Por Erik Alexander Cumba Castro
Si bien con la pandemia el sector del entretenimiento a escala global sufrió un estancamiento, la internet le sirvió para salir a flote casi enseguida. En Ecuador, muchos conciertos y eventos que se habían programado se cancelaron y el sector artístico y cultural local no ha logrado recuperar su ritmo, tanto que, según cifras oficiales, es de los más golpeados, pero la gran industria del espectáculo se las arregló.
La crisis sanitaria no impidió que las audiencias masivas disfrutaran de música a través de plataformas digitales pues la industria global del entretenimiento aprovechó el entorno digital para compensar las pérdidas, en contraste con lo que enfrentan los artistas que están fuera de los grandes círculos comerciales.
Según la lista del Top 200 de Ecuador de Spotify, que registra a diario la cantidad de reproducciones de una canción, el artista más escuchado por los públicos ecuatorianos durante las tres primeras semanas de la cuarentena fue Bad Bunny, con 7 940 218 reproducciones. Le siguieron J Balvin (4 304 459), Dalex (1 278 124), Myke Tower (1 200 011) y Rauw Alejandro (1 189 481).
En lo que respecta a las canciones más escuchadas, en el primer lugar se encuentra Safaera, de Bad Bunny; lugo siguen Ñengo Flow, de Jowell y Randy (1 045 296), y luego aparecen temas como La difícil, de Bad Bunny (922 750); Rojo, de J Balvin (839 270); Si veo a tu mamá, de Bad Bunny (819 377); Ignorantes, de Bad Bunny y Sech (685.098).
Como vemos, los datos revelan que las tendencias de la música en Ecuador durante la pandemia se inclinan por el trap, el reguetón y el pop. No obstante, durante el inicio de la cuarentena se registró un fenómeno poco usual: hubo música en inglés que se ubicó entre los diez primeros puestos de la lista de los más populares y eso no es común. Pero, ¿por qué es raro ver canciones en inglés dentro de los tops de lo más escuchado en Ecuador?
La respuesta no es simple. Por un lado, que la música cantada en inglés no tenga mucha acogida en la audiencia ecuatoriana podría explicarse por la barrera idiomática, pero a finales del 2018 Queen desmontó esta explicación, pues se ubicó entre los 50 más escuchados de Ecuador. No obstante, eso no ocurrió precisamente porque las audiencias locales valoren a la banda británica en sí misma, sino debido al estreno de la película Bohemian Rhapsody, que provocó que el mundo entero devolviera la mirada Freddie, John, Roger y Brian como un producto de consumo de masas anclado en la fórmula de la nostalgia.
El fenómeno Queen explicaría que las audiencias locales, al parecer, reaccionan a estos episodios comerciales como consumidores de ocasión, porque algo se pone de moda, sin más. Pero, parece haber algo más profundo en esto: esa nostalgia que experimenta buena parte de la población que más capacidad adquisitiva tiene se traduce en consumo, y ese consumo representa réditos para la gran industria del entretenimiento global, aunque de ese furor no le quede nada al artista local de a pie.
En las primeras tres semanas de la emergencia sanitaria, se visibilizó un hecho similar al de la ‘Queenmania’: el cantante canadiense The Weeknd alcanzó el puesto número diez con su tema Blinding ligths, con 511 508 reproducciones, según el Top 200 de Ecuador de Spotify. ¿Qué tiene de especial The Weeknd para que haya conseguido impactar a la audiencia ecuatoriana?
Pues bien, Abel Makkonen Tesfaye es un cantante y productor de Toronto que se dio a conocer en el 2010, cuando subió un par de canciones a YouTube bajo el seudónimo de The Weeknd. Luego, en el 2012, sacó su primer trabajo recopilatorio llamado Trilogy, en donde incluía treinta temas remasterizados extraídos de sus mixtapes. Este álbum fue lanzado por las compañías discográficas Republic Records y XO, y The Weeknd continúa trabajando con estos dos sellos hasta hoy. De hecho, XO fue fundada por él mismo en el 2012. Ahora la firma le pertenece a Universal Music Group y la distribución está a cargo de Republic Records.
¿Y qué relación tienen la compañía discográfica y el estilo musical de The Weeknd? Universal Music Group es una de las compañías discográficas más grandes que hay a escala mundial, junto a Sony Music y a Warner Music. Ellos han trabajado con artistas de la talla de ABBA, Elton John, Michael Jackson, Queen, Rick Astley, entre otras. En sus inicios, la compañía fue parte de los estudios de cine Universal Pictures. No es casual que la canción Cincuenta sombras de Grey (2015), distribuida internacionalmente por Universal Pictures, y que brindó al artista gran visibilidad en la audiencia global.
En fin, el estilo musical de The Weeknd es muy variado. Ha probado con ritmos como el R&B, el pop, el hip hop y el synth-pop. Citando a Ian Cohen, de Pitchfork Media, el sonido del cantante es “una plantilla de R&B de última generación”.
Entonces, ¿por qué The Weeknd tiene una buena recepción por parte de la audiencia ecuatoriana, aun cuando su estilo no responde a las tendencias musicales más habituales de Ecuador? Sí, lo más probable es que la respuesta tenga que ver con cierta nostalgia en su obra musical.
En una investigación publicada en la revista Scientific Report, dirigida por el neurocientífico Robin Wilkins, se dice que escuchar música que no sea nuestra preferida genera un circuito neuronal en ambos hemisferios cerebrales llamado red de modo por defecto. Mientras que al escuchar una de nuestras canciones favoritas no solo que se activa el hipocampo, sino que también hay efectos en una región adyacente del cerebro, relacionada con la memoria y las emociones vinculadas a la socialización.
Ahora, bien, si analizamos la estructura musical de Blinding ligths –hasta ahora la canción con mayor éxito del cantante, puesto #7 en el mundo, según Spotify-, veremos que existe un leve parecido con la canción Take on me, del grupo A-ha, sobre todo en la sección del ritmo de los sintetizadores.
A Sebas Alonso, del portal web Jenesaispop, lo primero que se le viene a la mente al escuchar Blinding ligths es que le traslada a la década de los ochenta. Quizás eso se deba a que Max Martin -el exitoso creador de la fórmula comercial de la música pop contemporánea- es la persona que ha estado detrás de esta producción.
Por otro lado, si nos fijamos en la manera de cantar de The Weeknd, encontraremos una notoria semejanza con el timbre, el registro y los ornamentos de la voz de Michael Jackson. En una entrevista hecha por el portal web Complex, el cantante canadiense confesó que su estilo de canto es inspirado por R. Kelly, Michael Jackson y Prince, lo que prueba la fuerte influencia del sonido característico de los años ochenta.
Todo parece indicar que Universal Music Group, en conjunto con The Weeknd, buscaron con este tema apuntar hacia los públicos de la generación X (nacidos entre 1965 y 1980) y millennials (nacidos entre 1981 y 1995), precisamente el grupo en edad de trabajar más numeroso y con mayor capacidad adquisitiva en buena parte del mundo occidental.
Blinding ligths –escrita por Abel Tesfaye, Ahmad Balshe, Jason Quenneville, Max Martin, Oscar Holter, y producida por Martin, Holter y Tesfaye- ha sido reconocida como la mejor canción del 2020, según Billboard y Consequence of Sound.
En Ecuador, el impacto que ha causado The Weeknd ha sido enorme: el portal web Charts Ecuador, el 14 de septiembre de 2020, puso a Blinding ligths en el puesto número 22 de su Top 40 de lo má escuchado, y hacia noviembre el tema solo descendió siete puestos en la misma lista.
Es posible que estemos ante un nuevo gusto por lo retro. En el cine y el audiovisual lo demuestran los remake, las series de televisión y adaptaciones de series antiguas; en los videojuegos lo demuestra el retorno de los juegos Arcade; en la moda, el uso de leggins, chaquetas de hombros anchos, solapas anchas, pantalones con bastas anchas parece estar de vuelta. La industria del entretenimiento tiene muy claro su objetivo: la nostalgia es una mina de oro cuando los nostálgicos son los más dispuestos a gastar su dinero sin hacerse muchas preguntas, y The Weeknd es un instrumento para concentrar grandes fortunas en un sector privilegiado de la industria del espectáculo, valiéndose de cientos de millones de incautos consumidores emocionados.