Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres. En Ecuador cada día es asesinada una mujer; en 2024 la Alianza Para el Mapeo de Feminicidio contó 88 femicidios relacionados con el crimen organizado.
Por Mayuri Castro / @mayestefi
Foto de portada: Imagen de la marcha del 25N de 2017. Crédito: Fluxus Foto.
Las mujeres, niñas y adolescentes en Ecuador viven entre femicidas, aumento de tareas de cuidado y afectaciones en su salud mental. varias organizaciones sociales, académicas expertas y activistas por los derechos de las mujeres aseguran que en 2024 no ha habido disminución de violencia.
Estos son cinco de los más importantes desafíos que enfrentan:
- Femicidios en contextos criminales
La Alianza Feminista para el Mapeo de los Feminicidios en Ecuador –que publica anualmente datos estadísticos sobre los femicidios ocurridos en el país– asegura que en 2024 ocurrieron 214 feminicidios.
El femicidio es el asesinato de una mujer por razones de género, es decir, por el solo hecho de ser mujer. Está tipificado en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) y su cometimiento implica una pena que va de 22 a 26 años.
Nicoletta Marianelli, representante de Fundación Aldea –una de las organizaciones de la Alianza–, asegura que entre 2020 y 2024 ha habido tal escalada en el índice de feminicidios, que en este último año, han contado un feminicidio diario. “Una situación grave que aún no ha tenido atención completa del Estado”, añade.
La Alianza Feminista para el Mapeo usa el término feminicidio para destacar la responsabilidad del feminicida, la responsabilidad del Estado al no proteger la vida de las mujeres y la responsabilidad de la sociedad que mantiene comportamientos machistas. Sin embargo, usan las expresiones muertes violentas por razones de género o femicidio para referirse a lo mismo.
Desde el 1 de enero hasta el 15 de noviembre de 2024, la Alianza Feminista para el Mapeo de los Feminicidios contó 214 feminicidios de los que al menos 88 estarían relacionados con violencia generada por el crimen organizado. Por su parte, la Fiscalía contó 67 femicidios en lo que va del año, sin mencionar si esos femicidios sucedieron en medio de la violencia por el crimen organizado.
“Esta guerra contra el narcotráfico ha permitido más circulación de armas y están siendo usadas en la violencia de género”, señala Nicoletta.
El último mapa disponible, elaborado por esta organización, muestra que 67% de los femicidios registrados en 2022 y 2023 se cometieron con el uso de armas de fuego. En 2024, hasta el 15 de noviembre, el 60% de femicidios habría sido cometido de la misma forma. La hipótesis de Nicoletta es que por la presencia de bandas delictivas, la circulación, venta y compra de armas es mucho más fácil y esas armas llegan a los hogares.
En Ecuador, aún no hay estudios o investigaciones sobre los femicidios en contextos de crimen organizado. Sin embargo, las experiencias de Colombia, México o República Dominicana podrían explicar por qué las mujeres son asesinadas en estos contextos.
Las mujeres pueden ser utilizadas como eslabón de las cadenas de distribución de drogas, son víctimas del tráfico de personas para prostitución forzada, cine porno, disputa territorial entre bandas criminales o están en medio del intercambio de disparos con la policía, dice un estudio del Programa Regional de la Iniciativa Spotlight para América Latina.
El mismo estudio explica que cuando una mujer es asesinada en el hogar, el hecho no se puede relacionar con el crimen organizado, aún cuando el asesino pertenezca a una pandilla o banda delictiva, porque los familiares o testigos tienen miedo de aportar en la investigación o tienen miedo de denunciar para evitar ser relacionados con el crimen organizado.
El estudio de la iniciativa Spotlight, programa de las Naciones Unidas para eliminar la violencia contra niñas y mujeres, señala que este tipo de femicidios se están invisibilizando al ser registrados como homicidios.
- Denunciar la violencia de género
Joselyn Pispira, psicóloga en el Centro de Promoción y Acción de la Mujer (Cepam), en Guayaquil, señala a la desconfianza en el sistema judicial ecuatoriano como un desafío que las mujeres han enfrentado durante este 2024.
Joselyn explica que la violencia de género: física, psicológica, sexual o de otras formas sucede, pero muchas mujeres no se sienten seguras de denunciar sus casos ante un sistema de justicia permeado por la corrupción. “Difícilmente una víctima se va a sentir segura al momento de denunciar”, dice la psicóloga.
En 2024, jueces, fiscales y otros funcionarios judiciales han sido detenidos, investigados y sentenciados por casos de corrupción relacionados con el narcotráfico. Muestras de ello son los casos Metástasis y Plaga, que se encuentran en marcha al cierre de esta publicación.
“Las mujeres no solo se enfrentan al agresor sino a todos los miembros de una banda, su vida tiene un mayor riesgo”, dice la psicóloga.
Además, Joselyn se ha dado cuenta de que las mujeres ven a instituciones como la Policía o la Fiscalía como espacios inseguros, pues denunciar implica la revictimización, que tengan que contar el hecho de violencia muchas veces o que sean culpabilizadas por la violencia que sufrieron.
En general, la atención estatal está enfocada en el enfrentamiento con las bandas delictivas relacionadas con el crimen organizado y el narcotráfico, por lo que la investigación en casos de violencia de género corren el riesgo de quedarse estancada.
- Cuidar a personas privadas de libertad
Las mujeres son las principales familiares que asumen los cuidados de las personas privadas de libertad.
Ana Morales, representante del Comité de Familiares de Personas Privadas de la Libertad por una Vida Digna dentro y fuera de las Cárceles, dice que la militarización de las prisiones ha hecho que ellas –madres, esposas, hermanas, hijas– tengan que proveer alimentos o útiles de aseo y defender el derecho a la vida del privado de libertad.
Cuenta que han subido los precios de la comida en las cárceles. “Eso ha generado que las mujeres trabajen mucho más”. Las mujeres que cuidan a sus familiares presos también deben cuidar a su familia que se encuentra en casa, como niños, ancianos o familiares con diabetes, cáncer u otras enfermedades.
Ana dice con preocupación que conoce de experiencias de mujeres que han recurrido a la prostitución para aumentar sus ingresos. Otras hacen emprendimientos de venta de comida como arepas, empanadas o café. Asegura que el Estado no ha prestado atención a sus necesidades.
Las mujeres enfrentan traumas por las crisis carcelarias. “Esto ha generado desgaste emocional de las mujeres, nos descuidamos de nosotras mismas, lo primordial tiene que ser para los familiares”, dice Ana.
Las madres o esposas que han perdido a sus familiares en medio de las masacres carcelarias ocurridas en los últimos años enfrentan shocks por las muertes crueles de sus seres queridos, cuenta Ana. Según datos oficiales, desde el 2020 se han contabilizado más de 500 muertes violentas en las cárceles, según lo recoge una nota de Primicias.
Las mujeres viven en constante ansiedad. Ana dice que no duerme bien, permanece pendiente de tener el celular bien cargado y con conexión a internet, “porque en algún momento te puede llamar tu familiar o las autoridades, a darte una mala noticia”.
¿Quién cuida a las cuidadoras?, se pregunta Ana.
- Desapariciones y falta de datos
El Ministerio de Gobierno aún no publica los datos de 2024 sobre desapariciones. Pero entre enero y diciembre de 2023, se encontraban en investigación 730 casos. De esos, 42,5% corresponden a mujeres desaparecidas.
Las desapariciones de mujeres también estarían relacionadas con el crimen organizado. “La pobreza tiene rostro de mujer”, dice Sybel Martínez, directora del Grupo Rescate Escolar y activista por los derechos humanos. Es muy fácil –añade– que niñas y adolescentes, mujeres jóvenes se vinculen a esas actividades obligadas o voluntariamente para tener algo de ingresos.
Sybel remarca que nada de esto se ha explorado profundamente aún en el país pero está sucediendo. A diario, usuarios de redes sociales, la misma Policía Nacional y la Fiscalía General del Estado difunden un sinnúmero de imágenes y mensajes relacionados con personas desaparecidas y esa tendencia va en aumento.
Desde la declaratoria del conflicto armado interno contra el crimen organizado, los estudiantes han tenido que recibir clases en sus hogares de forma virtual durante varios días, lo que dificulta que los psicólogos de los colegios detecten casos de violencia sexual dentro de las familias, contra niñas, niños y adolescentes.
No hay datos que den cuenta de que esos delitos contra las mujeres hayan aumentado en el Ecuador, pero Joselyn Pispira sostiene que sí suceden con más frecuencia. “Los cuerpos de los niños y niñas están siendo usados como un objeto sexual”. Joselyn asegura que hay un alto índice de embarazos adolescentes que podrían ser producto de esa violencia sexual y cuenta que en zonas donde operan las bandas criminales, no hay acceso a servicios de salud públicos o privados, por lo que no se puede tener datos concretos.
- Apagones y militarización
Según la última encuesta de uso del tiempo del Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos (INEC) las mujeres destinan en promedio cuatro veces más tiempo al trabajo de cuidado que los hombres.
Los horarios de cortes de luz hacen que las mujeres encargadas de labores domésticas tengan que preparar alimentos, limpiar la casa o bañar a sus hijos en horas de la madrugada, lo que representa una sobrecarga adicional en sus actividades de cuidado, la mayoría de veces sin remuneración alguna.
Así mismo, los apagones hacen que las mujeres eviten salir porque los lugares públicos se vuelven más peligrosos en la penumbra. “Se está cortando el derecho a la autonomía”, asegura Joselyn.
Desde comienzos del 2024, miembros de las Fuerzas Armadas rondan las calles con la misión de aplacar a los grupos criminales, pero su presencia también causa temor.
La psicóloga Joselyn Pispira dice que “esa presencia no activa un sentido de seguridad, sino la sensación de que algo está pasando y la gente siente miedo”. Explica que eso causa afectaciones en la salud mental como ansiedad o depresión.
A esta medida se suma la crisis eléctrica que enfrenta Ecuador. Desde el 18 de septiembre, aumentaron los cortes de energía. El gobierno dijo que la situación se debía a la falta de lluvias y sin agua las centrales hidroeléctricas no pueden funcionar. El Ministerio de Energía llegó a justificar los primeros apagones con la supuesta presencia de una zarigüeya que “habría quemado la subestación”.
Sin embargo, los expertos confirman que no hubo un adecuado mantenimiento de las hidroeléctricas durante los gobiernos de Lenín Moreno y Guillermo Lasso. La situación fue empeorando hasta prolongar los cortes de luz de 4, 8 o 12 horas hasta 14 horas por día.
Las cuidadoras, que principalmente son las madres, también ven afectado el derecho a la recreación de sus hijos. Joselyn dice que las actividades de placer son un soporte emocional para lidiar con la vida diaria. Sin embargo, los cortes de luz hacen que los niños, niñas, adolescentes permanezcan encerrados en sus casas. “Lo que impacta en su proyecto de vida”.
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