Por: La Barra Espaciadora
Por fin esta campaña electoral tan turra está por terminar, y si algo novedoso nos ha dejado es verlo a usted, Presidente, tan nervioso y desesperado por primera vez en siete años. Y más aún siendo el más bacán de toda la jorga.
Es que usted nunca imaginó que las cosas se le iban a poner tan cuesta arriba, ¿verdad? Pero usted, con todo respeto, Presidente, es el mayor responsable de lo que está pasando. ¿Por qué empecinarse en que Augusto Barrera sea reelecto como alcalde de Quito? ¿No cabía pensar en otra opción, siendo consciente de que una buena parte de los quiteños ya se cansaron del Augusto? Pero claro, debía repetir la fórmula esperanzado en que su propia aceptación popular iba a arrastrar a sus otros candidatos, dando a entender a los electores que ellos solitos no pueden. Como si siempre les hiciera falta que el más bacán de la jorga les eche una mano…
No, Presidente, uno debe saber hasta dónde estira las piernas debajo de las sábanas. Quito es una ciudad compleja y a nadie le gustaría tener como representante a un personaje que tiene que ser defendido por otro más fuerte.
Este error no es endosable, ¡no! Es usted, señor Presidente, el único responsable.
Gane Barrera o gane Rodas el próximo domingo, esperamos que usted aprenda esta lección. No crea que tiene la verdad absoluta, no es usted ese Dios Todopoderoso al que suele nombrar. Usted es de carne y hueso y, por tanto, falible. Sería una verdadera revolución que usted comenzara a escuchar y a entender a sus mandantes con humildad. ¿Cree que es justo gastar nuestro dinero en una campaña de este calibre por una metedura de pata suya? ¿Cree que es de demócratas el despilfarro sin que nadie se lo reclame?
Presidente, con todo respeto, aprenda de sus errores y no nos cargue a todos en ellos. Y, por favor, no se beba nuestro dinero, el dinero de nuestros hijos y el de los suyos, para financiar los caprichos del más bacán de la jorga.