Por Pedro Donoso Müller / @pedrodonoso80
Las cifras oficiales en el Ecuador de inicios del 2022 nos gritan al oído que se asesina a 3 guayasenses, en promedio, por día. Unos 150.000 niños, niñas y adolescentes dejaron la escuela y más de 9.000 se quedaron huérfanos por causa de la pandemia. Los suicidios aumentaron en un 17% en el último trimestre del 2021; y 197 mujeres fueron víctimas de femicidio. A eso se suma la muerte de 27 personas a causa del aluvión sucedido hace pocos días en un barrio del sector noroccidental de Quito. A finales de enero, una rotura en una tubería de transporte de petróleo provocó contaminación en importantes ríos de la Amazonía como el Coca y el Napo; y cuatro cantones de la Sierra Centro han sufrido severos daños en su sistema de vialidad e inundaciones a consecuencia de una infraestructura que no soporta la época invernal.
Cuando cosas como estás ocurren, el país se enluta y las portadas de los medios se llenan de sucesos; pero, aunque los hechos se repiten año tras año, mes tras mes, hay una especie de espiral de amnesia coyuntural. Cada tragedia hace que olvidemos la anterior, cada tragedia es vista como un evento puntual y no como un fenómeno general. Tal es la cantidad de desventuras que vivimos que ya el debate se ha vaciado de concepto; y, peligrosamente, una nueva narrativa se avizora cuando se trata de hablar de estos hechos: que despoliticemos las tragedias nos piden, justo cuando más escrutinio al poder se requiere.
Necesitamos que sea la política la que cuestione cuántos recursos destina el Municipio de Quito a la recuperación ambiental de las quebradas -dicho sea de paso, en el Plan Operativo Anual del 2020 este rubro representó menos del 2% del presupuesto destinado al área de ambiente.
Necesitamos cuestionarnos por qué la salud no es un rubro prioritario en los planes, programas y proyectos del Estado. Luego de dos años de evidenciar la enorme importancia de contar con sistemas de atención de salud robustos, ¿no es acaso preciso preguntarnos por qué de los USD 33.000 millones que componen el Presupuesto General del Estado para 2022, apenas el 1,6%, es decir, USD 559 millones, están destinados para este sector?
Es la política la que debe debatir estos hechos para convertirlos en fenómenos y en memoria. Es por medio de la reflexión política que los sucesos se conceptualizan y la activación social que surge a causa de la indignación se materializa o concreta en acciones que conlleven resultados.
Cuando nos olvidamos u obviamos la discusión en clave política, la tragedia que vive el cantón Zaruma, provocada por años de falta de decisiones sobre la minería, se olvida por el último derrame que afectó al río Coca; la contaminación a causa del crudo vertido se olvida por el aluvión de La Gasca y La Comuna en Quito. Y así, las cosas en Ecuador pasan sin que pasemos por ellas, se quedan como un remanente de acciones individualizadas de una sociedad que aporta pero que no reflexiona, que dona y se moviliza en la emergencia -lo cual se reconoce- pero que olvida y a la final cuenta los desastres y sus muertos como si contara una anécdota.
Y quizás esa sea la mayor de las tragedias.
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Pedro Donoso Müller es director general del Gabinete Estratégico ICARE. Licenciado en Ciencias Políticas y Jurídicas. Abogado y Doctor en Jurisprudencia. Experto en administración de crisis y análisis de contexto político.
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