Por Camila Marcayata, analista económica Revista Gestión*
Al asumir la Presidencia, el nuevo líder se encontrará con una nación que enfrenta varios retos sociales que requieren atención y acción inmediatas para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. A continuación, se presentan los principales índices que reflejan la realidad ecuatoriana, resaltando la necesidad de un enfoque integral que involucre a diversos sectores de la sociedad.
POBREZA
Aunque se han implementado medidas y programas para abordar esta problemática, como el Bono de Desarrollo Humano, una proporción considerable de ecuatorianos continúa viviendo en condiciones de escasez económica y limitado acceso a servicios básicos.
Según datos del Instituto de Estadísticas y Censos (INEC), la pobreza por ingresos entre 2021 y 2022 disminuyó en 3,3 puntos porcentuales, pasando de 28,8% a 25,5% a nivel nacional. Sin embargo, la pobreza no ha regresado al nivel prepandemia, siendo más alta que en 2019 (Gráfico 1).
Al verlo por área, se evidencia que existe una mayor cantidad de personas que habitan el área rural que son consideradas pobres por ingresos, siendo el 40%, 21,4 puntos porcentuales más que en el área urbana. Asimismo, la pobreza extrema también es mayor en la ruralidad, con un valor de 17,5%, mientras que en la urbe es 5,1%.
De manera mensual, con base en las estadísticas más actualizadas, en junio 2023 se registró que el 27% de la población se encontraba en condición de pobreza por ingresos, cifra mayor a junio 2022 en 2 puntos porcentuales. Es decir, 27 de cada 100 personas recibieron un ingreso mensual menor a USD 89,29. En cambio, la pobreza extrema aumentó de manera interanual, pasando de 10,7% a 10,8%, por lo que 10 de cada 100 personas tuvieron un ingreso menor a USD 50,32, según el INEC.
Por otro lado, es necesario revisar una alternativa a la identificación de la pobreza considerada únicamente como insuficiencia de ingresos. El índice de pobreza bajo el método de necesidades básicas insatisfechas (NBI) considera “pobre” a una persona si pertenece a un hogar que presenta carencias persistentes en la satisfacción de sus necesidades básicas incluyendo: vivienda, salud, educación y empleo.
Para 2022, la pobreza NBI fue 29,3% a nivel nacional. Mientras que, por provincias, la cifra aumenta considerablemente, siendo Pastaza (71,7%), Morona Santiago (70,1%), Orellana (64,4%) y Sucumbíos (64,3) aquellas que tienen un mayor índice (Gráfico 2). En otras palabras, en la Amazonia ecuatoriana, aproximadamente 7 de cada 10 personas son pobres por necesidades básicas insatisfechas.
Los economistas Andrés Mideros y Nora Fernández concluyeron en su estudio “Brechas estructurales en el Ecuador” que dichas provincias poseen menor disponibilidad de servicios públicos (acceso a agua potable mediante red pública, saneamiento adecuado, gestión de residuos y electricidad). La investigación señala que existe una menor capacidad de las autoridades para ofrecer servicios básicos en las zonas donde reside la población más desfavorecida, contribuyendo así a una situación de empobrecimiento estructural.
Descarga el informe Brechas estructurales en Ecuador
MERCADO LABORAL
En cambio, si bien el número de desempleados es bajo a nivel nacional, el empleo se encuentra concentrado mayoritariamente en situaciones laborales precarias y mal remuneradas. Dicha realidad se manifiesta a través de empleos informales que carecen de beneficios laborales como la seguridad social. De hecho, según el INEC, para 2022 la mitad de la población económicamente activa tuvo empleo informal (50,6%).
Además, el empleo adecuado escasea. El año pasado, se registró que 22,2% de la población se encontraba subempleada y 28,8% en otro empleo no pleno, siendo una cifra mayor a la del 2021 y a la del 2019. Por su parte, 10 de cada 100 personas se encuentran en empleo no remunerado (9,9%), el cual se refiere a las tareas de cuidado de niños y adultos mayores.
Al verlo por sexo, la tasa de empleo no remunerado disminuyó entre 2021 y 2022 tanto para hombres como para mujeres. Sin embargo, continúa existiendo un mayor peso para el sexo femenino en dicha categoría, siendo 16,5% de mujeres las que reducen su participación dentro del mercado laboral (Gráfico 3). Por ese motivo, en esta sección resalta la importancia de los centros de cuidado, así como las transferencias monetarias condicionadas que empoderan a la mujer cabeza de hogar.
Adicionalmente, las mujeres se encuentran en mayor medida en trabajos no plenos (31,42%) y los hombres dentro del subempleo (24,03%) (Gráfico 3). Al considerar dichas cifras, es posible ver que cualquier disminución del indicador de desempleo, no signifique que las personas encuentren un empleo digno; al contrario, se incorporan a empleos inadecuados.
Desempleo juvenil
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) explica que, durante las últimas tres décadas, se ha observado un notorio avance en América Latina y el Caribe en lo que respecta al acceso a la educación, especialmente para aquellos estudiantes en situaciones de pobreza. Sin embargo, persisten brechas atribuidas a aspectos socioeconómicos, a la calidad de las instalaciones educativas y al enfoque educativo adoptado.
En publicaciones anteriores, se ha analizado la brecha en el acceso tecnológico entre las áreas urbanas y rurales, así como un aumento en la demanda de educación superior, misma que supera la oferta. El panorama educativo es gris y aquellos estudiantes universitarios que consiguen culminar su carrera se encuentran con un mercado laboral cruel.
Según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), los jóvenes enfrentan desafíos complicados en el ámbito laboral incluso durante momentos de prosperidad económica. Antes del inicio de la pandemia de COVID-19, tenían 3 veces más probabilidad de estar sin empleo que los adultos. En la actualidad, se podrían agravar las disparidades tanto a nivel internacional como dentro de cada país.
Al desagregar la cifra de desempleo más actual por grupo etario, se puede ver que en Ecuador el grupo que no consigue trabajo mayormente, pese a tener la edad suficiente y estar en constante búsqueda de empleo, son los jóvenes de entre 15 y 24 años. Es decir, del 100% de desempleados, el 34,3% son menores a 24 años, seguidos del 29,4% que tienen entre 25 y 34 años durante el segundo trimestre del 2023 (Gráfico 4).
INSEGURIDAD ALIMENTARIA Y DESNUTRICIÓN CRÓNICA INFANTIL
Según un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), países como Ecuador se enfrentan a una desaceleración en la actividad económica, una recuperación laboral lenta y desigual, así como una creciente presión inflacionaria. La combinación de estos elementos contribuirá al aumento de los índices de pobreza e inseguridad alimentaria.
La inseguridad alimentaria en Ecuador es un desafío multifacético que afecta a diversos segmentos de la población. A pesar de los esfuerzos, persiste el acceso limitado a alimentos nutritivos y suficientes. Factores como la inequidad en la distribución de recursos, la falta de acceso a tierras adecuadas para la agricultura, variaciones climáticas y la falta de infraestructura en zonas rurales contribuyen a la inseguridad alimentaria.
De hecho, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alerta que la causa primordial que conduce a la inseguridad alimentaria es que las personas, en su esfuerzo por mitigar el hambre, optan por consumir alimentos de bajo costo y escaso valor nutricional.
Con base en la información más actualizada, para 2019, la prevalencia de inseguridad alimentaria había incrementado con respecto a años anteriores, llegando a ser 32,7% (Gráfico 5). La FAO explica que el objetivo de eliminar el hambre y la inseguridad alimentaria para el año 2030 se aleja cada vez más, ya que la cifra de individuos sin los medios necesarios para obtener una alimentación nutritiva crece anualmente, como se vio en el apartado de pobreza.
Por ese motivo, al mismo tiempo, Ecuador ha implementado aproximadamente una docena de iniciativas vinculadas a la salud y nutrición; sin embargo, la trayectoria de la desnutrición crónica infantil (DCI) en niños menores de cinco años apenas ha experimentado cambios significativos, menciona el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Precisamente, en el período entre 2014 y 2018, incluso aumentó de un 24,8% a un 27,2% en niños menores de dos años.
INSEGURIDAD Y VIOLENCIA
Existen cientos de víctimas de la violencia e inseguridad que vive el país. La violencia ya no se limita a Guayaquil, sino que se ha extendido a localidades como Durán, Manta, Quevedo y Quito. El reciente asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio espeluznó a la sociedad ecuatoriana que aún no encuentra explicaciones ante este repudiable hecho.
En 2022, el país cerró con la cifra más alta de homicidios desde 2020, con 4.632, según la Policía Nacional. Mientras que, hasta finales de junio de 2023, la cifra fue 3.326, mucho más alta que la de 2020 o 2021 (Gráfico 6). Según la Policía Nacional y el Ministerio del Interior, en comparación con los primeros seis meses del 2022, los homicidios se incrementaron en 20%.
De acuerdo con información oficial, 89% de los homicidios están vinculados con actividades criminales como narcotráfico, ajustes de cuentas, actos de sicariato y robos, mientras que el 11% restante se relaciona con situaciones como enfrentamientos, feminicidios, deudas y riñas callejeras. Según Fundación ALDEA, desde el 1° de enero hasta el 30 de abril, en Ecuador se cometieron 122 muertes violentas por razones de género, las mismas que han dejado a 80 niños y niñas en situación de orfandad.
Por otro lado, se ha dado un incremento de las extorsiones a nivel nacional, puesto que el número de arrestos por este delito se ha duplicado de 72 en 2022 a 144 en lo que va de 2023. Durante este año se han reportado 4.655 casos, siendo la mayoría de estos en Guayas, con un total de 940, reporta la Policía Nacional.
Los diferentes tipos de extorsiones, como son las ‘vacunas’, han llevado a cientos de ecuatorianos a migrar de manera irregular. De hecho, después de Venezuela y Haití, que comparten el liderazgo en la lista, Ecuador ocupa el segundo lugar en cuanto al mayor número de migrantes irregulares que atraviesan la región del Darién, constituyendo el 13% del total contabilizado.
FENÓMENO DE EL NIÑO A LA VISTA
El próximo mandatario o mandataria asumirá el gobierno hasta mayo de 2025, es decir, solo un año y medio. Durante dicho periodo, el fenómeno de El Niño tendrá protagonismo.
Los fenómenos naturales, como las sequías o las fuertes precipitaciones, afectan en la disponibilidad de productos debido a la pérdida de cultivos y a las dificultades para su transporte por daños en las carreteras. Durante la temporada de lluvias de 2023, en Ecuador ya se han registrado pérdidas en cosechas de arroz, cacao, banano, ganado y daños en las vías que conectan la región de la Costa con la Sierra.
Si bien varios expertos anuncian la severidad de las afectaciones, no se sabe a ciencia cierta cuál será el impacto que podría tener dicho fenómeno. Por esa razón, la ayuda estatal debe enfocarse en esta problemática para evitar el alza en los índices presentados anteriormente.
*Este es un contenido orginal de nuestro medio aliado Revista Gestión.