#SinTantaVuelta
Por Daniel Orejuela / @daniel_orejuela
No había majado lodo hace rato. Hoy me tocó. Las lluvias en Guayaquil no paran. Y no limpian nada, más bien ensucian, como la campaña política. Los mosquitos también andan de fiesta, y a esos no les pagan por asistir.
Esto de sentir el lodo bajo las chancletas, el olor a lluvia que se vuelve vapor y el calor, las picadas de mosquitos vivísimos y la campaña electoral, me recuerdan mi infancia. Todo es igualito.
Ya decía yo que los eslóganes eran sólo eso. Manos limpias, corazones ardientes y mentes lúcidas. ¡Ajá! La patria ya es de todos. ¡Ajá! Tanto nos la creímos que confiamos. Tanto se la creyeron algunitos que se intentaron llevar la patria en peso. Es que antes era de unos pocos y ahora de otros. ¿Usted cree que los que siempre tuvieron plata han dejado de tenerla? ¿Cree que le bajaron tantito a sus lujos? Los que antes se ponían camiseta amarilla y ahora les tocó la verde, mañana se pondrán la que les toque.
Cuando Correa llegó al poder, sin experiencia política, sin saber que nadaba entre tiburones, se le subieron a la camioneta los que son y no son. Buenas ideas, siempre digo, pero ¿y la sapada?
La política no es la academia. La mentira es el pan de cada día para algunos políticos, una estrategia. Muchos hacen carrera política para hacer dinero. Si quisieran servir serían meseros, bomberos o taxistas. Pero no, cuando llegan al poder se ponen a pensar en cómo repartir la torta. Hacen lo que vinieron a hacer: dinero.
La partidocracia. ¡Ajá! Los mismos de siempre. ¡O peor! Esos y los de ahora. A propósito, hay algunos aprendices de politiquero que se ve que tienen profesionales con mucha experiencia detrás de sus campañas. Otros menos.
Me causa gracia y pena ver cómo muchos navegantes ingenuos y futuros electores se desviven posteando en sus muros y redes sociales los memes que algunos asalariados de esta crisis crean en los troll centers del poder.
¡Es que no hay plata! Me acuerdo de una familia amiga, sin plata, allá por los inicios de los noventa, pegando adhesivos con el eslogan roldosista-bucaramista “La fuerza de los pobres”, en encendedores que regalaban en épocas de campaña. Y la tal fuerza de los pobres puso un presidente que hizo lo que iba a hacer: dinero. Y, claro, dejó unos cuantos centavitos para esta familia.
Hay memes graciosos, así como los hay bien sucios, cazadores de desmemoriados. Uno decía: “Regla número uno en la política: Nunca elijas a un banquero como presidente. Elegir a un banquero para una dignidad del estado, es como poner al perro a cuidar el asado”. Y así…
Pero el asunto es que a los ecuatorianos no nos queda otra que elegir entre la impunidad y la impunidad. Impunidad para los banqueros o impunidad para los militares, impunidad para los que llevan ahora o impunidad para los que llevaron antes ¡Lámpara!
¿Y si decidimos –como decidieron en otros lados– rechazar a la clase política? ¡Anulemos el voto! ¡Ajá! Pero es que en Colombia no dijeron que ganó el nulo, ganó la guerra. En Estados Unidos gobierna otro, y no la candidata que sacó la mayoría de votos. Si anulamos se acorta la brecha de votos válidos y sube el porcentaje del ganador. Y como se la juegan para ganar en primera vuelta…
De eso se trata en estas elecciones presidenciales. El gobierno sabe que si no gana en una sola vuelta, no gana. ¿Se da cuenta? En todo caso, el partido de gobierno ya le preparará la cama a quien gane. El poder Ejecutivo se puede amarrar de manos si se dejan un par de trabas legales, sin plata para accionar, y si se gana la Asamblea. ¿Se ha dado cuenta? Y nadie habla de eso. ¡La lucha por la Asamblea! Muchos zorros viejos de la política y muchos nuevos lo saben y están atrás de eso. Hay payasitos, famosos y otros alzamanos de candidatos. Se están utilizando todos los trucos viejos y nuevos de la politiquería, lo importante es tener mayoría.
¿Y el poder judicial? Tranquilo, mijo, que por ahí también se están moviendo fichas.
Ya paró la lluvia, nos queda el lodo y a mí solo una cosa me queda clara: de esta no se sale sino embarrado. Todos, absolutamente todos los candidatos tendrán que pagar favores políticos. ¿Y lo que pase en las urnas? De eso no se trata.
Daniel Orejuela Flores es un guayaco del 75. Productor musical de oficio, ingeniero de sonido de necio y escritor de repente. Ha vivido más de la mitad de su vida fuera del Ecuador, sin embargo, ha tratado siempre de mantener el contacto con el país y su acontecer político, social y cultural y ahora, de vuelta, reside en Quito.