez —me comenta el guitarrista de Malón sobre su regreso a Quito—; hay veces que pasan cosas que hacen que uno aprenda y que preste más atención. Igual fue algo raro, ¿viste? Fue como que ya sabían que nosotros íbamos ahí y que llevábamos cosas de valor en las combis. Se hizo la denuncia, se hizo hasta quilombo en la Embajada. Se hizo de todo, pero nunca recuperamos nada.
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En otra época no tenía la barba blanca de músico de 62 años que tiene ahora.
Para el rodaje del DVD ‘25 años de puro sentimiento’, Tano Romano incluyó un ‘Bonus’ con el título Gracias a todos por el aguante. En la primera escena aparece al volante, con una camiseta de otra de sus bandas, Razones Concientes, que formó en 2003.
—Esta es la camioneta que nos va a llevar a cargar las cosas para ir al Teatro —Flores, el 13 de marzo de 2010—; 25 años pero a pulmón es todo esto —dice Romano sobre ese aniversario, antes de presentar a Randy, su hijo—: el quilombo sigue con este, que ensaya con su banda Senthencia para alegría de todos los vecinos.
Durante las dos últimas visitas de Malón a Ecuador, Randy Romano fue su operador de sonido. Randy descubrió la combi saqueada en La Mitad del Mundo en 2018. Randy revisó los monitores durante una madrugada en Atuntaqui en 2019. Randy fue el ingeniero de sonido del álbum ‘Librarse y Existir’, de la banda Tano Romano en 2020, y fue en su Romano Studio de Lomas del Mirador que Malón grabó el álbum ‘Oscuro Plan del Poder’, a inicios de este año.
La mano derecha del Tano, su hijo, es quien volvió a acompañar a Malón tras la mesa de sonido y en el backstage del Movistar Arena, durante el más reciente show de Iron Maiden en Buenos Aires la noche del lunes 2 de diciembre de 2024. El día anterior actuaron en el Ducó, Estadio de Huracán, ante 50 mil espectadores. Y ahí no podía faltar.
La primera vez que los británicos tocaron junto a estos argentinos fue en 1996.
—Ahora es como que estamos más grandes y te emocionas de otra manera, ¿viste? —recuerda el Tano. Uno de más joven quiere tocar y salir para adelante, romperle la cabeza a todo. Hoy recuerdo cuando me compré mi guitarra Ibanez —la Stratocaster Roadstar82— en los ochenta. A partir de ahí escuchábamos los temas de Maiden, de Judas (Priest) como nuestras influencias, así aprendíamos a tocar. No teníamos un profesor que nos enseñe esos riffs o este estilo musical. Ni siquiera imaginábamos que en un futuro íbamos a estar así, como ahora, ¿no? Y que con Hermética o con Malón íbamos a llegar a tanta gente.
De vuelta en el ‘Bonus’ de su DVD el guitarrista grafica aquello de las emociones pasadas:
—Esto es como Maiden, ¿viste?, cuando va con el avión (Flight 666) a todo lado —toma el volante de su camioneta—: nosotros vamos con esto cuatro viajes y llevamos todo.
Pero a veces las cuatro ruedas tienen que detenerse. Como a las dos de la mañana de un domingo hace cinco años cuando tres mil personas esperábamos a que Malón llegara al escenario montado en el Coliseo de Deportes de Atuntaqui. El show se había anunciado para la tarde y noche del sábado 1 de diciembre de 2024 junto a los también argentinos Tren Loco. Llevaba seis horas de retraso. La policía había entrado a desalojar al público, pero cuando los uniformados vieron que eran una minoría, se retiraron.
El Tano Romano lo recuerda así:
—Si bien nosotros nos moríamos de ganas de ir a tocar, (esperar en el hotel) fue una forma de presión al organizador para decirle que tenía que cumplir con todo lo pactado. No le estábamos pidiendo nada que no se había hablado. Faltaba un poquito de todo: cuestiones de sonido, el arreglo en la parte económica, de antemano estaba todo firmado que iba a ser de una manera y estábamos ahí por salir y todavía había cosas que no cumplía. Son arreglos que había hecho nuestro manager antes porque una vez que terminas de tocar, si lo que pactaste no se cumplió, después es complicado que se cumpla. Por suerte después pudimos tocar y disfrutar de ese increíble show.
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Antonio Tano Romano atiende esta entrevista desde la sala habitual de sus ensayos en Buenos Aires. Hay banderas con su nombre colgadas de las paredes. Los soportes de guitarras y la alfombra de una batería que espera a Pablo Hentsch, con quien transmitirá algunas versiones a través de su cuenta de Instagram.
Va a cumplir cuatro décadas de carrera y nunca dejó la guitarra.
Durante el encierro de la pandemia se ponía a zapar (improvisar) sobre pistas de percusión y voces generadas en la misma computadora que usa para responder mis preguntas. Mágicamente aparecían riffs que le hacían mover la cabeza, cuenta. Melodías que imaginaba coreadas por multitudes. Algunas de esas grabaciones fueron la base del álbum ‘Oscuro Plan del Poder’, en el cual Malón tuvo por primera vez un baterista que no fue Claudio ‘Pato’ Strunz, exintegrante de Hermética que grabó cinco discos de estudio con el Tano.
La última placa fue ‘Nuevo Orden Mundial’, que tuvo una accidentada presentación en Latacunga en 2015. El 12 de septiembre de ese año, la alerta amarilla que provocó la actividad del volcán Cotopaxi hizo que el festival en el Coliseo Julio Sampedro fuera acotado. El cuarteto tomó una combi en el Aeropuerto Mariscal Sucre que los llevara directo al show, porque su vuelo se había atrasado en Argentina. Pero sin moverse de la puerta la Intendencia General de Policía de Cotopaxi hizo que terminaran luego de interpretar apenas cuatro canciones.
En 2012 Malón había grabado en directo el CD y DVD ‘El Regreso más esperado’, luego de 14 años de haberse separado por primera vez. También se subieron a un escenario de 360° en un show que emulaba un ring de boxeo en el Coliseo Malvinas Argentinas. El 19 de mayo de ese año les sorprendió que al Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana llegaran cientos de metaleros con los discos de todas las bandas que sus músicos habían integrado (Hermética, O’Connor, Visceral, Simbiosis).
Pato llegó a ser el manager del grupo a la vez que músico antes de la pandemia. También manejó a las bandas O’Connor y La H no Murió, que es el tributo a Hermética. Hace unas semanas, mientras cumple la gira argentina de su nueva banda, Ithaca, Pato Strunz le dio su versión de por qué se fue de Malón al periodista musical Gustavo Olmedo, en el podcast Quemar un Patrullero.
El Tano Romano admite con tranquilidad que lo ha escuchado. Y suelta unas frases que ratifican una parte de su versión, pero que contradicen otra parte:
—Nosotros no tuvimos ningún problema con el Pato Strunz baterista. Pero en un momento pasó a ser el mánager también y ahí pasaron cosas que no tendrían que haber pasado. Eso nos distanció, hizo que no podamos seguir juntos. Las cosas que dice en las entrevistas me van alejando un poquito más. Hoy pienso que a los demás chicos (en Malón) les pasa igual: no tocaríamos con Pato. Por el momento no hay ninguna chance de que eso pase. De todas maneras, después nunca se sabe. Capaz que el tiempo cura cosas que uno pensaba que no íbamos a poder juntar más. Pero para eso hay que dar la cara o explicaciones. No es cierto que ‘el espíritu no es el mismo ni que no nos sabemos administrar’, como se ha dicho. La verdad es que no quiero hablar demasiado de eso porque ya no estamos juntos, ni vamos a estarlo. La gente nos quiere por nuestra música, no nos quiere por otra cosa.
Desde 2021 los reemplazos de Claudio Pato Strunz fueron Andrés Vignolo como mánager y Javier Rubio en la batería. Los históricos que permanecen en La H no Murió y en Malón son Carlos Cuadrado en el bajo y el vocalista Claudio O’Connor (otro exHermética). Y esa alineación llega a Quito luego de tocar en El Salvador, el 5 de diciembre.
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Lo único irreversible es la muerte.
La primera vez que entrevisté al Tano Romano fue por teléfono, hace ocho años. Había dicho que mientras los cuatro miembros de la última formación de Hermética estuvieran vivos (él, Ricardo Iorio, Claudio O’Connor y Pato Strunz), “hay la posibilidad de cumplir el sueño de tantos chicos a quienes influenciamos y que nunca vieron a Hermética. Si me preguntás a mí, estaría muy bueno hacer eso”, juntarnos.
El martes 24 de octubre de 2023, Iorio sintió un fuerte dolor en el pecho en su casa de Coronel Suárez, al sur de la Provincia de Buenos Aires. Había sufrido un paro cardíaco respiratorio del que no pudieron reanimarlo cuando llegó al hospital en ambulancia. Murió a los 61 años, pero siempre se mantuvo en que no volvería a reunir a Hermética. Fue el fundador y letrista de esa banda, también de los míticos V8, de Almafuerte y de Iorio, su último grupo.
La H no Murió es un proyecto que surgió para conmemorar los 25 años del álbum ‘Víctimas del Vaciamiento’, en 2019. Y ahora los 35 años de la que Romano considera la banda más grande del heavy metal argentino. Es decir que mientras el guitarrista tiene en su cabeza la veintena de temas de esa banda, tuvo que preparar otra veintena de Malón. Y no descarta retomar su camino solista o grabar el álbum que nunca llegó a grabar con Cerbero, la banda extrema que formó con Willy Caballero hace más de cuatro décadas.
—Seguramente los ecuatorianos van a estar esperando escuchar algún tema de Hermética tocado por dos de sus integrantes originales —sonríe—, es como cuando voy a ver a Ozzy y espero escuchar algo de Black Sabbath. Lo estamos pensando. La verdad es que todavía tengo fuerza como para seguir tocando, disfrutando, componiendo y para seguir adelante con esto lindo que me apasiona de toda la vida.
Cuando el Tano Romano zapa algunos riffs en su sala de ensayo, a veces siente la epifanía futura de miles de metaleros coreando, sí, pero el solo de la canción Soy de la Esquina basta para que recuerde a los que han acompañado por décadas los efluvios de su Ibanez. O de la Gibson Les Paul que volvió a ponerse en el Teatro Flores, en agosto pasado, cuando cumplió 62 años.