La Barra Espaciadora
Tenerlo todo, casi todo, y, a la vez no tener nada, casi nada. Cuando atravesamos tal situación, nuestro orgullo nos inunda de una extraña sensación de confianza en el futuro. Pensamos que no partimos de cero, que lo poco o mucho que hemos conseguido/comprado bastará para no poner en duda nuestra invulnerabilidad y nuestra autosuficiencia. Hasta nos volvemos objetivos: contabilizamos nuestro patrimonio; al fin y al cabo, si tenemos casa, carro, perro de raza y una empleada doméstica, la vida es más fácil. «Para todo lo demás existe Mastercard». Pecho inflado, zapatos nuevos y sonrisa de hornado hasta que a fin de mes llega -a domicilio y gratis- un paquete con los sobres de la renta de la casa, la pensión de los guaguas, la cuota del carro, la factura del veterinario, el seguro de la empleada, el recibo de esto, el recibo de aquello… Sumamos y comparamos con nuestros ingresos. El primer susto pasa rápido. Respiramos hondo, pues vemos que el ingreso no es problema, aún está ahí (por suerte). Seguimos haciendo números y palidecemos: tenemos un grave problema: «se han acabado los ahorros» y los pagos superan los ingresos. ¡Este susto sí que jode!
Así, igualito, le pasa al Estado. Cuando los gastos crecen y nos falta la plata, la autosuficiencia se convierte en angustia. Obvio, ningún gobernante -y menos uno que repite cada vez que puede que es PHD, doctor en Economía- admite que estamos jodidos o que empezamos a estarlo. Y entonces llegamos al día en que las cuentas del Estado crecieron y toca buscar la plata en donde sea. ¿Donde sea?
Buscando un dolarito debajo de las piedras
En sentido figurado, muchos han utilizado la expresión «empeñar las joyas de la abuela» cuando se ha entregado a las multinacionales los campos petroleros o mineros más prometedores. El sentido casi literal de la frase llegó hace un par de semanas, cuando se supo que tocó empeñar parte del oro de la reserva ecuatoriana en Goldman Sachs.
Según la Real Academia de la Lengua (RAE), empeñar es «dejar algo en prenda como garantía del cumplimiento de un compromiso o de la devolución de un préstamo». En términos del Banco Central del Ecuador (BCE), se trata de una inversión, por lo que jamás se ha empeñado nada, sino que se ha invertido 1 160 barras de oro (465 mil onzas Troy), equivalentes a 579,8 millones de dólares (en la cotización del 4 de junio del 2014). Los lingotes fueron a parar al banco de inversión Goldman Sachs, legendario por sus 145 años de vida empresarial y cuestionado por su participación en las crisis de Grecia o Dinamarca, así como en la burbuja hipotecaria de Estados Unidos en el 2008. Ocultó información relevante para las autoridades y la usó en su beneficio.
Lo que pretende el BCE es obtener rendimientos del 0,85% anual, y si el mercado del oro registra subidas importantes, esa tasa podría alcanzar el 1,05%, lo que representaría una ganancia de unos $ 20 millones.
Hasta allí, la primera parte del cuento. La segunda es lo que ha dicho el propio presidente Correa: que se trata de un colateral, es decir, una garantía para obtener un préstamo. En este caso, la garantía es el oro empeñado (o invertido, como ustedes quieran) y el préstamo es del mismo Goldman Sachs: son $ 400 millones, con un interés anual del 4,3%. Una vez que Ecuador pague la deuda, el oro será devuelto. La fecha prevista para que eso suceda es el 20 de febrero del 2017. Aquí entramos en la ronda de preguntas y cabos sueltos que a las autoridades económicas no les gusta responder ni (des)atar…
Los opositores al Gobierno pusieron el grito en el cielo con el argumento de que el oro de la reserva ha sido empeñado. El Gobierno dijo: ¿y cuál es el problema? Y los opositores hablaron del riesgo financiero, que si no pagamos quedaremos como morosos y sin oro, que la ley no permite topar la reserva… Mientras la disputa sigue su marcha, el Ministerio de Finanzas prepara nuevas operaciones de financiamiento con Goldman Sachs. Si nos atenemos a la escueta información oficial, más allá de la prudencia o la melancolía por los lingotes amontonados en una bóveda, la jugada de empeñar el oro no parece del todo descabellada y resultaría rentable: por un lado podemos ganar intereses, y por el otro, obtenemos liquidez con el crédito.
Pero, al hablar de las platas nada es casualidad y el contexto en el que ocurre esta operación es el que nos hace levantar una ceja: ¿por qué justo ahora se nos ocurre empeñar el oro como colateral? ¿Por qué empeñamos nuestro oro con Goldman Sachs, estrella del mercado especulativo, y no con algún gobierno revolucionario, Irán o alguna otra caja de resonancia de la rebeldía socialista del siglo XXI? Ningún ministro ha salido a contarnos eso y, menos aún, se ha atrevido a colgar en la web los documentos oficiales de los tratos con Goldman Sachs.
Hasta ahora, en los papeles difundidos, parecería que Goldman Sachs llegó a salvarnos y que no cobrará nada por su intervención. ¡Ay, los banqueros gringos tan solidarios, tan comprometidos con los países progres! El caso es que la urgencia de poner en prenda el oro plantea inquietudes frente a otras medidas gubernamentales aparentemente paralelas y medio dispersas, pero que se juntan en su fin primordial: conseguir dinero hasta debajo de las piedras y ahorrar todo lo que se pueda. Veamos:
- Eliminación de subsidio del gas
Más de un gobierno ha intentado eliminar este subsidio, ya sea por iniciativa propia como por las presiones del Fondo Monetario Internacional. Eran tiempos en que hablar de eso significaba un suicidio político. Para atenuar el golpe, hasta se habló de focalizar el beneficio para los más pobres, pero la tecnocracia se topó con el pequeño problema de que marcar con una cruz en la frente a los pobres era imposible. Entonces llegó el gobierno con la mayor aceptación de la historia, ¡sí, el de la Revolución Ciudadana, carajo!, y decidió eliminar el subsidio, tal como consta en los recetarios del FMI. El ahorro previsto: 800 millones de dólares anuales.
- Próxima emisión de bonos de deuda externa
La emisión de bonos por parte del Gobierno ecuatoriano significa entregar papeles –una suerte de pagarés o cheques posfechados- a inversionistas (especuladores financieros) que actúan a través de las bolsas de valores (es decir, que ni se los ve, son códigos de las computadoras de Wall Street). Estos especuladores adquieren esos papeles ecuatorianos y a cambio nos hacen transferencias en efectivo. Ellos ganarán intereses y nosotros, liquidez. Eso se hace constantemente aquí con el IESS, pero esta vez estamos preparando una salida al mercado de capitales (la prensa lo titulará: ‘retorno al mercado de capitales’; y es que vivimos retornando al mercado de capitales porque la plata nunca nos alcanza). Monto previsto de la emisión: 700 millones de dólares.
- Créditos del Banco Mundial (BM) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
Visto desde la mitad del mundo y/o desde América Latina, el planeta no es tan grande. Cuando la plata no alcanza y el único prestamista (China) que teníamos para rescatarnos de los momentos de apremio decide mirar hacia otro lado, la Tierra se convierte en un pañuelo y todos los caminos nos conducen a los organismos multilaterales. Así llegamos, desde fines del año pasado, a recibir créditos del BM y del BID. En el primer caso por un total de $ 1 000 millones y en el segundo, por $ 500 millones.
- Conversaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI)
Nada que tenga que ver con las finanzas estatales o regionales pasa sin que el FMI lo sepa. Y si el Gobierno de la patria altiva y soberana está recibiendo dinero del BM y del BID, así como proponiendo eliminar lo más pronto el subsidio del gas y preparando una emisión de bonos, es porque el FMI así lo ha decidido. Basta revisar el libro de Rafael Correa para comprender lo que, en teoría, piensa el presidente del FMI. Para Correa, el organismo multilateral es una especie de buitre financiero y un artífice de la debacle y del subdesarrollo, por aplicar el neoliberalismo en América Latina… Bueno, pues a esta hora estamos sentados conversando con ese monstruo en Washington DC. Estamos tratando de pasar lo que se llama, en el argot del FMI y de las finanzas mundiales, el «Artículo IV» o «Artículo cuarto», que no es más que un compromiso de los países por transparentar sus cuentas y permitir que el FMI, anualmente, haga una evaluación de sus economías. Luego de obtener los resultados de esa evaluación, determina si esos países son sujetos de crédito o no. La Revolución de Correa siempre se negó a ser parte de estas dinámicas, al punto que Ecuador consta en la lista de los países en deuda con la transparencia desde el 2008. Entonces, ¿por qué estamos conversando ahora? Por dos motivos: primero, sin los informes del FMI por el Artículo cuarto es posible que el BM restrinja los créditos que Ecuador tanto necesita; y, segundo, porque en el caso de un serio problema en la balanza de pagos, en el mediano y largo plazos, el único que puede canalizar dinero es el Fondo Monetario. O sea que, luego de siete años de alzarle los hombros y darle la contra a su cacareada austeridad, el FMI es el último enemigo al que recurrir.
El equipo de superhéroes salvavidas que llega al rescate de Ecuador es como para lucirlo enmarcadito: FMI-BM-BID-Goldman Sachs-Wall Street. Y, sin embargo, la lata de la larga noche neoliberal seguirá siendo el aliño de las sabatinas y de las huecas conferencias pseudoacadémicas en las universidades de aquí y de afuera (por cierto, Fander Falconí está presentado un libro -otro más- en esa línea).
Puertas adentro, existe una desaceleración del gasto estatal (claro, porque hay menos plata) y la austeridad es una obligación revolucionaria. La intención es ahorrar y punto. Necesitamos dinero, liquidez. Incluso, será de ver con el tiempo cómo se aplica el proyecto del dinero electrónico.
Paralelamente, se hacen ajustes cuya dirección económica va en la línea del ahorro y cuya dirección ideológica se apega más al tan vilipendiado neoliberalismo que al Estado mesiánico de los últimos siete años. Dos ejemplos coyunturales dan pistas de los nuevos rumbos en materia económica: la anunciada revisión de las subvenciones del Gobierno central a los gobiernos autónomos descentralizados (GADs) y el acuerdo con la Unión Europea.
Respecto de las subvenciones, son 720 millones de dólares los que, en los últimos años, fueron a parar a municipios, prefecturas y juntas parroquiales, pero que no van más. El argumento de Correa: que las competencias de los GADs son de los GADs, y si para cumplirlas tienen que poner impuestos, pues que los pongan. Y con eso, el Gobierno central se ahorra unos cuantos dolaritos. ¿Dónde cabe lo ideológico? En la transferencia de competencias, pues muchas de las críticas al neoliberalismo estuvieron dirigidas al desmantelamiento del Estado en proyectos financiados con deuda o por organismos multilaterales y seccionales al margen de una planificación estatal centralizada; ahora, el presidente le pone un estate quieto a ese modelo y disminuye la intervención del Gobierno central.
El segundo ejemplo tiene que ver con un acercamiento al empresariado (en realidad, un mayor acercamiento) con la firma del acuerdo comercial con la Unión Europea y con reformas legales que impulsan al sector privado, con la consecuente retirada del Estado en ciertos ámbitos que le estaban saliendo caros.
El acuerdo con la Unión Europea antes significaba un tratado de libre comercio (TLC) más, que lo firmaríamos sobre nuestro propio cadáver, pues solo los ‘derechosos’ de Colombia y Perú “por el dogma del boboaperturismo” se pusieron la soga al cuello al suscribirlo. ¡Oh sorpresa! Ahora resulta que queremos cerrar las negociaciones porque es peor no suscribir el acuerdo, porque nuestros competidores tienen más ventajas (menos aranceles) que nosotros. “No podemos ser ingenuos”, dice en estos días Rafael Correa. Y entre las reformas legales está el proyecto de nuevo Código Laboral, un compilado de artículos que buscan “atraer nuevas inversiones” (las que el Estado ya no puede hacer, porque no tiene plata ni tiempo para esperar rentabilidades) sobre la base de flexibilización laboral y pérdidas de derechos de los trabajadores, como la jubilación y cambios en las formas de contratación.
Ecuador tiene todo o casi todo y nada o casi nada. En el todo o casi todo está la red de carreteras, los puentes, aeropuertos, helicópetros de la India, aviones para el Ejecutivo, viajes con delegaciones de más de 100 personas (como el que llevó a una comitiva a la inauguración del Mundial de Brasil), comida para Julian Assange… En la nada o casi nada, figura la cruel realidad de no poder decidir sobre la economía, muy a pesar del discurso de soberanía y autonomía con el que Rafael Correa se llena la boca.
Así como para todo lo demás existe Mastercard, la vieja estructura financiera de la dependencia -FMI y compañía- existe para atenuar la resaca de una larga fiesta con cócteles de proclamas izquierdistas y mucho caviar. Así como a nosotros nos pasa cuando, después de la farra, nos toca buscar plata de donde sea para pagar la renta de la casa, la cuota del carro, la pensión de los guaguas, la factura del veterinario, el seguro de la empleada, el recibo de esto, el recibo de aquello…
Nota del editor: Al cierre de la edición de este texto, circuló una información que señala que la emisión de bonos por parte del Gobierno ecuatoriano sería de 2 000 millones de dólares. http://www.
si les parece bien, me interesa reproducirla nota en lalineadefuego, el problema es que no tiene atribución… es decir no sé quién escribió el artículo
Estimado Gerard… no hay problema en que la reproduzcas siempre y cuando se ponga la fuente o el link a nuestra web… El autor es La Barra Espaciadora, es un trabajo del equipo. Saludos!!!
Si el Ecuador tuviese una moneda nacional como el sucre, medio desaparecer el oro (reservas) seria estar loco. con que base se emitirian los sucres ? que valdria el sucre ? casi nada….Pero al tener el dolar como moneda nacional, el asunto es tricky, o sea que la capacidad del valor intrinsico del US dolar esta en las reservas y garantias de los EEUU. Siendo asi pareceria inteligente aprovecharse del oro y ponerle como rehen a un prestamo. Ahora el kid de la cosa es en que se gasta ese prestamo, ahi esta la respuesta.
La verdad es que el dolar no tiene sustento de ninguna clase EEUU no tiene suficientes reservas ni en oro ni en plata en comparación con el dinero que circula actualmente en el mercado mundial, lo que pasó es que abandonaron el patrón oro en la década de los 70s con el gobierno de Richard Nixon, por lo que el dolar está en permanente flotación, lo que mantienen a salvo al billete verde es que se utiliza con frecuencia para transacciones internacionales especialmente el petróleo, la economía de EEUU, en realidad es una economía que se basa en la «confianza de las personas» que acompañada del poder bélico le ha resultado fructífero. Lo mismo pasa con el EURO y otras divisas, sin embargo EEUU especialmente es un caso sui generis, porque según he investigado si el Gobierno quisiera volver al patrón oro cada billete costara alrededor de 0.03 a 0.05 centavos de dólar, hay que recordar además que solamente el 20% del dinero existente es físico osea «billetes», el resto es dinero electrónico que se acreditan en bancos según la necesidad, y de igual forma según la necesidad la FED procede a la impresión de billetes.
En un focus dramatico podria pensarse que Golden sachs es como el LOBO y el oro como las uvas.G.S. desearia que Ecuador no pague ese prestamo. Ahora toca rogar al supremo que el gobierno de turno honorifique ese prestamo, pagandolo. Recordemos que la onza oro esta por los $1.300.y siempre esta a la alza es el bien mas preciado de la humanidad por su libre convertibilidad.
Me dedico a las inversiones y actualmente la onza de oro está alrededor de 1200 dólares, es falso de que el oro suba permanentemente, el oro solamente sube en crisis financieras, si no me cree puede verificar el gráfico que en la crisis del 2008 el oro pocos meses después alcanzó la suma de 2000 dólares por onza, ahora el problema es básicamente que el Dow Jones como el Nasdaq, están a niveles máximos históricos, esto quiere decir en pocas palabras que el oro se mantendrá a la baja, hasta que cambie la tendencia, la lógica es la siguiente, mientras las acciones suben, las materias primas por lo general (no en todos los casos) bajan, mientras que las acciones bajan (las materias primas tienden a subir entre ellas especialmente el oro, aunque los bonos también son un buen ejemplo). Porque pasa esto, es fácil, porque los inversionistas prefieren refugiarse en inversiones seguras cuando existe una crisis financiera, lo que hace que el oro o la plata suba de precio, mientras que con las acciones que son inversiones de alto riesgo bajen.
Si sólo dejaramos el orgullo a un lado y nos rindiéramos al reconocer que Dios es el único que nos puede ayudar, es decir necesitamos SABIDURÍA DE LO ALTO, entonces las cosas pueden cambiar pero para ello primero tiene que cambiar nuestra forma de vivir y solo lo logramos volviendo nuestros ojos a DIOS