Por Elvis Nieto / La Barra Espaciadora
La víspera. La maldita víspera de la que solo nos acordamos cuando falta algo. Y, como si fuera poco, lo que falta es terminar de conformar la lista de candidatos. La velocidad es una habilidad que se da de tú a tú con la falta de tiempo y la improvisación. Es de esos momentos en los que nada está concluido y, sin embargo, todo tiene que quedar cerrado. La vida o la muerte –las elecciones, las apuestas, la democracia- se juegan en menos de 24 horas… Es 20 de noviembre y mañana vence el plazo para inscribir candidatos…
Pero, seamos realistas, ¿de dónde nos sacamos a 5 mil candidatos? Fresco, seamos más realistas aún: ¡de dónde sea y al costo que sea! Al fin y al cabo, en febrero del 2014, apenas tendremos que elegir 46 prefectos, 221 alcaldes, 867 concejales urbanos, 438 rurales y 4079 autoridades parroquiales. Las matemáticas nos dicen que ese día los ecuatorianos elegiremos a 5.651 “representantes del pueblo”. Pobres y sacrificados hombres, como que fuera fácil salir bien librado del escarnio público, del linchamiento mediático, de la puteada de cada sábado, de la tentación de llevarse a casa un salario acorde con la dignidad y/o, en ciertos casos, un maletín compensatorio por aprobar o proponer alguna obrita… ¡Y todo por servir a la gente!
El camino no es fácil, si no, pregúntenles qué les pasó a Pierina Correa, la hermana del Mashi que quería servir a Guayas, o a Juan Carlos Solines, que quería servir a Quito. Ambos recibieron una buena dosis de Ubicatex: la primera tuvo que regresar a su casa cuando vio el pulgar hacia abajo de su bro, y el segundo quién sabe adónde fue a parar cuando vio extenderse el dedo medio de sus coidearios y contrincantes.
Esos competidores: Mauricio Rodas y Antonio Ricaurte, más pilas, se la sacaron relativamente fácil: ignoraron a Solines. Y -lección básica-, cuando un político es ignorado/ninguneado hasta por sus rivales de contienda desaparece, deja de existir. ¿Acaso Solines nunca se ha preguntado por qué Rafael Correa, a quien nadie le puede negar un nivel de popularidad enorme, necesita de un enemigo (la partidocracia, la prensa, los conspiradores, la señora que le hace dedo, el Jaime Guevara, unos colombianos que querían matarlo desde El Panecillo y un largo etcétera) que hable mal de él?
Sociedad Patriótica planteó la unidad de las candidaturas de oposición y a las pocas horas (ni siquiera días) estuvo presentando a Víctor Hugo Erazo como su candidato a alcalde de Quito y a ni sé quién (hasta me da pereza buscar su nombre en la web) para prefecto.. ¿Y no que la unidad? El Movimiento Popular Democrático, como para que nadie le haga sombra en la derrota, se movió haciendo sus listas calladito. El Partido Social Cristiano sigue haciendo esfuerzos por convertirse en la máxima expresión del regionalismo asentado en Samborondón. El Partido Roldosista es en un fantasma que camina alentado por el aire, que es gratis, por la falta de sangre en el rostro de sus aristocráticos dirigentes y por la amnesia enferma (y/o interés de último momento) de quienes los respaldan con una cruz en la papeleta. Pachakutik es la dispersión: a veces es oposición, a veces va de la mano con Alianza PAIS. ¿No que la coherencia es un valor fundamental de los políticos?
¿Primarias?, ¿alguien hizo primarias? La justificación de la democracia ecuatoriana, vista a través de los movimientos y partidos políticos, se resuelve en decisiones autoritarias dentro de sedes y oficinas con… -a ver, déjenme ver la figura que calza…- uno que manda y algunos que cumplen. La fachada es atractiva y eficiente: por un lado, existe un buró o una directiva nacional, lo que da una pauta de una organización, pero, por otro lado, ese buró o esa directiva dice, de modo vertical, quién debe participar en una lista y quién no, lo que da una pauta de para qué sirven las directivas nacionales en el Ecuador. Da igual, las sedes de la quintaescencia de la democracia se llenan de papeles, copias de cédulas, direcciones, números de teléfono, nombres mal escritos y mucha ambición de poder.
Las razones para no dar razones se quedan casa adentro, las explicaciones a los votantes están demás. Lo importante es cumplir con los requisitos del Consejo Nacional Electoral (CNE), cuyo presidente, Domingo Paredes, hizo un gran esfuerzo académico e intelectual yéndose a conocer la experiencia democrática de Cuba –donde, por si alguien no lo sabía, desde 1959 gobierna un partido único, la dinastía de los ñaños Fidel y Raúl Castro-. Allí, en sus palabras, aprendió mucho de lo que llama ‘democracia directa’ (?).
Pero el 21 de noviembre llegó y miles de entusiastas candidatos se lanzaron, como perros de caza tras sus presas, a conseguir el voto de la gente. La voz del pueblo es la voz de Dios, dicen los optimistas, a quienes no les caería mal un buen puñete para que dejen de hablar tantas huevadas de memoria (perdón por el lapsus de rabia).
Solo Alianza PAIS ha presentado como 11.000 candidatos. Los demás otro tanto. Con eso se pretende llenar el lado B de esos casetes de cinta. El lado A ya está sonando desde hace rato, con un dúo que, ahora más que antes, bajo el mote de ‘padres de la patria’, suele tratar de taparse bien las espaldas, como para que no se note cuál es peor, si el Ejecutivo o el Legislativo. En español: el presidente y el vicepresidente, y los asambleístas, padres de la política dura, la que, en definitiva, es la que termina haciendo las listas de candidatos a alcaldes y demás puestos en los gobiernos seccionales.
¿Y quiénes son los candidatos? Con las excepciones de “los que salen en la tele” (o han salido en los últimos dos años), las listas son una sola enumeración de honorables desconocidos. ¿Se han preocupado los partidos o movimientos por poner la hoja de vida de cada uno de ellos, sin excepción, tomando en cuenta que van a servir al pueblo y a cobrar un sueldo financiado con la plata de los impuestos que pagamos todos los ciudadanos?, ¿existe algún jefe de campaña que haya dado la orden de publicar su presupuesto –con el respectivo detalle, gasto por gasto, ingreso por ingreso- para las elecciones de febrero del 2014?
Después de todo, el susto de armar las listas ya pasó. Nos prestamos a entrar en campaña electoral y, como en cada elección, la prueba definitiva de que la voz del pueblo es la voz de Dios quizás sea solo la confirmación de que ni Dios ni el pueblo tienen real correspondencia.