#SinTantaVuelta
Por Daniel Orejuela
¿Se han fijado en lo flexible que es nuestro idioma? Hay una palabra que me llama mucho la atención por su capacidad de representar el pasado, el presente y el futuro. Ahorita. Analicemos, entonces, su ductibilidad en el tiempo.
–¿Cuándo llegaste?
–Ahorita.
(Es decir, no hace mucho).
–¿Cuándo sucedió?
–Ahorita.
(En este caso, puede haber sucedido hace un par de segundos, hace una hora, hace unos meses o incluso unos cuantos años atrás).
La medida del tiempo depende mucho de la magnitud del evento y de la creatividad de quien utiliza esta palabra. Por ejemplo, el choque de ahorita es el de hace unos minutos y el terremoto de ahorita puede ser el de hace algunos meses o años.
En el presente, ahorita viene por lo general acompañada de un imperativo tácito, y por ende es más seria la cosa. Se utiliza con un cierto tono que no conoce amistades ni ñañerías.
–¡Me lo traes ahorita!
(Quiere decir: ¡Ya! ¡De una, Mariluna (o en inglés “de wan merimún”)! ¡En este mismo instante, sin prórroga! Y sin hacerse el gil).
Claro, todos sabemos que el presente presente no existe. O es lo único que existe. Apenas pensamos en él ya se vuelve pasado. En todo caso, ahorita es el término que más le pisa los talones. En otras palabras utilizamos ahorita a sabiendas de que nos referimos a un futuro, pero al más próximo posible: el inalcanzable presente.
En el futuro –siendo el tiempo más incierto y a la vez el más tangible– es en donde mejor se maneja ahorita. Esta palabra se vuelve un comodín de chicle más efectivo incluso que en el pasado:
–¡Ahorita vengo!
(Puede significar inmediatamente, pronto, en unos segundos, minutos, horas, años o nunca).
Lo cómico del asunto es que los interlocutores saben exactamente a qué lapso nos referimos cuando usamos o escuchamos la dichosa palabra. Ni siquiera importa la cantidad de tis que pongamos a la palabra. Es así que:
–Ahorititita llego
(Puede representar muy diversos períodos, todo depende de quién lo diga).
Por ejemplo, cuando por aquí dicen ahorita, puede significar cualquier cosa. Cuando dicen ahorita mismo ya es motivo de preocupación. Por suerte, a veces dicen: la próxima semana, lo que por regla general quiere decir nunca.
A propósito ahorita que es justo cuando usted lee y yo escribo ya llegamos al final.
Daniel Orejuela Flores es un guayaco del 75. Productor musical de oficio, ingeniero de sonido de necio y escritor de repente. Ha vivido más de la mitad de su vida fuera del Ecuador, sin embargo, ha tratado siempre de mantener el contacto con el país y su acontecer político, social y cultural y ahora, de vuelta, reside en Quito.