Por Diego Cazar Baquero / @dieguitocazar
ESTE TEXTO NO PUDO PUBLICARSE EL 21 DE JUNIO DEL 2013 EN EL QUITEÑO, PERIÓDICO DEL MUNICIPIO DE QUITO QUE CIRCULÓ HASTA LA ADMINISTRACIÓN DE AUGUSTO BARRERA, CUYO EQUIPO EDITORIAL NO QUISO COMPROMETERSE CON LA INSTITUCIÓN A QUIEN MENCIONO AQUÍ.
A pocos kilómetros de Quito hay un cerro desde el cual se puede observar, a 360 grados, todas las cumbres que dibujan el horizonte. Durante las noches con cielo despejado, se ven con claridad todas las constelaciones que coronan el hemisferio norte y el hemisferio sur, un privilegio para cualquier observador de la bóveda celeste. Este cerro se llama Catequilla y está ubicado a cero grados, cero minutos y cero segundos, exactamente sobre el paralelo cero, lo que no ocurre con el tradicional monumento turístico a la Mitad del Mundo, que se encuentra a 7,7 segundos al sur de la línea imaginaria.
Catequilla es el único sitio de origen prehispánico construido sobre la línea equinoccial con fines astronómicos y ceremoniales, y actualmente, es un monumento arqueológico que pertenece al patrimonio nacional. Sin embargo, las laderas occidental y oriental han sido carcomidas debido a la extracción de material de construcción en las canteras. En nombre de Catequilla, muchos discursos se han vertido con la máscara de defender tradiciones ancestrales: desde hace varios años, el sitio se ha convertido en una pista de motocross, en explanada para campamentos y fogatas encendidas sobre la estructura arqueológica. Sobre este templo semicircular se han hecho ceremonias dirigidas por charlatanes que explotan a ingenuos turistas, y ahora mismo, un nuevo intento de levantar un monumento sobre el mismo monumento milenario se ha realizado. Una suerte de obelisco con motivos supuestamente prehispánicos se ha erigido en el cerro, atentando contra la calidad patrimonial del lugar.
Ya un diario capitalino denunció, hace pocos años, un intento anterior con similares características, y señaló a Gustavo Guayasamín como “dueño de la obra”, quien habría conseguido el permiso por parte del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, para realizar su propósito. Entonces, ¿es legal y legítimo levantar una estructura bajo iniciativa privada, sobre el suelo de una plataforma arqueológica? ¿Quién vela por el cuidado de este sitio patrimonial que nos pertenece a todos? Hoy se celebra el solsticio de junio, y seguramente muchos visitantes estarán ahora mismo pisando esta estructura sin saber que eso implica su deterioro. ¿Podremos algún día visitar Catequilla y hallar un sitio protegido de su inminente desaparición?