Por David Carrión Mora / @elbuenlawyer
De conocimiento público fue que en Colombia sus ciudadanos, a través de su derecho al sufragio, decidieron rechazar un acuerdo de paz a pesar de que su gobierno esperaba lo contrario. También los ciudadanos de Reino Unido decidieron separarse de la Unión Europea a través de un referendo.
Algunos politólogos consideran que los referendos son peligrosos pues no reflejan una verdadera participación democrática. Citando el ejemplo colombiano, el reconocido politólogo Francisco Gutiérrez señaló: “El gran problema aquí fue haber generado un participacionismo alegrón, sin límites y sin estrategia.”.
Investigaciones como esta de la Universidad de Montreal, Canadá y esta otra, de la London School of Economics respecto de estos mecanismos de participación, nos obligan a preguntarnos si los referendos o las llamadas consultas populares son realmente manifestaciones de democracia como nos los presentan o solo artimañas políticas. Estas son 9 razones que nos hacen pensar en la segunda posibilidad:
- Los votantes deben tomar sus decisiones con poca información a su disposición, lo que les obliga a depender de los mensajes de los políticos. Eso, obviamente, da poder a las élites políticas y no a los electores.
- Los votantes enfrentan un problema en cualquier referendo: necesitan sintetizar decisiones políticas difíciles hasta llegar a un simple sí o no.
- Los votantes siguen la orientación de figuras de autoridad que lucen confiables o encajan su decisión dentro de una narrativa conocida, no necesariamente la mejor.
- Históricamente, cuando un gobierno lleva a cabo un referendo, la gente vota a favor si le agrada el liderazgo y vota en contra si no es así, más allá de lo que el referendo proponga en esencia.
- Un voto que, se supone, debe tratarse de un tema público importante termina decidiendo apenas la popularidad o impopularidad de un líder o partido en particular, el historial del gobierno o algún conjunto de problemas o sucesos que no están relacionados con el tema del referendo.
- Los votantes afrontan temas complejos y los ajustan a determinadas creencias ideológicas.
- Aunque se presentan como el equivalente a poner el poder en las manos de la gente, los referendos a menudo tienen el propósito de poner un sello de legitimidad popular en algo que los líderes ya decidieron.
- Las encuestas de opinión a menudo son engañosas, pues la gente no se forma opiniones sino hasta antes del momento de votar, y muy frecuentemente abandonan esas opiniones igual de rápido.
- Los políticos u otros actores políticos a menudo reformulan el referendo y a pesar de ser un tema complejo y con consecuencias serias y definitorias para un país, lo plantean de manera directa y simple, por ejemplo –y retomando el ejemplo de Colombia–, el presidente Santos presentó el referendo como un voto por la paz, pero la oposición lo presentó como una decisión sobre la impunidad de las FARC.
En Ecuador, el gobierno de Rafael Correa Delgado, después de la revelación de los Panama Papers, ha propuesto un llamado “Pacto Ético” y quiere impulsar una consulta popular para prohibir tener bienes o capitales en paraísos fiscales a quienes desempeñen una dignidad de elección popular o sean servidores públicos. En caso de ser aprobada la consulta, se reformarán algunas leyes vigentes. Suena bien. Suena justo que así sea. Pero, ¿será esta una manifestación verdaderamente democrática en la cual las mayorías decidan sobre un tema gravitante?, ¿o solamente comprobaremos que las nueve razones antedichas son ciertas?
David Carrión Mora es quiteño de 38 años, abogado de profesión, asiduo lector y escritor en su tiempo libre.