Por Daniel Orejuela / @danielorejuela
Si usted produce y vende papas, le gustaría que haya una fiesta, o varias al año en donde se consuman hartas papas. Así mismo se alegran en España los productores de tomates cuando al año hacen una fiesta de pueblo en donde se agarran a tomatazos. Me imagino que quienes producen armas se alegran con las guerras. Pienso, cada bala que se dispara, cada juguete que se destruye, tendrán alguien que lo haya producido. Negocio, como todo. Los seres humanos hemos decidido que eso está bien y es digno de imitar. Ser bueno en los negocios, ser acomodado, tener más que otros, para eso sirve esta vida, ¿no?
Negocio también es, por ejemplo, invertir un par de millones de dólares, dárselos a la gente correcta y ganar un campeonato mundial de fútbol. Al final, eso se recupera rápido y muy bien. Piense un ratito conmigo en los derechos de transmisión de los partidos que pasan en todo el planeta. Piense en lo que está dispuesto a pagar alguien que quiere posicionar su producto en todas las mentes que ven ese partido. Bastante, ¿no?
Bueno, ¿pa’ que pensamos en tantos millones usted y yo, si no nos afecta? Eso es para los sapos de la FIFA, los países corruptos como dizque Alemania y los que saben hacer negocios.
Alemania, dicen. ¿Cómo puede ser eso? Si en ese país está la sede de Transparencia Internacional, la institución que dice, según la percepción de los ciudadanos ilustres, dueños de empresas exitosas, qué tan corrupto es un país.
Antes no era así, dicen. ¿De dónde habrá salido esa idea de que todo es negocio? Yo he sabido de gente que por negocio vende hasta el cuerpo o a la mamá. Se mata por dinero, se deja de vivir por dinero, se vende hasta el alma. ¿Y para qué? Para acumular cosas que, cuando morimos, todas se quedan aquí. Cuando uno se muere no se lleva nada. ¡Aaah!, pero le queda a los hijos y a los seres queridos, entonces, ¿por qué hay gente que por acumular dinero y poder deja hasta el amor por la familia? ¿Por qué no se disfruta de este amor en vida? ¡Porque no es negocio!
En mi país, el Ecuador, parece no estar muy claro que la televisión privada es un negocio y que la televisión estatal es del Estado y no del gobierno. Claro, es que la privada nació primero, a diferencia de lo que ocurrió en otros lados. Buscando la causa de la enfermedad que acosa a nuestro planeta, di con mi misma especie y todavía no tengo claro si la televisión, el medio que imparte criterio y valores, es causa o síntoma.
Yo aprendí muchas cosas viendo tele. Me imagino que lo mismo les pasará a los que fuman y a los que asaltan. No por nada se habrán hecho esas producciones tan caras para vender cigarrillos y las películas de sabidos. De ahí la importancia de la televisión estatal, no solo como medio de información, sino también de formación. Porque al Estado, que es la representación de toooodos los ciudadanos de un país, le interesa –o debería interesarle– el bienestar de todos. El gobierno es, por lo general, un partido político, que se encarga de administrar las instituciones del Estado. Los partidos políticos, gobiernen o no, están conformados mayoritariamente por políticos. Y muchos políticos ven en su quehacer, como muchos de nosotros, un negocio. Entonces, una televisión estatal, administrada por políticos pertenecientes a un gobierno, muy difícilmente cumplirá con su rol en la sociedad, o al menos el que a muchos nos gustaría ver, es decir, el fiscalizador, los ojos de todos, los que están atentos a lo que se haga o se deje de hacer en las instituciones del Estado.
Ese rol ha quedado para –o se lo han atribuido– los medios de comunicación privados. Que son un negocio. La función informativa y formativa de la televisión, los diarios, las radios, agencias de noticias, etc., no es independiente. Lo que se produce o se cuenta es para crear audiencia y hacer negocio. Usted lo que quería es informarse de lo que pasa en su ciudad o en el resto mundo y termina teniendo la opinión de quién tiene el dinero para promocionar su negocio… Y hasta queda grabada en su mente la melodía del comercial de su marca. ¿Será que así nos volvimos una sociedad de consumo? ¿Será que así llegamos a donde llegamos? Está claro que la avaricia está llevando a nuestra especie a destruirnos unos a otros. ¿Será que lo que vemos en los medios de comunicación es causa o síntoma? ¿Será negocio destruir nuestro único planeta?
Daniel Orejuela Flores es un guayaco del 75. Productor musical de oficio, ingeniero de sonido de necio y escritor de repente. Ha vivido más de la mitad de su vida fuera del Ecuador, sin embargo, ha tratado siempre de mantener el contacto con el país y su acontecer político, social y cultural y ahora reside de nuevo en su país.