La Barra Espaciadora /@EspaciadoraBar
La Franja de Gaza, controlada por tierra, mar y aire por Israel desde el año 2006, es la cárcel al aire libre más grande del mundo.
Bañada por el Mar Mediterráneo, geoestratrégicamente situada, es el segundo lugar más densamente poblado del planeta. En una dimensión de 360 km cuadrados habitan 1.500.000 palestinos. Según datos de la UNRWA (Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos) el 50% de la población de la Franja es menor de 15 años y el 80% son refugiados de la catástrofe de 1948 o de 1967, en su mayoría.
Los gazatíes padecen el bloqueo económico impuesto por Israel, y avalado por la comunidad internacional, desde el momento en el que Hamas, una de las dos facciones políticas palestinas más poderosas, ganara democráticamente las elecciones hace 8 años. Nadie puede salir ni entrar en la Franja de Gaza y cualquier paso de víveres, materiales y demás artículos es controlado por el gobierno de Benjamin Netanyahu.
Los que se autoproclaman como la única democracia en Oriente Medio, han dejado en 7 días de ofensiva militar: 178 palestinos muertos, de los cuales el 80% son civiles- según datos de la OCHA, el Alto Comisionado de las Naciones en Asuntos Humanitarios-. Miles de personas han huido de sus casas tras recibir mensajes del ejército israelí alertándoles de una escalada militar mayor. Algunos, sin embargo, se atreven a pensar que al menos les avisan. Los hospitales y los refugios habilitados por Naciones Unidas se muestran incapaces de acoger a los heridos. Mientras, Israel proclama su autodefensa.
La diplomacia europea, las potencias árabes y los Estados Unidos se vuelven a sentar en la mesa para hablar de un posible alto el fuego. Ponen condiciones exigiendo de igual a igual a ambas partes; pero no se atreven a preguntarse cómo se originó esto. No quieren sacar las verdaderas causas.
No se trata solo de alcanzar un alto el fuego, ni de un momentáneo acuerdo de paz. Se trata de ser capaces de llamar a las cosas por su nombre. El estado sionista de Israel lleva más de 66 años violando el Derecho Humanitario Internacional, incumpliendo resoluciones de las Naciones Unidas, y siendo parte, al fin y al cabo, del juego de poder que son las relaciones internacionales. Y los medios de comunicación, expertos en cifras de muertos y heridos, no escribirán sobre las causas del conflicto, ni sobre el bloqueo ilegal e ilegitimo que padece Gaza. Los gobiernos de las grandes potencias, los jefes de la diplomacia, no mirarán después del asedio a Gaza a la vida diaria en los Territorios Ocupados Palestinos, ni al muro ilegal del apartheid que separa a palestinos de palestinos, ni siquiera a la eterna Jerusalem, testigo cada vez más a menudo de la mayor intolerancia.
Porque en el fondo, a muy pocos nos gusta repasar la historia, y a casi nadie le gusta asumir responsabilidades. Preferimos que Gaza ocupe las portadas de los principales medios de comunicación unos días, enviar a la zona algo de ayuda humanitaria y mientras… ver la final del Mundial. Será por eso que uno de los ejércitos más tecnológicamente avanzados del mundo bombardeaba hace unos días una cafetería en la playa de la capital de Gaza asesinando a 9 civiles que intentaban dar un poco de normalidad a sus vidas viendo uno de estos partidos de fútbol. Y es que, no se vayan a olvidar de que Israel asesina de manera selectiva a miembros de Hamas, ejerce la autodefensa y quiere vivir en paz. (?)
El conflicto de Palestina, el conflicto de Medio Oriente, es el espejo de la sociedad actual en el que tan solo unos pocos se atreven a mirarse. Los palestinos de Gaza, los de Cisjordania, los de Jerusalem, los miles de refugiados en la diáspora saben la historia mejor que nadie. Pidan a ellos que se la cuenten. La historia verdadera, claro. Ojalá no sea demasiado tarde