Por Diego Cazar Baquero / @dieguitocazar
El Reporte Global sobre trata de Personas 2022 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), publicado a inicios de este año, resalta los cambios en las tendencias que caracterizan a este delito y ofrece detalles sobre los patrones y flujos de tráfico detectados durante la pandemia de COVID-19.
Gilberto Zuleta, oficial regional del Programa Global contra la Trata de Personas, asegura que el lavado de dinero y la corrupción son los principales motores del crimen organizado y la trata de personas se constituye en un fenómeno estrechamente ligado a mercados ilegales de este tipo y compromete directamente a los Estados y a su capacidad de diseñar políticas públicas regionales. En América del Sur, dice Zuleta, la trata de personas se refuerza como un problema regional en el que las políticas de los países no pueden permanecer desconectadas entre sí.
El reporte cubre 141 países y brinda un diagnóstico acerca de la respuesta que el mundo da a la trata de personas, basado en casos de trata detectados entre 2018 y 2021. La UNODC comenzó a recopilar estos datos en 2003 y esta vez, ha nutrido la investigación incorporando el análisis de 800 casos judiciales de entre 2012 y 2020 sobre el delito, sus víctimas y victimarios.
En una entrevista publicada en este medio hace dos años, Zuleta destacó el dato de que en Ecuador, siete de cada diez víctimas de trata de personas son mujeres y niñas. Hoy, en este nuevo reporte, la tendencia se mantiene. La trata de personas continúa mostrándose como un delito en el que la violencia de género es tan transversal como el abuso de poder. Las mujeres, los niños, niñas y adolescentes constituyen el grupo mayoritario de víctimas, sobre todo en zonas costeras y franjas fronterizas.
Ya en América del Sur llama la atención el incremento de trabajo forzoso como objetivo de la trata de personas, incluso por sobre la explotación sexual, que es la segunda forma de trata. En esta subregión, el 90% de casos de trata de personas ocurre dentro de las fronteras, lo que denota un estrecho vínculo con procesos de migración como el masivo éxodo venezolano.
Gilberto, se han identificado cambios en los patrones de la trata y esto nos llama mucho la atención. Nos gustaría que nos compartas detalles sobre estos giros y, de ser posible, con un enfoque hacia Ecuador y sus países vecinos.
Bueno, aquí debemos mencionar un par de aspectos fundamentales: en cuanto a los cambios de los patrones creo que el primer hallazgo, la primera identificación más llamativa e incluso preocupante, sobre todo en los 20 años que lleva la Unodc recopilando estos datos, es la disminución en la detección de las víctimas. Hasta hace dos años la tendencia era el aumento en la identificación y detección de víctimas. Este reporte, por primera vez en 20 años, reduce la identificación de las víctimas y esto debe ser visto con mucho cuidado, porque no se debe entender como la reducción de la ocurrencia del delito. Lo que hemos identificado es una dificultad a partir de la pandemia del Covid 19 que no solamente ha impactado en términos de salud, sino también de cómo impacta la ocurrencia del delito y la respuesta de la justicia penal. En este sentido, uno de los cambios en la tendencia a nivel mundial es que el delito ha mutado o se ha desplazado a mayor clandestinidad. Ahora ya no se utilizan tanto áreas públicas, sino áreas privadas de acceso público, como por ejemplo más bares, más espacios de la industria del entretenimiento nocturno. Al mismo tiempo se identifica el incremento de sitios privados como hoteles, apartamentos que provee el tratante o incluso zonas donde reside el explotador, en este caso, de las víctimas de explotación sexual. El segundo, que no es un cambio en sí mismo sino que es una alerta, es que pese a la reducción en la detección de víctimas a nivel general se ha incrementado la identificación de niños y niñas víctimas del delito. Frente a las cifras de hace dos años hubo un incremento del 18% en niños y niñas. Esto nos confirma que el delito de trata de personas sigue revelando un contenido de género altísimo y que siempre va a haber un elemento de abuso de poder o una situación de poder. Por primera vez también la finalidad de explotación sexual y la finalidad de trabajo forzoso a nivel mundial se equiparan. En este reporte están en el mismo nivel: explotación sexual en 37,7% y trabajo forzoso en 37,8%. Un factor asociado a este hallazgo está relacionado con Suramérica. En Suramérica sí se incrementó la detección de trabajo forzoso a tal punto que por primera vez supera los casos identificados de explotación sexual en la región. En Ecuador, las tendencias identificadas hace dos años se mantienen, es decir, las mujeres siguen siendo las principales víctimas, hay una mayor victimización en niños, niñas y adolescentes; y la tendencia es que sigue ocurriendo en entornos de frontera o costeros y la explotación sexual sigue siendo una de las principales formas de trata.
Sabemos que en América del Sur estamos viviendo un movimiento migratorio que no tiene antecedentes y que ha marcado los destinos de nuestros países: la migración venezolana. ¿Cómo incide la migración en el aumento de víctimas en América del Sur y en Ecuador en particular?
Partamos de una cifra: el 90% de las víctimas en Suramérica corresponde a víctimas explotadas en su propio país o en países de la misma subregión suramericana. Estamos hablando de que con solamente este 90% estamos ya reconociendo que en la misma subregión suramericana, en una relación directa con el flujo migratorio que experimenta la región desde hace varios años, se mantiene una tendencia de los últimos cuatro años en la que esa migración y la explotación interna están concentradas en el interior de Suramérica. No estamos desconociendo que existen víctimas de Suramérica que han sido llevadas a Centroamérica o hacia Norteamérica o incluso a otros países del norte global. Lo que estamos reconociendo es que el 90% está ocurriendo al interior de nuestras fronteras en Suramérica. Eso tiene un impacto gigante en cuanto a la identificación del delito, tiene una relación con el impacto del Covid y con la reducción en la identificación porque, evidentemente, un incremento en población migrante en situación irregular en los países de la región (…) propicia una ocurrencia del delito de trata de personas. Pero adicionalmente limita la capacidad de las víctimas de poder ellas mismas acudir a una autoridad, no porque no quieran sino porque tienen temor de alguna represalia o de alguna respuesta institucional que no responda a su necesidad de asistencia y protección; y sumémosle que las autoridades destinaron mayores recursos y esfuerzos a enfrentar la pandemia, lo que limitó la respuesta proactiva para identificar víctimas, especialmente con un perfil de migrante irregular, por ejemplo.
Hay un tema que que también está asociado con este movimiento migratorio tan masivo de los últimos años, sobre todo desde Venezuela hacia los otros países de la región, y tiene que ver con el incremento de otros delitos relacionados con crimen organizado. ¿Cuál es la incidencia que tiene la trata con estos otros delitos?
Bueno, el informe en este tema reconoce dos aspectos importantes: el primero de ellos es que existen diferentes tipologías de organizaciones que operan en la ocurrencia del delito de trata de personas. Puede haber lo que se denomina tratante oportunista, es decir, individuos que pasan a funcionar de manera casual o incluso sin pertenecer a ninguna asociación o a ninguna actividad criminal. Pero existe también lo que se denomina estructura criminal, que tiene una estructura de gobierno, se dedican de lleno a la trata de personas o cometen otro tipo de delitos asociados a la trata, por ejemplo, estructuras que se dedican al tráfico de migrantes, al tráfico de armas, a los delitos contra el medio ambiente en general, pero que dentro de ese actuar también aprovechan la trata de personas y están operando en la región. No obstante, muchas de las víctimas de la población migrante también han sido explotadas por estos tratantes oportunistas porque no se necesita una red criminal para que opere la trata, por lo tanto tenemos unas víctimas migrantes que han sido captadas para ser explotadas, por ejemplo, en fábricas, en servicio doméstico, y no está involucrada ninguna estructura criminal. Es un delito muy complejo que siempre lo vemos asociado con redes de crimen organizado, pero el tratante oportunista o ese tratante individual que probablemente no tenga un modus operandi y vivendi basado en la trata de personas, igual está cometiendo el delito.
En Ecuador se han encontrado referencias claras de vinculación, por ejemplo, entre gobiernos, Fuerzas Armadas, Policía Nacional, con algunos episodios de trata en las zonas fronterizas, sobre todo en la frontera norte con Colombia. ¿Hay algún reporte, indicio o dato que se haya incorporado en este informe en este sentido, sea en el cordón fronterizo de Ecuador con Colombia o con Perú o en algunos cordones fronterizos de la región?
El reporte no aborda un análisis por país detallado, es información de 141 países. Hace un análisis basado en las tendencias identificadas en estos 141 países y en 800 casos judiciales, pero sin duda alguna existe, y recordemos que esto no solamente parte de lo que se ha identificado en los estudios o los reportes, sino que parte del mismo contenido de la Convención contra la Delincuencia Organizada Transnacional que reconoce que existen dos elementos que oxigenan la ocurrencia del crimen organizado: uno es el blanqueo de activos o lavado de dinero y el segundo es la corrupción. Entonces, si víctimas que han sido explotadas se encuentran de manera irregular con documentación falsa, probablemente estemos hablando de algún fenómeno de corrupción en cuanto a pasos fronterizos o en cuanto a este control. La corrupción es un oxigenante de la trata de personas como manifestación del crimen organizado. El reporte actual no lo aborda de una manera específica, pero se sabe a partir de este reconocimiento tácito que hace la Convención, que para que el crimen organizado exista o se oxigene requiere -o por lo menos se va a ver vinculado con- actos de corrupción en cualquier lugar del mundo.
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También entiendo que hay muchas conexiones o fenómenos compartidos con la trata de personas. ¿Se ha pensado en abordar como una línea fuerte de análisis temas ambientales como tala ilegal, tráfico de especies o minería ilegal asociados con trata de personas?
En el reporte actual se hace una mención específica a los efectos del cambio climático o de situaciones climáticas que están asociadas también con el ambiente, como por ejemplo cuando a partir del cambio climático se generan desplazamientos o cuando existen desastres naturales que también provocan desplazamientos o afectaciones de los cultivos de los cuales subsisten familias, y que llevan a un desplazamiento, a una mayor vulnerabilidad social o económica de las personas que viven de la agricultura. Por un lado está esta mención dentro del reporte, pero fuera del reporte existen indicios en regiones que tienen economías agrícolas que se sostienen en la ruralidad de que se pueda identificar algunos delitos de explotación o de economías extractivas como la minería ilegal, la tala de árboles, donde puedan estar ocurriendo otras formas de trata de personas, sea con fines de explotación sexual o con fines de trabajo forzoso. Pero al mismo tiempo [pueden identificarse] otras formas de criminalidad y violencia, sobre todo asociadas a violencias basadas en género. Estamos hablando de entornos donde convergen distintas criminalidades. Pero al mismo tiempo podemos estar frente a enclaves territoriales donde exista una explotación de trabajo forzoso en el interior de la minería ilegal, o explotación sexual. Esta es una tarea importantísima porque debemos apuntar a entender cómo existe una dinámica compleja entre los distintos delitos y no leer la trata de personas de una manera aislada. Ese es uno de los aportes que tiene el reporte y es que menciona el cambio climático, que probablemente no se había asociado con la trata, los conflictos armados o los conflictos sociales como un detonante de la vulnerabilidad que lleva también a la ocurrencia de la trata de personas, y ahora estas economías ilegales que pueden generar la convergencia de distintas manifestaciones criminales en un mismo territorio.
Ya que vemos que los problemas no son aislados ni están circunscritos a fronteras nacionales, ¿cómo este informe y la acción o las acciones que ustedes llevan adelante como Oficina de las Naciones Unidas está logrando incidir en los gobiernos? ¿Se logrará, por ejemplo, generar vínculos, abrir mesas de diálogo e impulsos de políticas públicas regionales interrelacionadas?
Esto que mencionas es fundamental porque el reporte, por sí solo, no va a generar grandes cambios. El reporte pone en la agenda pública algunos temas que se detectan a partir de esta tendencia o de las tendencias identificadas, sobre todo porque es el documento que, a nivel mundial, recoge la mayor cantidad de información en materia de trata de personas. El reporte pone en la agenda temas como el cambio climático, los conflictos asociados y estas nuevas tendencias. La labor a nivel de país o a nivel de terreno de nuestra oficina, junto con otros socios al interior del Sistema de Naciones Unidas es continuar, a partir de estos elementos, incidiendo a nivel interno de los países. Recordemos que la trata de personas es un fenómeno situado. No es lo mismo la explotación que pueda ocurrir en Guayaquil que la explotación o la dinámica que pueda ocurrir en Quito o en una zona de fronteras, como El Oro y Tumbes, en Perú. Son completamente diferentes. Aquí el reporte nos da una visión global y unas visiones por regiones, pero requiere del trabajo en cada uno de los países. En Ecuador, en los últimos dos años, hemos venido trabajando a través de la iniciativa TRACK FOR TIP PROGRAM que busca fortalecer la respuesta de la justicia penal frente a los casos de trata de personas en contexto migratorio. Elaboramos un documento de reporte situacional el cual además alerta de algunos temas, pero recomienda en clave nacional situada algunas respuestas que hemos dado nosotros en ese sentido. Por ejemplo, hemos trabajado en entrenamientos técnicos y tácticos con la Policía al interior del Ecuador. Hemos trabajado en ejercicios binacionales entre Ecuador y Perú a través de un protocolo de respuesta binacional, sobre todo con autoridades de El Oro y de Tumbes, para que se articulen, pues son un paso de población y una zona de alto riesgo de ocurrencia del delito de trata. Hemos trabajado en la elaboración de un manual de respuesta de la Línea 1 800 DELITO para que respondan de una manera asertiva en los posibles casos. Entonces, digamos que el reporte en sí solo es una herramienta, un insumo que utilizamos al interior de los países para generar estas estrategias y acciones mucho más situadas.
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