Por María del Pilar Cobo González / @palabrasyhechos
Hace cinco años tomé una de las decisiones más importantes de mi vida: dejar de trabajar a tiempo completo para otras personas. No fue una decisión sencilla. ¿Cómo vas a vivir?, ¿cómo vas a pagar el arriendo?, ¿podrás sacar préstamos?, ¿qué pasa si no consigues trabajo? Esas eran algunas de las preguntas que me hacían mis amigos y mis familiares, con genuina preocupación, y que, en el fondo también me hacía yo. Lo que sucede es que dejar la zona de confort de un trabajo estable y un sueldo fijo todos los meses en tu cuenta puede asustar a cualquiera. A mí me asustó, pero decidí que quería tener una vida y salir de los muros que me cercaban; que quería, necesitaba, ver el sol y el mundo, y explorar nuevas posibilidades en mi carrera.
Curiosamente, la única persona que entendió y apoyó mi decisión de dejar de ser una asalariada fue mi jefe de ese entonces. Cuando entré a su oficina para presentarle mi renuncia, me felicitó por dejar al fin la zona de confort. Fue un poco decepcionante su reacción, al menos al principio, porque yo esperaba alguna frase del tipo “no te vayas, eres muy importante para el periódico”, pero luego me alegró mucho que alguien se diera cuenta de que ese era el mejor camino que podía tomar. Y, la verdad, no me arrepiento de haber tomado ese camino, pues cada paso me ha ayudado a reafirmar que nací para ser freelance. Obviamente, he tenido la suerte de que muchas cosas marchen a mi favor, como el hecho de que es una decisión que solo me afecta a mí o que mis actividades se presten para esta modalidad de trabajo, pero creo que con un poco de disciplina y de amor al riesgo, es una opción que cualquiera podría considerar.
Lo que viene a continuación son algunos de los beneficios y responsabilidades de ser freelance; quién sabe y tal vez les convenza y se atrevan a dejar la zona de confort del sueldo seguro y el trabajo estable.
1.- Manejas tu agenda
Lo mejor de ser freelance es que puedes manejar tus tiempos. No debes estar ocho horas (como mínimo) metido en una oficina ni timbrar a horas exactísimas. Cuando trabajas por tu cuenta tú decides cuántas horas trabajas al día, cuántos días a la semana y cómo distribuyes ese tiempo. Esto tampoco quiere decir que pases de vago y trabajes menos. Cuando uno es freelance muchas veces trabaja más de ocho horas, por las noches o los fines de semana, todo depende de la carga laboral que tengas. Hace poco vi en el Facebook una frase que decía: “Las dos cosas más difíciles para el freelance: empezar a trabajar y dejar de trabajar”, y es absolutamente cierta, porque, si bien debes tener disciplina para empezar a trabajar, también debes tenerla para dejar una actividad y hacer otras cosas que son importantes para tu vida.
2.- Ves el sol
Durante casi diez años fui correctora de textos en periódicos y era un trabajo que me gustaba mucho pero casi no veía el sol. Parece trágico, pero era así, el trabajo era tan demandante (y las condiciones tampoco eran óptimas) que tenía poco tiempo para levantarme, respirar y mirar el sol (aparte no había ventanas en mis oficinas). No hay nada como poder disfrutar de una mañana soleada si te apetece, salir a caminar por la tarde, hacer una larga sobremesa después de almorzar con un amigo o tomarte vacaciones en medio de la semana. Esto es lo que más me gusta de ser freelance: saber que atrás de los muros hay vida y poder ser parte de ella.
3.- Decides dónde trabajar
Por lo general, cuando uno es freelance trabaja desde su casa, pero también puedes escoger a dónde quieres ir para concentrarte mejor. Puedes ir a una cafetería, a una biblioteca, a una librería, a otra casa, al parque… en fin, hay muchas opciones. También, si quieres y si te organizas, y si la actividad que haces lo permite, puedes trabajar desde cualquier parte del mundo. Afortunadamente, la tecnología es una gran aliada del freelance y con Skype, correo electrónico y todos los ‘gadgets’ y ‘apps’ de los que disponemos, se puede trabajar desde donde sea.
4.-Todos los beneficios son para ti
Y también todas las responsabilidades. Es muy bueno saber que todos los beneficios económicos de tu trabajo van para tu cuenta y no para la de otros. Tú puedes establecer tus tarifas y reconsiderarlas, así como decidir en qué inviertes tu plata. Claro que también debes tener mucho cuidado y pensar siempre en las épocas de vacas flacas, porque si algo tiene esto de ser freelance es que tu economía tiende a ser fluctuante, a veces hay y otras veces no, hasta que aprendes la lección y administras tus ganancias considerando estas subidas y bajadas. También es tu responsabilidad atender todas las obligaciones con el Estado, pagar a tiempo tus impuestos y estar al día con tus deudas. Si bien no ganas décimos o no tienes otros beneficios que sí tienen los trabajadores bajo dependencia, saber que no estás llenando el bolsillo de otros es una gran recompensa.
5.- Eres tu empresa
Quizá una de las cosas que más cuestan de ser freelance es la de buscar clientes… y conservarlos. Al ser tú tu propia empresa debes tener mucha paciencia a la hora de buscar trabajo, porque seguramente hay varias personas que hacen la misma actividad, e incluso por tarifas más bajas. Es indispensable conocer bien el mercado para saber en dónde ofrecer tus servicios, y, una vez que encuentras un buen cliente, hacer bien tu trabajo para que siga confiándote otros proyectos. Y pensar siempre que esos clientes te pueden remitir a otros clientes. Cuando trabajas para una empresa, son otros los que se encargan de conseguir clientes y de lograr fidelidad de su parte, pero cuando emprendes algo tú solo, esa es tu responsabilidad.
6.- Conoces a mucha gente
Al no restringirse tu labor a una oficina, donde ves todo el tiempo a las mismas personas, cuando eres freelance tienes la oportunidad de conocer a muchas personas, en diferentes ámbitos. Como manejas tu tiempo, te es posible, por ejemplo, matricularte en algún curso o asistir a un congreso donde conocerás gente que esté en tu misma onda y de la que puedes aprender muchísimo. También, como trabajas en varios frentes, puedes conocer a personas con distintas ocupaciones y visiones, hacer amigos, e, incluso, contactar a potenciales clientes.
7.- Haces lo que te gusta
Es maravilloso que a uno le paguen por hacer lo que le gusta. Cuando trabajas por tu cuenta puedes disfrutar mucho más de cada actividad porque, aparte de la motivación del dinero, está la motivación de aprovechar a diario tus conocimientos y tus dones.
8.- Descubres nuevas posibilidades
En lugar de hacer todos los días lo mismo, al trabajar independientemente tienes la oportunidad de ampliar tus horizontes y prácticamente no hay límites. Además, estás muy al tanto de lo que busca el mercado y te capacitas constantemente; de hecho, uno de los retos más importantes del freelance es capacitarse y actualizarse todo el tiempo, pues si te quedas, la competencia te come. Puede que tu actividad principal sea una (en mi caso, la corrección de textos), pero hay otras muchas que se derivan de esta (en mi caso, nuevamente, talleres, edición, manejo de redes sociales, escritura de artículos y otras más). Otra ventaja es que, como no tienes que cumplir un proceso para ascender, decides a qué te dedicas y cómo, sin que tengan que pasar años para poder hacer al fin lo que siempre quisiste.
9.- Puedes escoger en qué quieres trabajar y establecer prioridades
Sobre todo cuando ya tienes experiencia en tu campo, puedes escoger los proyectos que te gustan y dejar de lado los que no, especialmente porque ya has probado y sabes que hay cosas que no valen la pena. Obviamente, hay ocasiones en las que tienes que comer y te toca hacer algo que no te encanta (corregir tesis de grado, en mi caso). Además, puedes priorizar tus actividades porque la mayoría de veces eres tú quien establece las condiciones.
Al hacer tú todas las actividades de la empresa (desde gerente hasta secretaria), te vas dando cuenta de tus potencialidades y eres muy consciente de cuánto te ha costado llegar a donde has llegado. Tienes la potestad de no aceptar malas condiciones de trabajo, de hacer oír tu voz y darte a conocer.
Estas son para mí las grandes ventajas de ser freelance; obviamente esto no es para todos, pues hay gente que se acomoda mejor en un trabajo estable y es feliz. De hecho, ser feliz es la clave.
Me encanto tu artículo..
¡Excelente tu texto!, muy motivador.
María del Pilar, buen artículo y me alegra que ahora estés viviendo. Mi vida también cambió desde el día que tomé la decisión de no buscar un empleo sino encontrar mi camino. Descubrir que hay vida más allá de los linderos de una empresa. Sumo otro aspecto positivo a tu lista: haces del miedo un estímulo para avanzar, y no una razón para seguir muriendo en vida.
Comparto lo que dices Ma. Del Pilar sobre todo los puntos 1, 2, 3 y 7. Yo soy «free» desde hace 4 años; sin embargo, para hablar de la otra cara de la moneda, hay cosas que siempre extraño, como la camaradería entre compañeros (lo cual se cultiva en un trabajo fijo); cosas que me hacen falta como los décimos de inicio de clases y de Navidad; y cosas que me disgustan, como el tener que destinar al menos dos o tres días (y no de la misma semana) para cobrar tus honorarios: uno para dejar la factura, otro para retirar el cheque (puede tomar hasta seis
semanas), otro para retirar la retención y a veces otro para que te digan aún no sale vuelva el lunes…
Pero, de manera general, nada como manejar tu agenda para trabajar, estudiar, descansar, darte tus vacaciones libremente; ganar tanto como trabajas (a veces medio tiempo y a veces tiempo y medio) y sobre todo hacer o darte tiempo para alcanzar a hacer todo lo que te gusta.
Saludos!!