¿Qué sentido tiene hacer periodismo en el Ecuador? Esta pregunta nos la hacemos muchos periodistas en pleno ejercicio y otros tantos futuros profesionales
¡Tiene todo el sentido del mundo, sin duda! Porque el periodismo no es una profesión regida por la rutina. Porque el periodismo es, sobre todo, un oficio hecho con la médula de la vocación. Porque el periodismo es, en esencia, una herramienta fundamental para contar las historias que produce una sociedad y relatar eso que no se ve a simple vista.
Como en otras épocas se impone hoy también la idea de que el periodismo es una herramienta para avivar la disputa política y tomar partido en nombre de la libertad de expresión. ¡Nada más engañoso y lejano a la esencia del oficio! Por eso, renovamos nuestra declaración de principios y reiteramos que esa no será jamás la motivación para el trabajo de La Barra Espaciadora, así como no lo es, ni lo será jamás, para la labor de los periodistas formados en la ética y en la mística de este oficio. En un año como este, con más pasiones políticas a la vista, tenemos el reto de demostrar independencia y alineamiento tan solo con esos principios deontológicos que guían la labor. Sabemos con seguridad que saldremos por nuestros fueros y defenderemos el ejercicio por sobre los mezquinos intereses de quienes quieren convertirlo en una herramienta de sus conveniencias. No interesa si los periodistas nos situamos ideológicamente en la izquierda o en la derecha, si no tenemos una postura política predominante o si esa preferencia ideológico-política determina nuestras agendas; no se trata de distinguir entre militantes y no militantes: el periodismo ecuatoriano debe pugnar porque en el ejercicio cotidiano prevalezcan esos derroteros incólumes que han movido desde siempre las ideas y las palabras, más allá de las banderas y los números de las listas.
Los medios tradicionales defenderán sus intereses económicos, políticos o ambos, como sucede en todo el mundo, mientras los periodistas continuaremos haciendo honor al oficio sin importar dónde, y apuntaremos hacia la misma dirección: la del bienestar común.