Antes de la primera vuelta electoral en Ecuador, cinco de cada 10 publicaciones de las más populares en redes sociales fueron generadas y amplificadas por usuarios falsos manejados por bots.
Según la plataforma Go Social Suite, entre el 5 y el 20 de enero pasados, el 60,8 % de los contenidos relacionados con la candidata Luisa González en redes sociales fueron obra de bots o posibles bots mientras los contenidos sobre el candidato presidente, Daniel Noboa, alcanzaron el 57,7 %.
Por Paola Carrillo / @pao_cvi
Las conversaciones en redes sociales determinan buena parte del comportamiento de las sociedades y muchas veces logran influir en las decisiones colectivas afectando profundamente a las estructuras democráticas. En épocas electorales, la mayoría de políticos apuntan a manipular mensajes mediante técnicas que falsean la realidad para simular impacto masivo y forzar así a los electores a adherirse a las posturas que lucen falsamente como las más aceptadas. Se trata de lo que los especialistas llaman sesgo de arrastre, una tendencia a hacer o a creer en algo solamente porque muchas personas lo hacen o creen en eso.
En Ecuador, durante la semana previa al día de las votaciones en primera vuelta, el pasado domingo 9 de febrero, las narrativas más populares en la esfera virtual provinieron de figuras políticas aupadas por cientos o miles de cuentas en redes sociales, sin embargo, un alto porcentaje de esas cuentas fue activado por bots.
En colaboración con el Observatorio de Comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (Odecom) y la herramienta de análisis de redes sociales Go Social Suite, analizamos las conversaciones digitales que se generaron y se amplificaron en las cinco redes sociales más populares en Ecuador durante ese período cercano a la jornada de votaciones. Estudiamos el comportamiento de usuarios en X, Instagram, Facebook, YouTube y TikTok asociado a las etiquetas más posicionadas: #revivirEcuador, #correanuncamas, #noboanuncamas, #correaesmaduro y #Luisaborracha.
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El 50% del contenido fue publicado por cuentas bot
De los 77 mil posteos que se publicaron con las palabras clave elegidas para este análisis, la mitad fue generada por usuarios con comportamientos bot.
Un bot es una aplicación de software que imita la conducta humana y realiza tareas de forma automática y repetitiva pero mucho más rápidamente. Un bot se puede programar para que publique decenas, miles o millones de posteos en cortos períodos, algo que un solo ser humano sería incapaz de hacer.
En este caso, para identificar cuentas bot, la herramienta Go Social Suite las analiza y las califica sobre 5 puntos. Mientras más puntaje tiene una cuenta es más probable que sea un bot, pues su comportamiento no coincide con el de una persona real en parámetros de antigüedad, interacciones y publicaciones propias.
De acuerdo con esta metodología, el 30% de las cuentas analizadas resultó ser bot con toda certeza, mientras que el 20% de esas cuentas mostró alta probabilidad de serlo.
Esta dinámica en redes sociales no es reciente. Desde 2016, los científicos informáticos trabajan en proyectos como Political Bots (bots políticos), para demostrar que la propaganda computacional con bots es “una forma de manipular a los ciudadanos”.
En Ecuador esto tampoco es nuevo. En junio de 2020, explotó el caso de Estraterra, una red camuflada como empresa de relaciones públicas, que manejaba cuentas falsas para influir en campañas políticas de Latinoamérica. Sus operaciones se revelaron porque Facebook bloqueó 41 cuentas de usuario y 56 perfiles de Instagram que tenían comportamientos de bots.
La empresa operaba desde Ecuador y Canadá y estaba registrada a nombre de Roberto Wohlgemuth, exfuncionario del Consejo de Regulación y Desarrollo de la Información y Comunicación (Cordicom) y de la Secretaría Nacional de la Administración Pública, durante el gobierno del expresidente Rafael Correa.
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Rafael Correa y Luisa González fueron los que más influyeron
En el ranking de los usuarios que más movieron la conversación sobre estos temas en X, el exmandatario Rafael Correa ocupó el primer lugar, con una audiencia estimada de 1’162.317.
Entre los 20 primeros lugares del ranking de usuarios que más publicaron sobre estos temas en todas las redes sociales estuvieron Rafael Correa, Luisa González, Jorge Glas, Andrés Arauz y el exministro de Interior de ese régimen, José Serrano.





15 000 usuarios hablaron y 55 millones escucharon
Según Jorge Cruz, investigador del Odecom, la relación entre la cantidad de cuentas que generaron el contenido y las que vieron e interactuaron muestra que, en esta búsqueda específica, el uso de las palabras clave fue exitoso para colarse en las conversaciones que generaron tendencia. Es decir que quienes causaron mayor impacto con sus discursos y campaña política usaron estas y otras narrativas similares.
El hashtag que más publicaciones tuvo fue #RevivirEcuador, seguido por #Noboanuncamás.

En las publicaciones con las palabras clave de la búsqueda hubo 4 millones de Me gusta, 272.400 comentarios y 444.800 compartidos.

El discurso de odio aumentó el día de las elecciones
El domingo 9 de febrero, día de las elecciones, el discurso de odio en las publicaciones sobre estos temas llegó a su pico más alto. 4 de cada 10 publicaciones contenían mensajes negativos por su carácter agresivo y violento.
Jorge Cruz explica que el discurso político actual tiende al ataque en contra de los adversarios. Muchas veces es negativo para reforzar algo positivo o es positivo para reforzar algo negativo. Estos resultados -más que mostrar una narrativa en contra o a favor de alguien en particular- revelan que los posteos incluyeron más palabras y más construcciones negativas que positivas.

“El discurso de odio usa una retórica divisoria, discriminatoria y que llama a la violencia contra otros grupos sociales, vistos como enemigos a destruir”, dice Byron Andino Veloz, docente de Comunicación en la Escuela Politécnica Nacional e investigador de culturas digitales. A pesar de que estas formas de comunicación existen desde hace décadas, en la actualidad “se propagan y expanden instantáneamente mediante los denominados enjambres digitales en las plataformas y redes”, agrega.
En época electoral, según Andino, “los discursos de odio son tomados como arma estratégica para buscar réditos políticos; lo malo es que cada vez parecen normalizarse”. Desde su perspectiva, en Ecuador, “estos son alimentados por el clima de polarización y las discriminaciones estructurales”.
La violencia estatal como insumo de campaña
Entre los hashtags que circularon con fines políticos, además de las etiquetas analizadas, estuvieron #loscuatrodeguayaquilecuador y #desapariciónforzada, con más de 2 mil publicaciones, con el propósito de mantener viva la discusión sobre el asesinato de los niños Josué, Ismael, Saúl y Steven, luego de que fueran detenidos ilegalmente en Guayaquil y maltratados por miembros de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, el pasado diciembre de 2024.
A pesar de que no tuvieron un alto número de publicaciones, Cruz destaca que su aparición en la nube de palabras muestra que estos temas se colaron también en la campaña política. Aunque era predecible que el hecho estuviera en la discusión pública, el analista hace alusión al uso de acciones cometidas por cualquier contendor político con el fin de incorporarlas en las narrativas de una campaña basada en la agresión y no en la propuesta de gobierno.
Según se describe en el libro ¿Cómo diseñar campañas políticas exitosas? Una mirada estratégica a las campañas ganadoras de los últimos tiempos, publicado por Ciespal en 2012, estas estrategias, que ponen la atención en las denuncias y escándalos como principal foco de atención para derrotar al rival, se presentaron en procesos electorales en todo el mundo. En ese estudio, Carlos Galeas de la Vega aseguraba que el activismo como una acción política «no siempre pasa por los canales estrictamente institucionales, más bien se desenvuelve en los márgenes donde la gente encuentra en la ‘remezcla de medíos’ la base para poder protestar». Doce años después, la promesa de democratizar la vida pública mediante el uso de las redes sociales se ha transformado en uno de los dispositivos más eficaces para derruir los cimientos del estado de derecho y del necesario control al poder.
Riesgos para la democracia
“La ciudadanía vota con el corazón y con el hígado. Por lo que ama y por lo que odia”, dice Andrés Jaramillo, docente y estratega de comunicación, cuando analiza los comportamientos que predominaron en redes sociales durante la primera vuelta de las últimas elecciones presidenciales en Ecuador.
Por esto, para él, estas dinámicas influyen en los procesos electorales y son “un gran riesgo para la democracia” porque “alientan la desinformación y el odio, polarizan, dividen, manipulan y van en contracorriente de todo lo que implicaría un voto informado y consciente”.
Así, lo que en algún momento posicionó a X como una red social para el debate de ideas, ahora “por los algoritmos y políticas favorece a la existencia de cuentas automatizadas y a un ambiente tóxico y violento”, dice el experto, quien además añade que por estas razones las personas prefieren redes sociales como TikTok, donde no se permite la publicidad política.
Sin embargo, según Jaramillo, esto tampoco beneficia a la democracia porque “se pierde la confianza en las instituciones, en los actores políticos y en la misma política”. Más en un contexto en el que “ya no importa lo que gastes en la campaña offline porque ahora la capacidad de invertir en campañas millonarias online define las elecciones”.
En la primera vuelta de estas elecciones, dos de los candidatos que más invirtieron fueron, precisamente, quienes pasaron a segunda vuelta: Daniel Noboa y Luisa González.
