Por Francisco Garcés / @panchogarces
Mientras El Telégrafo pierde millones de dólares anuales, en sus filas hay empleados que ganan sueldos superiores a los permitidos por la ley. Esta es una de las conclusiones de la auditoría hecha por la Contraloría General del Estado a Editogran, empresa pública que edita este diario público. Estos resultados están plasmados en un documento de trabajo que fue remitido al gerente de la editorial, el pasado 9 de junio. Ahora, en Editogran este documento es analizado y sus observaciones y comentarios serán recogidos por la Contraloría para la realización del borrador de informe de auditoría.
El Telégrafo es una empresa estratégica del Estado y es uno de los puntales del sistema de comunicación gubernamental, que agrupa también a varios canales de televisión y todo un aparataje de comunicación cuyas acciones se irradian hacia todos los medios públicos o privados del Ecuador. Pero las cuentas de El Telégrafo (Editogran) dejan año a año saldos en rojo. El 2013, por ejemplo, se cerró con USD 15´312.766,31 de pérdidas acumuladas. Esta cifra consta en el informe económico que el mismo diario registró en la Superintendencia de Compañías, como se puede ver en la imagen siguiente:
Y, al parecer, las pérdidas continúan acumulándose. Hasta mayo de este año ya habrían superado los 3 millones de dólares, según una comunicación que recibieron los empleados de El Telégrafo, firmada por Santiago León, ex ministro Coordinador de la Producción y actual gerente general de la empresa editora del diario público.
El sentido de la carta demuestra la preocupación de León por la situación financiera de la empresa y pone al descubierto la realidad de los últimos años de El Telégrafo.
De ser así, la pérdida acumulada de El Telégrafo estaría bordeando los 18 millones de dólares, cifra que también estaría cerca de llegar al 50% del capital suscrito de esta editorial, que, según la Superintendencia de Compañías, es de 40,3 millones de dólares.
Pero, según Fernando Alvarado, la situación de Editogran y El Telégrafo no es para preocuparse, porque las pérdidas son de alrededor de 17 millones de dólares, y es una empresa cuya facturación está en alrededor de 50 millones de dólares mensuales.
Para el secretario de Comunicación, estos datos tienen una explicación: la editorial estatal contrajo deudas con la Corporación Financiera Nacional y registra créditos pendientes por 22 millones de dólares. Esta información también aparece en el estado financiero de la empresa, en la Superintendencia de Compañías. Según el funcionario, la economía de El Telégrafo no corre riesgos y pronto “se pondrá en azul” y “va a llegar a un punto de equilibrio y luego va a generar utilidades”. Alvarado también aprovechó para comparar la situación del diario estatal con la del diario Hoy, que hace dos semanas fue cerrado debido a pérdidas que había acumulado, desde 1999, por 4´215.000 dólares, según detalló.
Entrevista a Fernando Alvarado en CNN en español
Más allá de las cifras consolidadas, las pérdidas de El Telégrafo fueron ratificadas por la Contraloría, que analizó los presupuestos desde el 2011 y concluyó que las pérdidas anuales bordean los 5 y 6 millones de dólares, sin que haya datos claros del cierre del presupuesto del año pasado.
En El Telégrafo se gana más que el presidente
¿Se imaginan recibir a fin de mes un depósito de 31 100 dólares como sueldo? Pues, aunque no lo crean, esto es lo que recibió la gerenta nacional de Ventas del diario, en diciembre del 2011, por concepto de sueldo y comisiones. Curiosamente, esta funcionaria firmó un contrato con un sueldo básico de 3 500 dólares mensuales más comisiones. Entre enero del 2011 y agosto del 2012, recibió comisiones de entre 4 000 y 27 000 dólares.
Este fue uno de los problemas que observó la Contraloría en el pago de sueldos y apuntó que en El Telégrafo no existen mecanismos, reglamentos e instructivos que eviten que los gerentes ganen sueldos superiores a los máximos permitidos por el Mandato Constituyente número 2, que prohíbe que en el sector público haya empleados o funcionarios que ganen más que el presidente de la República.
Más claro: el organismo de control determinó que en El Telégrafo no existen políticas salariales ni organización al respecto.
¿Y las toneladas de papel que faltan?
Obviamente, un diario no es nada sin papel, y por eso, esta industria requiere de un suministro constante de esta materia prima. En el negocio de los diarios, la calidad y el precio del papel sí marcan diferencia en el producto final y, por supuesto, en las ganancias o pérdidas que obtiene una empresa editorial. Pero la Contraloría encontró que en El Telégrafo, la compra de papel y cartulina no siempre se hace bajo los criterios de necesidad y calidad requeridos en el negocio de los diarios.
Una muestra de esto es el contrato que El Telégrafo firmó con la empresa Ecuaempaques S.A. en 2011, para comprar cartulina y papel por un monto de 794.193,44 dólares. Por ese valor debía recibir 500 toneladas de papel Bond en dos gramajes distintos y 137 toneladas adicionales de cartulina. Pero, una vez recibido el pedido empezaron los problemas… Para uso industrial el papel se entrega en gigantescas bobinas, pero cuando El Telégrafo empezó a usarlas encontró que estaban en mal estado y que gran cantidad de papel se desperdició por las condiciones en que fue recibido.
Pero eso no fue todo, una vez hechas las cuentas hubo más sorpresas: en el contrato se estipuló la compra de 52 toneladas de papel Bond de 945 milímetros, pero el proveedor entregó 58 toneladas. En el caso del papel Bond de 1 260 milímetros, lo comprado fueron 453 toneladas, pero lo entregado, 375 toneladas, mientras que en cartulina se compraron 135 toneladas pero el proveedor entregó solo 96… La Contraloría determinó que por los faltantes, multas no cobradas por entregas con retrasos y los daños del producto, El Telégrafo fue perjudicado en 144 753 dólares.
La nueva Ley lo alteró todo
Para el Gobierno fue una prioridad la aprobación y vigencia de la nueva Ley de Comunicación. Con ella, los medios de comunicación se dividen en públicos, privados y comunitarios, y se establecen los parámetros y las líneas de negocio que estos deben seguir. Pero, los directivos de El Telégrafo no tomaron en cuenta estas consideraciones antes de la aprobación de la norma…
Por tanto, la ley alteró completamente los planes del diario público. Es que en el plan de negocios hasta el 2016, Editogran había previsto convertirse en uno de los principales proveedores de materiales impresos para el Gobierno, por eso, la puesta en marcha de la nueva imprenta en 2011 encauzó esta línea del negocio. Pero la nueva ley impuso un freno radical a estos planes y obligó a dejarlos de lado. Ahora, El Telégrafo está obligado a imprimir diarios y a hacer que estos sean su principal producto, lo que obligó también a cambiar nuevamente toda la planificación estratégica. La nueva, ya adecuada a la ley, fue aprobada por Senplades en enero del presente año, según resume el documento de la Contraloría.
Sueldos exorbitantes y despilfarro de papel e inconsistencias en contratos de provisiones, son algunas de las causas que la Contraloría encontró para que El Telégrafo siga acumulando pérdidas año a año. Condición que, sin embargo, parece no preocupar al Gobierno que seguirá sosteniendo su publicación.
Documento de la Contraloría que da cuenta de las pérdidas de El Telégrafo
Muy buen artículo, aunque le falta responder a una pregunta ¿Por qué la Superintendencia de Compañias no intervene El Telégrafo? Las pérdidas son cuantiosas y se prolongan por varios años.
Que un funcionario gane más que el presidente está mal. Pero, por qué se
considera la información como un gasto y no como una inversión? Si la información es un derecho de la ciudadanía debería ser financiada por el Estado. ¿No se está minusvalorando la profesión periodística con este tipo de artículos?
Solo hay una palabra «hipócritas»