Por Anaís Madrid / @anaistamara
Por alguna razón cada vez que Cristiano falla un penal el mundo despierta feliz. Ahora que ha ganado su cuarto Balón de Oro es más fácil decir que nunca en la historia del fútbol hubo un jugador que pague su éxito con tanto odio y periodismo envenado.
En este 2016, Cristiano consiguió otra Champions y su primer título con la selección portuguesa. Pero también se ganó el artículo más demoledor de toda su carrera. El 20 de julio, días después del partido Islandia vs Portugal en la Eurocopa, el periodista británico John Carlin, publicó en El País, “Cristiano: la grandeza, la tristeza y la ridiculez”. Un texto que no dice nada nuevo sobre Ronaldo; solo es Carlin repitiendo lo ya que sabemos con veneno y con una devoción rara. Fueron las declaraciones, previas al partido, las que desataron este artículo: el jugador dijo que el rival tenía la “mentalidad pequeña” y que no iba “a hacer nada en la competición”. El encuentro terminó en un empate (1-1).
Carlin tiene razón cuando dice que debajo de ese cuerpo de Adonis superstar lo que hay es, efectivamente, un blando chiquillo malcriado. Ronaldo sí es un chiquillo malcriado cuando lanza micrófonos de periodistas o cuando responde cosas como “si todos estuvieran a mi nivel estaríamos primeros”. Más de una vez ha demostrado que es un jugador individualista porque le molesta rotundamente que el equipo gane sin sus anotaciones. Este año su performance no fue la mejor, pero logró salvarla con acciones claras. Por ejemplo, la remontada al Wolfsburgo que valió el pase a semis de UCL, después de prometer “una noche mágica y perfecta” en el Santiago Bernabéu. O su último hat trick, en el Vicente Calderón, con el que superó a Di Stéfano (que marcó 17), y por el que ahora lo llaman La Saeta lusa.
John Carlin no es el primer periodista que se deja llevar por la pasión para juzgar la vida personal de una celebridad sin conocerla. Ni será el último. Pero decir que Ronaldo es un pobre tipo, que se rodea de carros lujosos y supermodelos para compensar su triste vida que fue marcada por el alcoholismo de su padre, no es periodismo deportivo ni prensa rosa. Se acerca más a una acepción destructiva que encaja mejor en un tuit. Además de su familia, ¿a quién le interesa la felicidad de Ronaldo? Si Carlin analizara, con la misma pasión, las redes sociales del futbolista y se fijara en la relación que tiene con su madre e hijo, seguramente, no llegaría a esa conclusión. Y, por otro lado, parece olvidar las donaciones de Cristiano durante 2016 como los 600.000 euros de la prima por ganar la Champions a diversas ONG.
Pero, ¿cómo afrontar cada día situaciones como esta? Antes de la final en San Siro, José Pederol, le preguntó a CR7 cómo le trata la prensa y él respondió: “Intento vivir mi vida alejado de lo que piensan los demás”. Ciertamente, Carlin no se imaginó que el chiquillo malcriado terminaría el año posando con la bola dorada que pesa 7,2 kilogramos.
La historia de Ronaldo con los Balones de Oro no siempre ha sido bien vista. Quizá solo en 2008 cuando ganó el primero, con 23 años, jugando en el Manchester United. Luego vendrían cuatro años en los que Messi le hizo sentir que nació en la época equivocada. El cuarto Balón de Oro del argentino fue la hecatombe. Cristiano quedó tan despechado que cuando le marcó dos goles al Granada, en el siguiente partido, ni siquiera los festejó. “Sabemos que no le gusta perder ni a las canicas”, dijo en un documental su ex compañero de equipo, Arbeloa.
En 2013, finalmente, recibió la segunda bola dorada, entre lágrimas. “No ganó nada pero recibió todo”, dijo la prensa. En enero de 2015, tras conseguir la Décima y jugar la fase de grupos en el Mundial, consiguió el tercer Balón de Oro, con el 37,66% de los votos. Pero la prensa prefirió abordar su vida personal antes que el mérito deportivo, con titulares tipo “Cristiano Ronaldo llegó sin Irina Shayk” o “Cristiano ganó Balón de Oro pero perdió a su mejor trofeo”. En enero de 2016 perdió la oportunidad de empatar a Messi. En 2015, el Barcelona de Luis Enrique levantó el triplete (Liga, Copa del Rey y UCL) y fue fácil que el culé consiga el 41,33% de los votos.
Después de seis años, la revista France Football decidió separarse de la FIFA, por lo que cambiaron las reglas para este galardón: se adelantó la fecha, la decisión quedó en manos de periodistas, excluyendo a entrenadores y capitanes de selección; el vencedor fue elegido en una lista de 30 nombres y no de 23. Se eliminó la etapa intermedia para mencionar a los tres finalistas (pero siempre se habló de Cristiano, Messi y Griezmann, todos de equipos españoles) y también la ceremonia de premiación. El nuevo mejor del mundo se anunciaría en la web del medio francés y aparecería en la portada de la revista. Se especulaba que por estos cambios, Griezmann podría ser el outsider, que con el voto de los periodistas franceses terminaría la era Messi-CR7, que ya empieza a aburrir.
Cristiano recibió “la noticia” en Japón, país donde jugará el Mundial de Clubes. No es un secreto que este cuarto Balón de Oro se debe, principalmente, al fracaso de Messi en la final de la Copa América. El fallo se basó en los títulos, por lo tanto, el mérito que más pesa es la Euro 2016. Pero también es el renacer de su equipo con la firma de Zidane: dos UCL en tres temporadas, después de una sequía que duró 12 años. La decisión de France Football es muy criticada, incluso hay quienes piensan que es el Balón de Oro más injusto de la historia, entre otras cosas, porque Messi tuvo doblete (Liga y Copa del Rey); mientras que CR7 no fue protagonista en las finales como Éder y Sergio Ramos. Individualmente, los números favorecen más al argentino, máximo goleador y asistente del año. A esto, hay que sumarle un inicio de temporada 2016-2017 bastante pobre para Cristiano y la noticia que Football Leaks reveló hace poco sobre un supuesto desvío de 150 millones de euros.
Sus compañeros de equipo, Toni Kroos y Luka Modric, quedaron en el puesto 17, Gareth Bale en el 6. Y Sergio Ramos quedó fuera del top de los más votados contra todo pronóstico. Sus compañeros de selección, Rui Patricio y Pepe, aparecieron en puesto 12, y 9, respectivamente.
A Oliver Kahn también le molesta ese cuerpo de Adonis superstar. “Últimamente veo más los abdominales de Cristiano Ronaldo que los pechos de mi mujer”, dijo, a propósito de la exagerada celebración del Real Madrid, tras ganar el Clásico. Es que Cristiano ha pasado el 2016 provocando a sus detractores con festejos en calzoncillos, con salto y giro, tipo maniquí o con un gesto pensativo delante de la cámara. Bien pueda porque es el máximo goleador de la historia del Madrid con 367 goles; una racha que empezó con un penal frente a Liga de Quito, por la Copa de la Paz, en julio 2009.
El 12 de diciembre, France Football le ha servido un banquete a Carlin, para que afile una nueva diatriba. La renovación con el Real Madrid hasta 2021 compromete a Cristiano a por el quinto, el sexto… los que avance. Pero aunque él no lo sienta, ya le pesan los años. Así que periodistas o no, los detractores de CR7 pueden respirar tranquilos; la probabilidad de que se quede con estos cuatro balones de oro es muy alta.