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Crisis creativa

Una crisis tiene aristas inimaginables. Una crisis creativa puede ser producto de una de ellas. Daniel Orejuela dice las cosas #SinTantaVuelta y lo hace desde el vacío. Precisamente desde donde nacen las cosas importantes. Así nos llegan los temas de discusión en el café, en la esquina, en el barrio, en la sala de la casa de los panas, sin tanta vuelta. ¡Bienvenidos a leerlo!

© Matt Groening

#SinTantaVuelta

Por Daniel Orejuela / @daniel_orejuela

Tengo lo que llaman una crisis creativa. No escribo hace rato. Bueno, de que hay crisis, hay crisis. A mí, como a muchos otros, también me falta billete, pero eso no es novedad. Es que pasa tanto y tan rápido que no le dan chance a uno de decir nada.

Colombia firmó la paz, pero no como tantas otras veces. Dicen que esta es la definitiva. Yo me puse a pensar: ¿qué va a pasar? ¿A quién le venderán el país? Las transnacionales, la minería, la palma… ¿Y ahora? ¿Qué va a pasar con los extensos territorios que cuidaba la guerrilla? Bueno, no es tiempo para suspicacias. Me alegro y mucho por el hermano país.

Luego, lo de los cubanos que estaban haciendo campamento, primero afuera de la embajada de México en Quito, luego en el parque La Carolina, y después en el parque El Arbolito. Terminaron deportados algunos. Sinceramente, no terminó nada. No creo que el problema de la movilidad humana, el tráfico de personas y sobre todo el descontento de la gente queden ahí. El otro día conversaba con un cubano nacionalizado en Ecuador: “Si ellos no vinieron para quedarse aquí, asere, ¿pol qué le piden al gobierno de este país que les ayude a irse a otra parte? –me decía–. Están pidiendo que el gobierno de este país participe del tráfico de personas. Ahí hay gente que tiene su negocio en esto.” Bueno, el tema se convirtió en comidilla política de otros que tienen su negocio en lo que piense usté o en lo que piense yo.

Hablando de eso, este año de crisis económica se viene sabroso, porque además es año preelectoral. La cantaleta política se va a poner a todo dar. Los canales de televisión, la señora de rulos que repite, las redes sociales, los taxistas, los chismosos, los dizque revolucionarios… hasta los que nunca dicen nada le van a dar como bombo en fiesta a las noticias –comprobadas y no– de corrupción, de defensa del sistema, etc. Dimes y diretes de los que viven los señores que se dedican a este lucroso negocio de la política.

Para muchos políticos, esto de que llegan a un cargo de elección popular para servir es cuento. Su negocio es llegar, y ya que se está acabando la teta, no van a dejar pasar la oportunidad de llevar alguito. ¿No ve que ese es su negocio? Para los que no alcanzaron teta, es el momento de desenmascarar a los que sí para lograr que los saquen y así hacerse de un puestito en las próximas elecciones, ¿no ve que ya les toca? Hay algunos que llevan muchos años en la Asamblea, en alguna alcaldía, en una prefectura… y no han hecho nada. Pero, bueno, la memoria es frágil y de eso viven… Pobrecitos.

Yo sigo con mi crisis creativa. Ya le dije que se iba a poner buena la cantaleta política. Si tuviese un poco más de imaginación, le escribiría sobre hadas y duendes (que a fin de cuentas también son mentira, aunque no se los vendería como si fueran verdad, tal como hacen los señores que negocian con la política), pero no puedo.

Veamos el lado positivo: escribo corto.


Daniel Orejuela Flores es un guayaco del 75. Productor musical de oficio, ingeniero de sonido de necio y escritor de repente. Ha vivido más de la mitad de su vida fuera del Ecuador, sin embargo, ha tratado siempre de mantener el contacto con el país y su acontecer político, social y cultural y ahora, de vuelta, reside en Quito.